Crónica
Sevilla Atlético - Tamaraceite: Una condena de once metros (0-0)
Iván Romero falló un penalti en el tramo final de un partido en el que el filial sevillista acusó la falta de pegada
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Iniciar sesiónQué duro es el error, y qué largo el desconsuelo. Pudo ganar el Sevilla Atlético frente al Tamaraceite y seguir siendo aún más líder de esta nueva tabla, pero no le quedó otra que estrechar la deportiva mano del empate en ... un partido pese a ser su claro dominador en la recta final. El goleador del filial, Iván Romero , erró un penalti en la oportunidad más clara, y el segundo equipo sevillista espera un empate en El Arcángel -sí, otra vez- esta tarde para ver cómo de bueno es sumar un punto en esta fase que sólo llevará a los dos primeros a Primera RFEF.
Partió de la reverencia el filial en este segundo compromiso que es otro paso que acerca al objetivo. Conminado por la posesión inicial de un afanoso Tamaraceite, el conjunto franjirrojo tardó en enseñar sus mejores ases sobre un tapete que esperaba ansioso la impasible llegada del talento . Fue el cuadro de Chus Trujillo el que batió los primeros aires de experiencia, pero ese presunto orden general era a todas luces ineficaz para crear peligro sobre el arco de Alfonso. Pocos hombres lograba reunir arriba el segundo equipo del Sevilla, que al menos recuperaba sobre el mejor de sus mapas, en una racha digna de referencia, la mejor versión de su capitán: Pedro Ortiz hacía y deshacía en la elaboración y sigue llenando de parabienes un equipo franjirrojo que siempre recarga su batería por medio de la electricidad que llevan los cordones de Luismi , infinita pila de la inteligencia. Saltó poco después Juan María para dejar en anécdota el primer toque de atención canario a través de una llegada de Julio que pudo suponer la desventaja. Estuvo atinado el roteño de alma salesiana para repeler toda angustia.
Si el choque de El Rosal tenía justo la talla que han de tener los valientes, la empresa de hoy, camino de Utrera, no era recomendada para los ansiosos. Ávido y humilde, Gallardo matizaba su apuesta inicial corrigiendo la posición de Juanlu a banda para evitar tanto arrequive sin balón y remover toda displicencia. Entonces la zurda de Luismi llegaba para romper el tono salmódico del encuentro con un saque de esquina que era el preludio de la más clara del primer tiempo. Su zurda sigue siendo la más pura antífona que tiene este filial. Y la cabeza de Iván Romero es aún mejor que las dos botas que han compilado sus doce goles. Así lo exclamó el salto del solanero, que se elevó entre tantas décadas de fútbol para conectar un cabezazo en el primer palo que terminó yéndose desviado pese a la gran asistencia del portuense. Potente pero impreciso.
La mina
Abotagada por el quiero y no puedo, la cita necesitaba algún equipo que la trepidara. Que un picapedrero contumaz fuera capaz de abrir en canal la defensa rival y la sacudiera expugnando los tres puntos del partido. Y quería ser el Sevilla Atlético quien emponzoñara la salud de este tedioso juego aburrido en todo su ser. Por eso dotaba de versatilidad el perfil zurdo con llegadas punzantes de Juan María que buscaban el pase cruzado como los trenzó Isaac en la Bahía de Cádiz. Y caía de nuevo en la trampa de la inexperiencia Adrián Peral con una falta innecesaria que hacía sombra al sol que caía a la hora de partido. López Silva se frotó las manos, y Gallardo los ojos cuando vio que el disparo del onubense se marchó por centímetros de la portería sevillista. Por muy poco.
Aspar enhebró un despeje que terminó suponiendo una pelota venturosa para el citado Peral, que teniendo a su lado a Iván Romero en mejor posición para empujarla, como tuvo el propio Iván a Simo la semana pasada, prefirió intentarlo por su cuenta. Y esas cuentas nunca salen, porque las facturas son menos caras si salen a repartir. Peral quiso invitar con su iniciativa pero debe saber que los triunfos nacen, y eso siempre lo ha comprobado este filial, de la más sincera solidaridad. Por eso erró al ignorar el pase, primero, y luego en su desacertado chut. Apeló entonces Gallardo a la frescura de Carlos Álvarez, prestidigitador, y Simo, funambulista, para corromper los dominios grancanarios. Y se corrompieron.
Tócala otra vez, Carlos
En Sanlúcar La Mayor se bebe un agua distinta. Sólo eso explica las constantes demostraciones de calidad de un niño de diecisiete sueños, que desde que salió le imprimió un ambiente diferente a todo lo visto anteriormente. El joven vuelve del revés los partidos con la camiseta por dentro y con los pulgares mirando a los huecos que nadie ve. Con un simple vistazo, Carlos Álvarez hizo dos cosas: le dijo a Iván Romero que se desmarcase, y no puso un balón; puso un beso allí donde ningún defensor del barrio insular supo leer entre líneas. Entonces su compañero manchego era derribado de forma flagrante y el árbitro señalaba la pena máxima. Pero su linier le corregía, irónicamente, equivocándose. ¿Fuera de juego de Iván? No lo era, y su decisión perjudicó claramente los intereses sevillistas. Debió ser penalti y no fue señalado.
Aún esperaba la más clara del envite para el Sevilla Atlético. Simo volvía a ser peligro constante en su catálogo de apariciones revulsivas y, al igual que cayó contra el UCAM y el Yeclano, fue objeto de penalti tras ser trastabillado por Casáis. Iván Romero cogía el balón y quería ponerse a trece en su cuenta goleadora sobre los once metros. Pero la maldición del número desvió la sana intención del solanero, hendiéndose su error en lo más hondo de su esperanza. Postreramente, un Tamaraceite desgalichado evitaba por lo civil y por el límite de lo reglamentario que se le escapase uno de los dos puntos que terminaría repartiéndose hoy en el Jesús Navas con una condena para el Sevilla Atlético enorme. Tan grande como los once metros que van desde el punto de penalti a la cabeza gacha de Iván.
Sevilla Atlético: Alfonso; Juan María, Aspar, Kibamba, José Ángel; Luismi (Simo, m. 63), Pedro Ortiz, Adrián Peral (Carlos Álvarez, m. 63), Juanlu, Isaac e Iván.
Tamaraceite: Nauzet; Álex Pérez, Alberto, David García, Aythami; Héctor Marrero (Toni Segura, m. 73), Julio Báez (Jonathan, m. 73), David González, López Silva, Casáis y Asdrúbal (Eros, m. 87).
Árbitro: Angelov Borisov, del Comité Balear. Amonestó con tarjeta amarilla a Marrero, José Ángel, Adrián Peral, Pedro Ortiz, Juan María y Casáis.
Estadio: Jesús Navas. Sin espectadores por decisión del club.
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