Sevilla-Rayo Vallecano: Alegría para la afición (3-0)
Lamela, con dos goles, y En-Nesyri, de penalti, desdibujaron a un Rayo Vallecano que jugó 75 minutos con uno menos
Sevilla - Rayo Vallecano (3-0): resumen, resultado y goles
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Iniciar sesiónCon la cautela necesaria para darle a cualquier análisis a estas alturas del mes de agosto un enfoque reposado y aún ensalzando la gran labor de Lamela, autor de dos de los tres goles ante el Rayo Vallecano, los focos apuntaron ayer al ... terreno de juego... y a la grada. Juntos casi 18 meses después. La hinchada nervionense, motor en citas imposibles, se transformó con sus 15.794 soldados para oxigenar a los suyos en una noche tremendamente calurosa y le enseñó a los nuevos que el esfuerzo es innegociable. Así, al menos, se puede entender la obsesión del cuadro de Lopetegui por seguir buscando la meta de Dimitrievski con un 3-0 en el marcador y los visitantes pidiendo piedad en los últimos minutos. El partido fue de menos a más, el tiempo en el que Idrissi, muy activo en los primeros minutos, buscó al meta Luca Zidane para provocarle un penalti y la expulsión. Apenas habían transcurridos dos minutos de la parada de Dmitrovic a disparo de Álvaro, y el Sevilla golpeó donde más duele.
El entrenador del equipo madrileño, Iraola, llegó con una pizarra al Sánchez-Pizjuán, y se fue con un necesita mejorar, marcado, evidentemente, por una pena máxima que le hizo muchísimo daño. El Sevilla, por contra, se hizo más grande. En-Nesyri cogió el balón, demostrando que se siente uno de los líderes del equipo, y lo metió para dentro ante el júbilo de los sevillistas. Fue el primer abrazo de la hinchada. O el destino, o la simple curiosidad, pero la única realidad es que tuvo que ser de nuevo el delantero marroquí el que levantara a los sevillistas de sus asientos. Como en el último partido que se jugó con público, aquel recordado 1 de marzo de 2020 y en el que En-Nesyri desniveló la balanza para los suyos ante el Osasuna en el descuento. El gol trajo confianza a varios jugadores. Fue el caso de Rekik, que se rehizo de algunas dudas iniciales, y de Óscar Rodríguez, con muchas ganas de agradar.
Aunque Lopetegui pedía ritmo y presión, achicar los espacios, y ahogar a los del Rayo para tratar de sentenciar cuanto antes, el encuentro se fue diluyendo en la recta final de la primera parte. Aparecieron algunas imprecisiones, y el Rayo, con un halo de vida aún, se entregó al manual descarado del contragolpe, unas acciones que encontraron en Dmitrovic, bien al corte, el principal escollo para dejar a los madrileños sin ilusiones.
Lopetegui movió ficha nada más reanudarse el encuentro tras un descanso en el que a buen seguro aprovecharía el entrenador para pulir algunos aspectos que no le estaban gustando. Metió a Lamela por Idrissi y emplazó al argentino a que se moviera como un todoterreno cerca del área rival. La ovación de la afición al exjugador del Tottenham ya hacía prever que algo buena debía pasar. Como si fuera sevillista de toda la vida, la hinchada lo invitó a divertirse. Hecho. Sólo habían transcurridos unos minutos, cuando Lamela, en una jugada sin aparente peligro, marcó el segundo tanto de la noche. El delantero se gustó. Volvió a entender y recordar que la química con la afición es la mejor vitamina. Con Papu Gómez en el terreno de juego tras entrar por Rekik, el sevillismo les dijo a los suyos que tenían ganas de fiesta, que mucho había pasado sin poder disfrutar de una noche plácida y llena de goles.
Lopetegui, competidor por naturaleza, también quiso más. Como todos. Aunque sería de nuevo Lamela, tras una gran jugada de varios de sus compañeros, el que volvería a regalar la euforia del abrazo. En la primera gran alegría para el sevillismo, Lopetegui tuvo a bien darle minutos a los canteranos Pedro Ortiz e Iván. Todos contentos. Y con una ilusión máxima para que las mentes más soñadoras piensen hasta dónde podrá llegar el equipo cuando todos los jugadores, entre los que están contagiados por el Covid y algunos lesionados, vuelvan. El Sevilla ha empezado a andar, y lo hace de memoria con el maestro Lopetegui. Sí, queda un mundo, pero el 15 de agosto de 2021 ya está en la historia del Sevilla: 3-0 en la vuelta de la afición.
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