Atletismo
La increíble Faith Kipyegon: dos récords del mundo en una semana
La keniata, atleta y madre, entra en la historia con su doble plusmarca en 1.500 y 5.000
Faith Kipyegon, tras batir el récord del mundo de 5.000 metros
La fe mueve montañas. Y derriba récords mundiales. Faith Kipyegon rubricó este viernes en París su semana perfecta al lograr la plusmarca absoluta en los 5.000 metros apenas siete días después de rebajar también el mejor crono de siempre en el 1.500. ... Nunca una atleta había atesorado juntos esos dos registros, lo que ya dice mucho de su hazaña. Pero hacerlo en un espacio de tiempo tan corto transforma a la keniata en una atleta casi irrepetible.
Siempre importa el qué, pero en el caso de Kipyegon adquiere más valor el cómo. Todo empieza en Florencia, tercera parada de la Diamond League 2023 y su primera aparición del año en Europa. Hace dos años decidió en ese mismo lugar que no pararía hasta ver su nombre encabezando la lista de récords en el 1.500. Fue después de que Sifan Hassan la superase en una reñidísima carrera que la dejó marcada. Solo dos años más tarde regresaba al Luigi Ridolfi para dar cumplida cuenta de su promesa y convertirse en la primera mujer en bajar de 3:50 en el 'milqui' (3:49.11). Para ello, cubrió el último 400 en 58.81 segundos...
Pero esa parte, por excepcional que sea, era la previsible. No en vano Kipyegon es doble campeona mundial y olímpica de la distancia. Lo que nadie esperaba es lo sucedido el pasado viernes. Después de ocho años sin correr una sola prueba de 5.000 metros, se presentaba en el Stade Charlety de París para destrozar la anterior plusmarca mundial por más de un segundo (14:05.20). Y lo hacía en las narices de la anterior monarca, la etíope Letesenbet Gidey, que asistió impotente a la exhibición de su rival, incapaz la actual campeona del mundo de 10.000 de hacer frente al zarpazo que le propinó a falta de 700 metros. El registro del 1.500, por cierto, también se lo arrebató a una etíope, Genzebe Dibaba. Una doble alegría añadida para Kenia en la perenne lucha entre las dos potencias africanas.
«No sé cómo lo hice», decía después de cruzar la meta una Kipyegon con los ojos muy abiertos por la sorpresa. «Me he centrado en la luz verde (la que rodea el perímetro de la pista y va marcando el ritmo del tope mundial) y he intentado relajarme y disfrutar. El récord del mundo no estaba en mis planes. Solo quería mejorar mi marca personal (14:31.95, establecida en 2015. La rebajó en más de 26 segundos).
Hasta ahora, ninguno de sus muchos triunfos habían convertido a Kipyegon en una gran estrella mediática. Es probable que eso cambie, sobre todo porque la keniata tiene ante sí la posibilidad de lograr este verano su tercer título mundial de 1.500 en Budapest. Ninguna otra mujer puede presumir de ello. «Quiero dejar un legado atrás, ser una superestrella. Todavía quiero hacer algo grandioso», se afana en decir ella, para quien el atletismo es, más que una profesión, una forma de vida.
Talento precoz
Acostumbrada a correr descalza en la escuela primaria de su pueblo rural de Ndabibit, Kipyegon fue un talento precoz en la prolífica cantera keniana del Valle del Rift. Siempre destacó en el 'milqui', donde fue la mejor tanto en categoría sub-18 como en la sub-20, pero también en el cross (doble campeón sub-20). El paso a sénior no fue un trauma y siguió sumando éxitos (primer oro olímpico en Río, primer título mundial en Londres) hasta que en 2017 tomó una decisión que dio un vuelco a su carrera. Quiso ser madre, dar un nuevo sentido a su vida. Y el atletismo pasó a un segundo plano.
Alyn nació en 2018, con el tiempo justo para que Kipyegon retomara los entrenamientos para acudir al Mundial de Doha, donde fue plata. En ese tránsito comenzó a entrenar con Patrick Sang, técnico de Eliud Kipchoge, y a pasar largas temporadas en el campo base de Kaptagat, adoptando la disciplinada rutina de trabajo del maratoniano de oro. No ha podido encontrar mejores frutos. A la vez, ha demostrado que la experiencia de la maternidad no tiene por qué influir en el desempeño como atleta: «Sabía que solo podía volver más fuerte. Fue duro, y mi cuerpo era diferente. Pero mi nuevo propósito era Alyn. La fuerza que me da mentalmente me ayudó a superar todos los desafíos».
Con Kipchoge comparte etnia -kalenjin- y mantiene una sana rivalidad futbolística. El reciente premio Princesa de Asturias es del Tottenham, mientras que ella es una fan declarada del Arsenal, equipo favorito de, entre otros grandes atletas, David Rudisha, Mo Farah, Allyson Felix o Shelly-Ann Fraser-Pryce. Pero al margen de esas discusiones, la relación entre Kipchoge y Kipyegon le sirve a la atleta de inspiración. «Aspiro a crecer como persona y atleta como él, también a ser la mejor corredora de maratones de todos los tiempos», dice. Hacía ahí encaminará sus zancadas cuando la pista deje de ser un reto. «No sé qué será lo siguiente, pero si mi cuerpo está sano no habrá nada imposible».
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