El rincón de Cazón Palangana

Palo que hemos quedao

Ojalá cuando se reanude puedan entrar los mil quinientos jugadores que hoy están lesionados

¿A alguien le duele argo ? Grita la enfermera mientras pasa revista. Escribo esta crónica desde la sala que ha habilitado el hospital Virgen del Rocío para los tocados de la plantilla del Sevilla. Navas sorbe una pajita mientras apura su colacao. Lamela ... se ríe de Navas y sorbe su mate. Suso sonríe y les dice a ambos que atiendan, que empieza el partido. Fernando pasa del tema y le pide a la enfermera que suba el audio de la tele. Dmitrovic pone cuidadosamente unas tiritas en sus guantes.

Da igual los jugadores que participen en el partido, esto es un derbi y los 90 minutos van a ser muy locos. De hecho, el Betis comenzó creando peligro a través de una chilena de Edgar que si llega a entrar nos tenemos que mudar a Sevilla Este pa no aguantar a los verdiblancos. Lamela me dice «yo habría tirado de rabona». Lástima que no juegue el bueno de Coco.

Manuel Pellegrini daba instrucciones con su chaqueta de ante, como si de un aparejador de los años 80 se tratara. Y Ocampos se llevaba una amarilla por intentar rematar un balón en área contraria. Suso sonríe a mi lado, diciendo que él no habría ido a rematar nunca, que habría amagado, como hacía siempre Suker. Kiko, que comentaba el partido, decía «impreciso el Sevilla, ¿eh moro?». Kiko, tus casta.

Borja Iglesias iba a marcar, pero en fuera de juego. Los jugadores del Betis se daban abrazos con el colegiado, como diciéndole «va arbi, si te portas bien no te hacemos visita esta noche en casa».

No sabe nadie lo verdaderamente yonki y gitanos que podemos llegar a ser los sevillones. En el minuto 35, Oliver Torres, que podía haberse criao en Las Letanías, ponía un balón atrás para que el Papu Gómez mandara el esférico a las mallas. Rui Silva se pegó 10 minutos buscando el balón en la red mientras los sevillones lo gozaban en la grada cosa bárbara.

Esto era un derbi y tenían que pasar cosas extrañas. A los pocos minutos del tanto palangana, Fekir iba a marcar un gol olímpico. Alfonso Pastor, como los comparsistas que se sienten artistas, daba dos pasos adelante y se iba a comer la rosquita del jugador verdiblanco.

Yo me imaginaba una eliminatoria empatada y jugándose todo en el lanzamiento de penaltis. Pero eso, de penaltis. No contaba con que iba a haber lanzamiento de palos de pvc. Uno impactó en la cabeza de Joan Jordán y el partido tuvo que interrumpirse. Como en 2007 y la botella a Juande Ramos. Los jugadores del Sevilla se metieron en los vestuarios y los aficionados, por llamarlos de alguna manera, seguían festejando, ajenos a la vergüenza que estaba siendo televisada por Telecinco.

Navas, Dmitrovic, Fernando, Suso y Lamela hacen un pasillo para recibir al lesionado Joan Jordán, que llega al Virgen del Rocío con un chichón en la frente por el impacto del palo. Lopetegui retira a su equipo del terreno de juego, festejando como siempre un empate al descanso. Y el colegiado decreta la suspensión del encuentro. Ojalá cuando se reanude puedan entrar los mil quinientos jugadores que hoy están lesionados.

Lo mejor de la noche, sin duda, fue que, tras este esperpento de partido, comenzaba un Sálvame Deluxe prematuro hablando de chismorreos. Y lo peor, que ninguno hablaba sobre lo que acababa de ocurrir en el Benito Villamarín. Verá que al final la culpa es de Jordán…

El tuitaso

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