Brillar en un Mundial veinte años más tarde

La mano de Hervé Renard , técnico de la escuela francesa con sobrada experiencia en banquillos de selección en África, se ha notado durante la fase de clasificación, en la que «Los Leones del Atlas» han jugado por momentos un fútbol atractivo. Renard ha sabido dotar a la selección del norte de África de una columna vertebral sólida sobre la que se asienta el juego del equipo.

Esa espina dorsal empieza en la defensa, donde Mehdi Benatia ejerce de mariscal y lider del equipo. El central de la Juventus es uno de los zagueros más respetados del continente europeo, donde ha defendido la camiseta de equipos importantes como la Roma o el Bayern antes que la del equipo italiano. Dentro de la selección, nadie le discute y su presencia sobre el campo es fundamental.

A su lado, Marruecos ha encontrado en el madridista Achraf un complemento ideal. El joven canterano blanco es un soplo de aire fresco. Aún joven, con carencias defensivas evidentes, su presencia ofensiva es un arma muy valiosa para el equipo africano, cuyo centro del campo tiene problemas para generar peligro.

Arriba, la velocidad y la picardía de Amrabat y la espigada figura de Khalid Boutaib emergen como principal problema para las defensas rivales. Jugadores con experiencia en Europa, que llegan en un gran momento de madurez para intentar darle a Marruecos el pase a la segunda fase del Mundial.