El Sevilla de Almeyda empieza a carburar

Llegó la igualada en el último instante, cuando ya parecía que Bruno Vieira pitaría el final del partido, pero ese premio para el Sevilla era merecido y pudo haber llegado antes en un segundo tiempo en el que superó a su rival. Lukebakio, Isaac Romero o Kike Salas habían estado cerca del gol, lo que sí consiguió Vargas tras un pase atrás de Gabriel Suazo.

Precisamente, el buen estreno del lateral izquierdo chileno fue otra de las buenas noticias en el segundo amistoso de la pretemporada. Aseado con la pelota, profundo por la izquierda y con intensidad en la presión, la carta de presentación de Suazo fue positiva y apuntando todo lo que Antonio Cordón y el propio Almeyda esperan de él. La sociedad entre Suazo e Idumbo, que volvió a cuajar unos buenos minutos, le dio aire al Sevilla por la banda izquierda, dentro de ese 4-2-3-1 que volvió a colocar el entrenador argentino sobre el césped.

Es cierto que esa mejor versión del Sevilla llegó ante un Sunderland menor, que había cambiado a su equipo titular en el intermedio, pero tampoco el Birmingham era un rival de tronío hace una semana y al equipo sevillista le costó mostrar esas virtudes que sí exhibió en el segundo tiempo y que lo llevaron a la igualada.

Le costó entrar al partido al Sevilla. Ni siquiera el buen arranque de Ejuke, con un derechazo en el 3', despertó al equipo que ayer vistió de rojo. Si con la pelota le costó salir desde atrás en esos primeros 45 minutos, con ese improvisado doble pivote de canteranos formado por Manu Bueno y Rivera, sin la misma también sufrió el equipo sevillista. Esos duelos hombre a hombre en la medular todavía no eran asimilados por sus futbolistas y así el Sunderland encontró espacios para correr en cuanto superaba esa presión. Adingra por la izquierda, Le Fee por el centro o Mayenda, que se batió con Marcao, generaron inquietud en la zaga sevillista.

Para rematar el cuadro, José Ángel Carmona cumplió con el regalo de cada día. En una pelota sencilla, el canterano quiso jugar con Nyland pero su pase atrás se quedó corto y habilitó a Le Fee. El francés apenas tuvo que regatear al portero noruego con ventaja para empujar la pelota a la red y adelantar al cuadro inglés. Ya Mayenda había errado una clarísima ocasión minutos antes –aunque debió señalar falta sobre Carmona– y la sensación es que el Sunderland tenía más vigor y estaba mejor sobre el césped.

El intento inicial de Ejuke, el único que inquietó en el ataque, había sido un espejismo. El nigeriano, que partió desde la banda derecha para que Alfon lo hiciera por la izquierda, fue el que más lo intentó. A ese disparo con la derecha al que respondió Moore le siguieron otras dos acciones con él como protagonista. Primero para habilitar a Carmona, que envió un pase atrás que Peque remató desviado; casi al borde del descanso, Ejuke desbordó hasta la línea de fondo y su centro encontró la cabeza de Isaac, que remató demasiado forzado. Esos escarceos del nigeriano fueron lo único potable del Sevilla en los primeros 45 minutos, que también dejaron entrever esa intención de Almeyda con sus laterales, que se metían por dentro para ayudar en la creación y que pegaba a los extremos a la cal.

Pero todo cambió tras el descanso. Los cinco cambios del técnico –Badé, Kike Salas, Suazo, Idumbo y Vargas– ya mejoraron al equipo, que metió una marcha más cuando a la hora de partido se incorporaron Sow, Gudelj y Lukebakio. Un Sevilla ya muy reconocible sobre el césped y que se hizo dueño del partido. Pudo empatar Lukebakio con un zurdazo al que respondió Moore, que también despejó el posterior remate de Isaac Romero; también Kike Salas lo intentó con un zurdazo que se fue junto al poste; pero, finalmente, sería Vargas quien lo consiguiera con un zurdazo tras pase de Suazo. Almeyda, que se desgañitaba en la banda en busca del empate, lo celebró a lo grande. Su Sevilla, todavía en rodaje, ya empieza a carburar.