El suplicio acaba con los deberes hechos

El partido del Sevilla fue inteligente, aunque estuvo muy lejos de ser entretenido. Paso a paso. El objetivo de pasar a la siguiente ronda de la Copa del Rey se ha cumplido sin sufrir , que no es poco teniendo en cuenta la trayectoria de los últimos meses. Hacía falta cumplir fácil, exento de apuros y sin terminar pidiendo la hora. El dominio fue absoluto para los de Sampaoli, aunque lo ideal era zanjar el encuentro durante la primera mitad para satisfacer a la opinión pública y dejar clara la distancia real que hay entre ambos rivales. Sin embargo, el Sevilla volvió a evidenciar que su idilio con el gol no atraviesa por su mejor momento y que la posesión de balón no significa peligro real.

Bien es cierto que la primera parte del encuentro fue buena por parte del cuadro blanquirrojo. Los sevillistas rondaron casi todo el tiempo el área de Manrique, el cual estuvo magnífico hasta que tuvo que retirarse lesionado . El meta del Velarde demostró una gran agilidad y unos reflejos gatunos ante las acometidas de un equipo de Primera División. Esto, junto la escasa profundidad en el último pase volvió a dejar en evidencia la poca mordiente del ataque sevillista.

Y es que no fueron pocas las ocasiones que tuvo el Sevilla. En-Nesyri, Isco o Jordán tuvieron en sus botas el tanto sevillista, que no llegó hasta cumplida la media hora del encuentro. Un gran centro de Óliver Torres al segundo palo que aprovechó Nianzou para marcar de cabeza el gol que abriría el marcador sevillista. El galo supo aprovechar su perfil ofensivo, teniendo en cuenta el poco trabajo que tenía en la zaga. El gran número de ocasiones que acumuló durante la primera parte solo se tradujo en este tanto que, por cierto, estuvo firmado de nuevo por un defensa.

Tras el gol, el Velarde supo resistir sufriendo . Las acometidas sevillistas no cesaron hasta que llegó el descanso y la sensación era que el resultado, una vez más, era insuficiente para respirar del todo tranquilos. Un pensamiento que, analizando fríamente el encuentro, no tenía mucho sentido, puesto que el Sevilla estaba siendo muy superior a su rival. No obstante, las decepciones de este curso han sido tan numerosas que la mínima no bastaba para contentar al sevillismo. Ampliar la distancia en el marcador era una obligación para los de Sampaoli más por sensaciones que por peligro real de perder la eliminatoria.

La segunda mitad arrancó como una ampliación de la primera. Los sevillistas salieron mordiendo y En-Nesyri tuvo una ocasión muy clara que sacó el defensa Jorge de debajo de la portería. El marroquí cabeceó de maravilla un gran centro de Montiel, el cual puso toda la carne en el asador a pesar de estar a días de viajar hacia Qatar. El esfuerzo de ambos fue premiado por Sampaoli que los sustituyó a los pocos minutos de esta acción.

El partido poco a poco se fue desinflando . Si durante los primeros compases de esta mitad el cuadro blanquirrojo tiró de paciencia para buscar el segundo gol, el encuentro se fue volviendo poco a poco más horizontal. El tramo final del partido estuvo marcado por un juego mucho más plano hasta que llegó la más clara del Velarde. Un tiro de Fernández, que se fue por encima del palo, sorprendió a Dmitrovic y despertó de nuevo al Sevilla. Lamela y Januzaj respondieron con sendos remates a la portería de Manrique, pero el golpe de gracia lo terminó dando Rafa Mir en el minuto 89 tras un buen pase de Jesús Navas. De esta forma, el murciano se convierte en el máximo goleador sevillista y en el único jugador que ha conseguido marcar en todas las competiciones en lo que va de temporada.