El Sevilla FC presenta su candidatura definitiva al descenso (1-0)
Se queda a cinco puntos de la quema, después de un partido donde jugó con uno menos una hora por polémica expulsión sobre Lukebakio
La polémica expulsión de Lukebakio que el árbitro no fue al VAR a comprobar
El Sevilla se ha empeñado en meterse en el peor lío de los últimos 25 años, justo el tiempo que ha tardado en tocar el cielo repetidas veces, para volver a ese pozo que parecía impensable no hace tanto. Y lo ha hecho ... por sus propios errores, unidos a esos imponderables del fútbol que pocas veces se pueden controlar, pero que a los sevillistas los deja siempre en la estacada. La expulsión de Lukebakio en el primer tiempo ante Osasuna, ya con el equipo por detrás en el marcador, fue de esas que le caen a los equipos que se van al hoyo. Que se protesta más por la desesperación del momento, que por el propio convencimiento de que nada hubiese sucedido. Porque Lukebakio, en el intento de quitarse a un defensor de encima, que le estaba haciendo falta clara, soltó los brazos para deshacer el agarrón del que estaba siendo objetivo, golpeando con el brazo a su marcador. El colegiado no dudó en sacarle la roja. Todo perdido. Un punto menos sobre el descenso y una jornada también menos. Cinco partidos. Cinco puntos. Sálvese quien pueda.
Y es que Joaquín Caparrós apostaba por un once revolucionario. El partido ante el Alavés le abrió un poco los ojos de lo que no debía hacer su Sevilla. Llevaba su sello, pero no demasiado. Sus extremos nunca desbordaban hacia fuera y sus laterales apenas tenían presencia, menos en el tramo final del choque. Apostó por dos niños de la casa como Juanlu y Hormigo. Trabajo, despliegue y centros al corazón del área. O esa era la idea, claro, ya que las funciones defensivas eran mayores que las ofensivas. En el área esperarían Lukebakio, Sow y Saúl cuando pudiera incorporarse. Sin delanteros puros. De dos a cero. Otra cosa no, pero Caparrós ha llegado a Sevilla para asumir riesgos en una situación más que comprometida. Otro asunto es si de verdad será capaz de cogerle el pulso al equipo, o lo va a terminar de hundir mientras comprende qué piezas son las más necesarias para sacar esa victoria que necesitan sus hombres.
Ficha Técnica
- CA Osasuna: Sergio Herrera; Areso, Boyomo, Catena (Bryan Zaragoza, 46'), Herrando, Bretones (Juan Cruz, 66'); Pablo Ibáñez (Iker Muñoz, 46'), Torró, Aimar Oroz; Rubén García (Kike Barja, 89') y Budimir (Arnaiz, 84').
- Sevilla FC: Nyland; Carmona (Suso, 78'), Badé, Kike Salas, Pedrosa; Juanlu, Agoumé, Saúl, Hormigo (García Pascual, 38'); Sow (Peque, 78') y Lukebakio.
- Gol: 1-0 (25') Rubén García.
- Árbitro: Cordero Vega (C. Cántabro). Expulsó a Lukebakio (32'). Amonestó a Catena, Pablo Ibáñez, Carmona, Bryan Zaragoza, Juanlu y Areso.
- Estadio: El Sadar.
El Sevilla salía con una personalidad diferente. Queriendo llevar el control del encuentro y jugar en campo rival. Tuvo un primer acercamiento gracias a un buen pase interior de Agoumé que Hormigo no supo aprovechar para acelerar un disparo desde la frontal golpeando con su tobillo. El canterano se movía como extremo izquierdo ocupando pasillos interiores, para ofrecerle la banda a Pedrosa. Poco a poco, ese dominio inicial sevillista se fue diluyendo, ganando Osasuna terreno y acercándose poco a poco a su portería. Se defendían bien los hombres de Caparrós, con poco colmillo por parte del equipo local. Sin embargo, a este Sevilla que todo le sale al revés no puede dejarle ni media oportunidad al rival que tenga delante. Hormigo, quien ya había reclamado un par de faltas leves, volvía a tirarse delante de Areso en un choque sin importancia. Esa recuperación de Osasuna provocó una falta inmediata de Saúl en el pico del área. Y Rubén García la clavó por la escuadra con un lanzamiento maravilloso. Se colocaba el Sevilla por detrás en el marcador, con un equipo que no sabe gestionar nada bien las desventajas ni los golpes.
La jugada decisiva
Y para golpes, la roja a Lukebakio. El belga trataba de marcharse de Catena cerca de la línea medular, con agarrón continuado del central sobre el sevillista y respuesta del número 11 al enganchón fue responder tratando de quitárselo de encima con un braceo que puede golpear en el defensor rojillo cerca del rostro. Cordero Vega no se lo pensó y le mostró la cartulina roja directa. El goleador del conjunto andaluz no se lo podía creer, mientras Joaquín Caparrós solicitaba la intervención del VAR. Pero no hubo manera de convencer a un colegiado que había visto un codazo sin intención de disputar la pelota. Le tocaba remar al Sevilla con uno menos durante más de una hora de partido con los alargues y por detrás en el marcador. La historia de terror ya estaba escrita. El Sevilla se iba a seguir hundiendo en El Sadar. Por sus propios errores y con una mano al cuello de esos elementos que siempre intervienen en el fútbol y, cuando te dan la espalda, son imposibles de darles la vuelta. Incluso el árbitro señaló una roja a Pablo Ibáñez por una falta sobre Sow, que terminó retirando tras avisarle el VAR. Había una patada por detrás, pero no la consideró tan peligrosa. El viento iba en contra del Sevilla. Sin más.
En el segundo periodo, ya con García Pascual en la hierba desde la expulsión de Lukebakio, Caparrós prefería no mover su banquillo en el descanso. Optaba por cerrarse e intentar aprovechar un balón que bajase el fornido delantero del filial. Osasuna controlaba, mientras los andaluces cruzaban los dedos esperando que llegase una ocasión de la nada, un balón parado que ayudase a igualar el encuentro. Y la tuvo en la cabeza de Agoumé. Saque de esquina mediado el segundo periodo y cabezazo del centrocampista francés libre de marca en el segundo palo. Era más fácil enviarla fuera que dentro de la portería. Ni eso le salía a un Sevilla al que le cuesta un mundo hacer un gol. Ya tampoco en Pamplona iba a gozar de esa pequeña dosis de fortuna tan esquiva en los últimos tiempos por Nervión. En otro córner, García Pascual volvía a conectar un remate a balón parado, pero le salía centrado.
El Sevilla se había acostumbrado a jugar con uno menos y quería avanzar en su presión, aunque un nuevo tanto de Osasuna lo podía dejar fuera de combate, con Caparrós pensándose sus cambios a 20 minutos del final. Cuando quedaban poco más de diez para el minuto 90, el técnico utrerano colocaba en el campo a Suso y Peque, dos de los hombres que mejor habían estado contra el Alavés. Una última bala por buscar un empate que sólo había rozado desde el balón parado. Bryan Zaragoza pudo firmar la sentencia con una jugada personal y disparo que se le marchó cerca del palo más alejado. La última, nuevamente desde un córner desde el perfil derecho, fue un cabezazo de Saúl sin saltar, que sacó Sergio Herrera en boca de gol. No le entraba la pelota a un Sevilla que había competido bien con diez, pero que no le daban para sumar. Ni siquiera Peque en el alargue supo conectar una última ocasión, que era bien clara. Cinco derrotas en los seis últimos partidos. La primera de Caparrós, quien no ha despertado a ese gigante más muerto que dormido. El Sevilla ha presentado su candidatura al descenso. A cinco puntos. Y la sensación de que no existe forma en este mundo para que sea capaz de ganar un partido.
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