Lorenzo adelanta el cumpleaños

Igual que en la sesión de clasificación, el balear fue el más rápido, imperial en los primeros giros con récord del circuito y concentrado hasta el milímetro. Pero Márquez no le dejó escapar tan fácil. Repitió estrategia en carrera, consciente de que si dejaba distancia a Lorenzo, sería más que imposible recuperarla. Aguantó a la rueda de su rival en las cuatro primeras vueltas, pero a la quinta la distancia comenzó a ser cada vez más grande. Dos décimas, cinco décimas, un segundo a falta de 20 vueltas. Lorenzo, por instinto, quiso adelantar su cumpleaños al domingo: 28 años, 34 victorias en MotoGP, la 55 en su carrera en el Mundial. "Quiero disfrutarlo porque es muy difícil llegar a esto. Después de tantos meses sufriendo es difícil seguir creyendo en uno mismo, pero siempre lo he hecho y me he levantado", reflexionaba sobre un triunfo que necesitaba para alimentar su pasión. Suya fue la carrera, el fin de semana y Jerez. Aquí debutó en el Mundial, aquí vuelve a nacer. Jerez como redención.

Con la primera posición resuelta, se esperaba un juego de dos entre Márquez y Rossi, que recuperó desde la quinta plaza hasta ponerse en el trío de cabeza, pero nunca llegó a la rueda de su compañero de equipo. Despertó a falta de doce vueltas y fue soplándole al oído a Márquez, cada vez más cerca. Como una réplica de lo que ocurrió el Termas de Río Hondo, Il Dottore descubrió que tenía ritmo. Pero se le gastaron las ruedas, y cedió toda la ventaja a falta de dos vueltas. Jerez esperaba un nuevo duelo en la última curva, pero Márquez aguantó con fuerza el manillar. "He sufrido más que por el dedo por el brazo derecho, que lo tenía con mucha tensión. A mitad de carrera me dolía muchísimo he intentado descansar en alguna vuelta, pero he visto que Rossi estaba a un segundo y he empujado hasta el final", indicaba el 93. Y a pesar de que no pudo alcanzar al de Cervera, el italiano sube al podio 200 de su tremenda carrera, y el español logra recortar puntos y consigue un resultado que hubiera firmado el jueves, con su problema en el meñique recién operado.

Todos contentos con el resultado, sobre todo Lorenzo, que se paró en la grada de su club de fans, clavó su bandera y después, se dirigió al lago y amagó con tirarse. No necesitaba el agua, está de nuevo bautizado en la victoria.