Wolfsburgo-Sevilla: un halo de luz entre las sombras (1-1)
El Sevilla sacó un punto de Alemania gracias a un penalti discutible sobre Lamela y una acción providencial de Bono
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Iniciar sesiónHay días en las que uno se levanta taciturno, espeso, que no da con el punto del guiso, que no da pie con bola. Días grises en los que cualquier moneda al aire que de la faz es un clavo ardiendo al que agarrarse. Ese ... clavo ardiendo al que asirse le apareció anoche al Sevilla en Wolfsburgo a modo de videoarbitraje. Porque, no nos engañemos, si ese penalti que le señalaron a Guilavogui se lo pitan al Sevilla en contra, usted, lector de este periódico, estaría aún cabreado y más gris que cualquier ciclogénesis que pueda azotar la península ibérica, o la germánica. El Sevilla no hizo un buen partido, sobre todo en ataque, pero le estaba sirviendo para sumar. Pero en la Champions League esto no es suficiente porque cualquier equipo (que se lo pregunten al Real Madrid) te hace un destrozo en dos acciones puntuales. A punto estuvo de hacérselo el Wolfsburgo cuando, tras adelantarse en el marcador con el tanto de Steffen, Weghorst encaró a Bono para poner un 2-0 que pintaba a definitivo. Pero el marroquí siempre es un halo de luz cuando más gris se ponen las cosas, y su pie evitó el tanto y la previsible sentencia. Encima, tras la expulsión con doble amarilla de Guilavogui por el citado penalti sobre Lamela, el Sevilla jugó en superioridad numérica y pudo incluso ganar si un centro de Papu Gómez que no tocó nadie hubiera dado unos centímetros más dentro del poste de Caastels. Al final, el punto es bueno para lo visto en el campo.
El conjunto sevillista, con un once que bien se podría catalogar como el de gala (salvo la ausencia de Lamela), arrancó bien en el encuentro, con un Ocampos que rápidamente provocó la primera amarilla en el rival. El ritmo era muy alto, el que imponía sobre todo un Wolfsburgo que presionaba muy arriba, con las líneas muy adelantadas. El Sevilla tenía más dominio del juego, pero los alemanes eran más directos en sus intenciones. De hecho, Steffen dispuso de una buena contra, pero no supo concluir bien tras hacer un disparo desviado. Respondía el Sevilla con un centro lateral que Rousillon se anticipó a Rafa Mir para evitar que la empujara el ariete. Un delantero que dispondría de la más clara de todo el primer acto en un centro de Navas al segundo palo que Ocampos tocó de cabeza para dejársela, pero Rafa Mir no logró ni rematar ni controlar, propiciando que despeje de la zaga alemana. Suso y Papu Gómez apenas intervenía con el pase decisivo que ambos suelen registrar, mientras que Rafa Mir hacía más faltas que recibía. El descanso ponía tregua a un primer acto espeso de digerir.
Acuña, que acabó la primera parte lesionado, dejó su sitio en el once a Rekik para el segundo acto, que no pudo empezar de la peor manera. A los tres minutos de la reanudación, un centro desde la derecha del ataque alemán lo intentaba despejar Navas con la mala suerte de que el rechace le quedaba franco a un Steffen que no desaprovechó la ocasión para hacer el 1-0. Lopetegui no tardó ni tres minutos en variar el plan y meter en el campo a Rakitic y Lamela, yéndose del campo Suso y Rafa Mir. Sorprendente la retirada del delantero y la inclusión en su lugar del argentino. Ocampos ocupaba la derecha y Papu Gómez caía a la izquierda.
Eso sí, el primer acto significativo fue una contra del Wolfsburgo en la que, para alivio sevillista, Weghorst pecó de individualista. El conjunto de Nervión no terminaba de encontrar profundidad en las bandas, y los centros por la derecha no encontraban rematador. Lopetegui hacía debutar a Iván Romero, que entró en el campo por Jordán. Noche inolvidable para el chaval de la cantera. Como inolvidable fue una nueva aparición decisiva, casi divina, de Bono. Un buen pase en profundidad de Nmecha a Weghorst dejaba al delantero en un mano a mano con el portero marroquí que este abortó con un pie providencial para mandar el balón a córner. Munir fue la ultima idea de un Lopetegui que retiró del campo a Ocampos, ofuscado durante todo el segundo acto.
El Sevilla intentaba ganar confianza con un disparo fuerte de Rakitic que sacó Arnold y cuyo rechace envió fuera Diego Carlos en posición forzada. Tras reclamar los sevillistas mano en una acción que el VAR no consideró rearbitrar, llegó la jugada que marcó el partido. Una acción en la que Guilavogui pareció despejar la pelota fue revisada por el VAR y la plantilla posterior a tocar el balón del central a Lamela fue considerada como punible y el árbitro señaló el penalti y expulsó al central al ser su segunda amarilla. Rakitic convirtió desde los once metros. En el descuento el Papu Gómez estrelló un balón en el palo y dejó el regusto de poder haber completado la remontada. Ante el Lille no hay margen de error.
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