desde el tartán

Un talento femenino para derribar muros

La mejor atleta española de la historia era inconfundible con su cabellera recogida en la cola de caballo y la camiseta azul con rayas horizontales blancas

Carmen Valero, pionera entre pioneras 

Carmen Valero, con la antorcha antes de los Juegos de Barcelona 92 EFE

El año ha comenzado mal. El deporte llora la pérdida de Carmen Valero, la mejor atleta española de la historia. La pionera, de origen turolense, llegó de niña a la comarca catalana del Vallés donde se formó a las órdenes de José Molins. Pronto ... destacó en la especialidad de cross, siempre con su inconfundible cabellera recogida en una cola de caballo y con la camiseta azul con rayas horizontales blancas de su club de toda la vida, la Juventud Atlética de Sabadell.

Con sólo 19 años, Valero subió por primera vez al podio en los Mundiales de Rabat 1975, medalla de bronce. José Luis González recuerda para ABC aquellos Mundiales. «Carmen era una chica fantástica, siempre alegre, muy simpática y atenta con sus compañeros de selección. Quizá con permiso de Ruth Beitia, afirmaría que es la mejor española de la historia».

Valero se vio muy limitada en el atletismo en pista porque en aquellos años las mujeres tenían prohibida su participación olímpica en pruebas de más de 1.500 metros. La vallesana, que habría brillado en los 5.000 metros en los Juegos Olímpicos, nunca pudo mostrar su auténtico valor sobre el tartán.

Sus dos grandes éxitos, los dos oros del cross, llegaron consecutivos en 1976 y 1977. En tierras galesas (Chepstow 76) logró su primer título, un auténtico hito comparable a los éxitos de Paquito Fernández Ochoa o Manolo Santana, por lo importante que era derribar nuevas barreras. En su segundo oro (Düsseldorf 77) dejó atrás una vez más a las soviéticas, dominadoras del fondo mundial aquella década.

«Pionera. Esa es la palabra que define la trayectoria de Carmen», se expresa Javier Moracho, campeón europeo de vallas y gran amigo suyo. «Rompió muchos mitos que frenaban al atletismo femenino en nuestro país». Moracho recuerda anécdotas de Carmen, quien de niña iba caminando de Cerdañola a Sabadell (más de hora y media). «Fue una deportista muy sencilla, dotada de un gran talento, una atleta natural. Mi entrenador decía que cuando Carmen viajaba a las competiciones se aseguraba de llevar pan y mucho chorizo. ¡Era fundamental!».

Valero recibió un magnífico homenaje el pasado mayo en el Memorial Cuadra Salcedo. Corrió 300 metros en las pistas de ceniza de la Ciudad Universitaria. Lo hizo con su camiseta azul. Con rayas horizontales, blancas.

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