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Wolfsburgo-Sevilla: un halo de luz entre las sombras (1-1)

El Sevilla sacó un punto de Alemania gracias a un penalti discutible sobre Lamela y una acción providencial de Bono

Lamela, en un lance del Wolfsburgo-Sevilla EFE
Jaime Parejo

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Hay días en las que uno se levanta taciturno, espeso, que no da con el punto del guiso, que no da pie con bola. Días grises en los que cualquier moneda al aire que de la faz es un clavo ardiendo al que agarrarse. Ese ... clavo ardiendo al que asirse le apareció anoche al Sevilla en Wolfsburgo a modo de videoarbitraje. Porque, no nos engañemos, si ese penalti que le señalaron a Guilavogui se lo pitan al Sevilla en contra, usted, lector de este periódico, estaría aún cabreado y más gris que cualquier ciclogénesis que pueda azotar la península ibérica, o la germánica. El Sevilla no hizo un buen partido, sobre todo en ataque, pero le estaba sirviendo para sumar. Pero en la Champions League esto no es suficiente porque cualquier equipo (que se lo pregunten al Real Madrid) te hace un destrozo en dos acciones puntuales. A punto estuvo de hacérselo el Wolfsburgo cuando, tras adelantarse en el marcador con el tanto de Steffen, Weghorst encaró a Bono para poner un 2-0 que pintaba a definitivo. Pero el marroquí siempre es un halo de luz cuando más gris se ponen las cosas, y su pie evitó el tanto y la previsible sentencia. Encima, tras la expulsión con doble amarilla de Guilavogui por el citado penalti sobre Lamela, el Sevilla jugó en superioridad numérica y pudo incluso ganar si un centro de Papu Gómez que no tocó nadie hubiera dado unos centímetros más dentro del poste de Caastels. Al final, el punto es bueno para lo visto en el campo.

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