Córdoba - Sevilla
Para un guion de Netflix con miedo y suspense
El Sevilla tuvo que recurrir a la prórroga para pasar a la siguiente ronda de la Copa; marcó Ocampos en el minuto 108
Lopetegui: «Jugar a partido único fuera de casa es complicado»
Ocampos: «Vinimos a buscar la victoria y nos costó mucho»
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Iniciar sesiónDando por seguro de que el Córdoba es un buen equipo (ayer lo volvió a demostrar), mucho mejor de lo que dice su categoría, la Segunda RFEF , parecía complicado imaginarse a un aficionado del Sevilla nervioso antes del duelo. Otra cosa bien distinta ... fue luego, durante un partido que se le complicó a los de Lopetegui y que tuvieron que solucionar en la prórroga con un gol de Ocampos en el minuto 108. El Córdoba se disfrazó del Isla Cristina por momentos; o del Xerez; o, más recientemente, del Mirandés, en una tarde difícil de digerir para quien tiene problemas de tensión. El corazón a mil , y la mente, la del sevillismo asustadizo, desvariando con los minutos pasando y sin encontrar soluciones ante la fuerza de los locales. ¡Qué manera de sufrir! A ver quiénes de los que están leyendo estas líneas son capaces de reconocer qué terminaron presenciando el encuentro de pie, sin otra defensa que el suspiro, el enfado por momentos y comparando al meta del Córdoba, Felipe, con los mejores porteros del planeta. Decía Monchi no hace mucho que después de tantos años en un vestuario o cerca de él era capaz de «oler», de captar lo que podía pasar. Ayer, después de 107 minutos, justo antes de que Ocampos diera el zarpazo, habría que preguntarle al de San Fernando... Porque el partido se estaba poniendo para los penaltis y para el recuerdo de una página épica del Córdoba, y de líneas sonrojantes para los de Nervión.
El Sevilla perdió mucho tiempo con un fútbol simplón, y, cuando quiso ponerse las pilas, sobre todo, tras el final de la primera parte, comenzó a pasarle una serie de cosas que están al alcance sólo de los equipos que terminan estrellándose. Aunque el Córdoba dejó de tocar el balón, aunque el Córdoba dio infinitos pasos atrás, aunque el Córdoba perdió el fuelle de sus hombres más eléctricos, caso de Simo y Puga, aunque el Córdoba comenzó a errar en la salida de balón, el Sevilla no marcaba y del miedo se pasó al pánico. Lopetegui, molesto con lo visto, cambió a tres jugadores en el descanso, caso de Jordán por Delaney, que salió mareado en el minuto 37, así como los de Ocampos y Diego Carlos . Lo que hizo el Sevilla en la primera parte debe quedar en el olvido (para no repetirlo más) o en el recuerdo, mírese como se quiera, para saber lo que no se puede realizar jamás. El entrenador quiso darle minutos a algunos futbolistas menos habituales y varios le dieron la razón: deben hacer muchísimo más si quieren sentirse importantes en la disciplina de equipo durante esta temporada. Óscar Rodríguez es uno de ellos. Lo que hacía en el Leganés, mandando y marcando golazos, es imposible que se le haya olvidado. No se entiende. Pero ayer es cierto que perdió una oportunidad para dar pasos al frente. El que sí lo hizo, pese a que no marcó, fue el canterano Iván Romero. Al delantero del Sevilla Atlético le tocó jugar en el momento más complicado, y lo notó, pese a que tuvo una buena ocasión para marcar tras tocar rápido un balón que vino por la izquierda.
Con Rafa Mir y el Papu Gómez en el terreno de juego, que entraron respectivamente en el 66 y en el 73, el Sevilla se reencontró con su mejor fútbol y terminó metiendo al Córdoba en su campo, sin forma de dar dos pases seguidos ante la buena presión de los sevillistas. El partido se puso bien para los de Lopetegui, todo hay que decirlo. Pero el recuerdo de eliminatorias pasadas, o sorpresas varias en esta nueva Copa del Rey en las últimas ediciones, limitaban cualquier estado de ánimo positivo. El gol no llegaba.
El partido daría un paso más con un capítulo más de suspense con la entrada en la prórroga, y con Koundé en el campo. El equipo ya era titularísimo. Y se notó, vaya si se notó. El Sevilla hizo famoso a su portero, Felipe, a base de disparos desde todos los espacios posibles. Ya era conocido cuando comenzó su carrera como uno de los porteros más prometedores del fútbol español, y ayer, ante su afición, se condecoró. Apunten: en el 90 le paró un disparo a Munir tras pase del Papu Gómez; en el 97, a Óliver Torres; en el 98, al Papu; en el 101, a Rafa Mir... Sólo Ocampos, en el 108, y en una de las pocas jugadas que el ataque sevillista pudo darle la espalda a la defensa local, sería capaz de batir al portero madrileño. El partido, suplicio para algunos, se terminó en ese instante. Los cordobesistas ya no podían correr y los sevillistas se quedaron con el balón para moverlo a su antojo, y para seguir buscando a Felipe. Rafa Mir, al que aún le quedaba fuelle, no quería irse con su golito. Pero fue imposible. Felipe, ¡cómo no!, en el 114, hizo la parada del partido y le sacó al murciano un balón que ya se colaba en el palo largo tras robárselo a un defensa dentro del área. Lopetegui no se enfadó. Nadie. El pase a la siguiente ronda ya se había logrado. Sufriendo mucho, eso sí.
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