Sevilla FC
El tedioso desenlace de Lopetegui en Nervión
Sigue entrenando al equipo con la mira puesta en el Dortmund mientras el club trata de cerrar a su sustituto
Con el paso de las horas, continúa ganando enteros el posible regreso de Sampaoli para tomar los mandos
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Iniciar sesiónJulen Lopetegui pasó ayer un día más en la oficina. Como si nada. El vasco, después de que su equipo fuera superado por enésima vez y con una facilidad pasmosa por el Atlético de Madrid, dirigió el entrenamiento del Sevilla FC ... con la mira puesta en el duelo de Champions ante el Borussia Dortmund del próximo miércoles. Incluso estuvo arropado por el que ha sido su único valedor en el club desde hace tiempo, el director general deportivo, Monchi , que se acercó por la sesión para arrimar el hombro al equipo y departir como habitualmente hace con el entrenador. Pese a todo, el ciclo de Julen está agotado. El barrido para buscar nuevo entrenador viene de varias semanas atrás. Algo lógico en cualquier trabajo preventivo. De hecho, en mitad del parón Lopetegui estuvo muy cerca de ser cesado. Logró resistir. Prácticamente, lo único que queda para que los acontecimientos se desencadenen es que el Sevilla FC logre cerrar a su sustituto, otro reto complejo teniendo en cuenta que no todos los entrenadores que se han sondeado están dispuestos a aterrizar en Nervión bajo el peliagudo escenario que acontece.
El clima de tensión se hace ya casi irrespirable. Ayer Acuña se encaró en la ciudad deportiva con un aficionado que lo increpó desde la grada del Estadio Jesús Navas mientras se jugaba el partido del Sevilla Atlético. Entretanto, con el paso de las horas, siguió ganando enteros el regreso de Jorge Sampaoli para tomar los mandos del primer equipo. El de Casilda ya estaba en preaviso y su opción toma cuerpo con nuevos contactos. Conoce la casa, maneja el aspecto mental del futbolista y destila una propuesta valiente. Su última temporada en el Olympique de Marsella se saldó con el subcampeonato de la Ligue 1, sólo superado por el PSG. Llevó al equipo galo a la Champions League, como ya hizo con el Sevilla FC en la 2016-17, y se quedó a un solo paso de la final de la Conference.
Con Sampaoli en la 'pole', en las últimas semanas se han tocado en los despachos de Nervión nombres como los de Pochettino, Marcelino, Rafa Benítez, Javi Gracia, Bordalás y una debilidad de Monchi: Marcelo Gallardo. Nunca hay que olvidar, por otra parte, y ante la ausencia de alternativas interinas, a un viejo conocido de la casa como Joaquín Caparrós, que acaba de dejar la selección de Armenia.
La llamativa crisis del Sevilla FC tiene números y dibuja un amplio mapa de responsabilidades. Nadie escapa en Nervión a la caída del equipo. Ni Monchi, por los visibles defectos de su última planificación, ni una directiva encabezada por su presidente, José Castro, y vicepresidente, José María del Nido Carrasco, garantes últimos de todas las decisiones que han llevado al club a una posición inquietante en el plano deportivo. Suele decirse que la caprichosa cuerda del fútbol se rompe siempre por su parte más débil, la del entrenador. La premisa se repite una vez más, si bien conviene recalcar que en todo el maremoto sevillista Julen Lopetegui también ha asumido un papel protagónico desde sus reiteradas decisiones erróneas y una mala gestión de la presión que no ha hecho sino agravar los malos resultados. El técnico venía haciendo historia en el Sevilla FC, con clasificaciones consecutivas para la Champions y un título de la Europa League. Sin embargo, su exitoso periplo chocó frontalmente con un punto de no retorno en el que entrenador, equipo y club iniciaron una caída libre que nadie detiene.
Los pecados de Julen
La noche de autos se sitúa en el polémico partido de octavos de final de la Copa contra el Betis, el triste derbi del palo de Jordán. Lopetegui no salió bien parado de la cascada de imágenes que circularon por el mosaico de televisiones nacionales. Se abrió un melón complicado y todo salió podrido a partir de ahí. Al día siguiente, en la reanudación del choque, el que superó la eliminatoria fue el eterno rival, que para colmo se convirtió a la postre en el campeón del torneo. La confianza de los futbolistas del Sevilla FC en su jefe de vestuario pareció desmoronarse partido a partido. Los fríos datos, al menos, resultan demoledores. Desde aquel derbi del 15 de enero, el Sevilla FC sólo ha sido capaz de ganar ocho encuentros en 32 partidos oficiales.
Las interminables lesiones y los bajones físicos en las segundas partes también emborronan el papel del entrenador. Más allá de la defectuosa gestión del grupo en el plano emocional, el fútbol del Sevilla FC no existe desde hace meses. Técnicamente, se le acusa a Lopetegui de entregarse a una posesión infructuosa y a un juego excesivamente horizontal e inofensivo. Eso es justo el camino contrario que el técnico exhibió durante sus primeros años en el Sánchez-Pizjuán, con un Sevilla FC brillante desde la presión alta y las transiciones rápidas.
La nave se hunde también por la aparatosa sangría defensiva. La línea que fue clave para ver el mejor Sevilla FC de Lopetegui no existe y la debilidad atrás asusta. Es cierto que el club vendió en verano a los grandes baluartes de la zaga, Koundé y Diego Carlos, pero la decadencia defensiva comenzó mucho antes, en enero, con el francés y el brasileño aún en el plantel. Monchi decidió mantener a Lopetegui en verano. También durante el parón. La decisión no ha sido acertada.
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