El Barcelona, a cuartos al contragolpe

Se topó el Barcelona con la versión más valiente del Manchester City que conocía hasta la fecha. Un equipo que le quiso discutir la posesión y que jugó muchos minutos en campo contrario, dejando abierta la vía del contragolpe para hacerle daño. Una especie de cambio de papeles, ya que los azulgranas suelen llevar el peso de los partidos y se encuentran que los rivales necesitan bien poco para crear peligro cuando pierden la pelota . Pero este Barça no es el de hace unos años, que solo sabía ofrecer una versión. Luis Enrique ha introducido matices tácticos y jugadores con características muy claras. Ahora están comodos en cualquier escenario y si ayer tenía que ser el del contragolpe, fue más que bienvenido.

Se dio cuenta muy pronto el City que su valenía no incomodaba al rival. Justo cuando Pep Guardiola ocupaba su asiento en la tercera gradería, Neymar se topaba con el palo tras un robo de Alves en una de esas ocasiones que no se pueden fallar en partidos de tanta trascendencia. Cada pérdida del conjunto inglés se traducía en peligro para Hart, pero tampoco le quedaba otra al City, demasiado obligado por el resultado de la ida. Poco a poco, Messi cogió las riendas del partido y comenzó a bailar sobre el balón. El argentino tenía una de «esas» noches.

La «Pulga» es otro desde el inicio de año. Está multiplicando su goles pero, sobre todo, está influyendo muchísimo en el juego de su equipo. Siempre inicia los partidos en banda derecha, pero a los diez minutos, hace la lectura del choque y se pone a jugar donde mejor le parece. Donde más puede ayudar al equipo, lo que supone verle jugando muchos minutos en el centro del campo. Ayer olía el peligro por la zona central. Quería la pelota cada vez que el City la perdía para lanzar un contragolpe letal. Hart impidió que marcara en la primera mitad tras una pared de fantasía con Iniesta. Pero Messi se lo estaba pasando bien e iba inclinando la balanza hacia el campo contrario.

Como no podía ser de otra forma, el Barça encontró el premio a sus ocasiones con un contragolpe de libro. Un robo de Alba casi en el área de Ter Stegen, una galopada supersónica del lateral, balón a Messi y pase por encima de la defensa del argentino para que Rakitic batiera a Hart por alto. Una jugada de manual que suponía el primer tanto de la velada, un gol que no tenía que cambiar el escenario del partido, ya que el City seguía necesitando dos goles para soñar con el milagro. Aunque verse por detrás en el marcador después de jugar muy buenos minutos también supuso un palo mental para los de Pellegrini.

El chileno miró al banquillo y optó por Jesús Navas como mejor revulsivo para intentar la remontada. Buena elección del técnico, ya que el extremo andaluz encontró espacios por su banda y sembró el pánico en más de una ocasión. Comenzaba a sufrir el Barcelona ante un City lanzado sin retrovisor a por el gol. Touré lo intentaba de lejos, Navas sacaba todos los centros que podía y los azulgranas no sabían cómo pararlo, pecando de cierta falta de intensidad, quizás habiendo entendido que la eliminatoria estaba liquidada. Luis Enrique, en la banda, se dejaba la garganta y pedía un último esfuerzo a sus hombres, incapaces de recuperar el control del choque. La velada tuvo un último giro, tras un dudosa falta de Piqué sobre Agüero dentro del área. Un penalti que Ter Stegen le detuvo al argentino. Restaban más de diez minutos, pero ahí concluyó el choque. El Barça, en cuartos.