fútbol internacional
El penúltimo viaje del díscolo Cassano
Lastado en los últimos años por sus problemas médicos y su irregular rendimiento, Cassano prueba fortuna en el Parma lejos de los grandes focos
v. pérez
La montaña rusa del fútbol regala un billete inesperado para Antonio Cassano , señalado durante años como la gran promesa del fútbol italiano. Hoy, «Talentino» navega en aguas menores, lastrado en las últimas campañas por los problemas médicos y, sobre todo, por ... su irregular rendimiento sobre el césped. A sus 30 años acaba de fichar por el Parma, lejos de Europa, de los focos y del recuerdo de aquella joven promesa de sonrisa pícara que ilusionó a los italianos.
«Antonio no es un hombre de medias tintas. Es o un tres o un nueve», describió a la perfección Gianni Mura, el gran cronista del fútbol italiano. Cassano es un hombre de extremos , un futbolista muy particular dotado con una enorme calidad técnica que acostumbra a meterse en todos los charcos del mundo, de ahí que en Italia se conozcan como «Cassanatas» -término acuñado por Fabio Capello- a sus constantes salidas de tono, dentro y fuera del campo.
«En Madrid yo me hinchaba de 'croissants': sexo y comida, la noche perfecta»Nacido en Bari unas horas después de aquel inolvidable grito de Tardelli en el Santiago Bernabéu, en la final del Mundial 82, Cassano vivió una infancia complicada, sin padre, de ahí que se refugiara -como tantos otros chicos en el sur de Italia- en el balón de fútbol. Rechazado por los ojeadores de Inter y Parma, Antonio comenzó comenzó a jugar en el modesto equipo de su ciudad, el Bari, con el que debutó en la Serie A a los 17 años en un partido contra el Lecce.
Brillantes goles y mil enfados
La jornada siguiente su cara de niño apareció en todos los programas deportivos italianos a raíz de su brillante gol contra el Inter de Milán . Cassano recogió con un control exquisito un balón en largo de Simone Perrotta, corrió hasta la frontal del área, tumbó nada menos que a Christian Panucci y Laurent Blanc y enchufó el balón a la portería. «El pibe de Bari» llamó rápidamente la atención de los grandes de Italia y meses más tarde acabó fichando por la Roma de Fabio Capello para acompañar a Francesco Totti, otro genio de carácter peculiar con el que se entendería a la perfección.
Con su meteórico ascenso sobre el terreno de juego, rebautizado como «Talentino», los italianos descubrieron a un jugador caprichoso, a menudo egoísta y acostumbrado a enfrentarse al mundo. En noviembre de 2002, por ejemplo, Cassano se indignó al descubrir que no iba a jugar contra el Perugia y decidió no acudir a los entrenamientos . Antonio «il terribile» tituló La Gazzetta dello Sport. Un año más tarde, al ser expulsado en la final de la Coppa, Cassano explotó: se fue directo a por el árbitro, Roberto Rosetti , al que amenazó primero para dedicarle unos cuernos camino del túnel de vestuarios.
A pesar de todo, Capello consiguió gestionar el agitado temperamento de Cassano. Pero el técnico se marchó a la Juventus y se multiplicaron los problemas. «Il Talentino» se negó a renovar su contrato e hizo todo lo posible por salir del equipo romano, que se resistió a traspasarlo a precio de saldo a un rival italiano. Cassano comenzó a quedarse fuera de las convocatorias y, cuando jugaba, acaparaba titulares por sus fallos, como su nefasto penalti ante el Estrella Roja en la UEFA. Finalmente, la Roma accedió a la oferta del Real Madrid en el mercado de invierno de 2006.
Sexo y comida en el Real Madrid
Cassano aterrizó en el Real Madrid a los 23 años dispuesto a convertirse en el referente que muchos veían en él. Cuajó un par de buenas actuaciones y dejó destellos de su enorme calidad, pero se terminó diluyendo perdido por la fiesta y la comida, muy pasado de kilos. «Tenía un amigo camarero. Su misión era llevarme tres o cuatro 'croissants' tras haber realizado el amor. Me los llevaba a la escalera, yo acompañaba a la chica y hacíamos en cambio: él se llevaba a la 'tipa', y yo me hinchaba de 'croissants'. Sexo y comida , la noche perfecta», resumió el delantero en su libro libro autobiográfico publicado en 2008.
Después del fracaso de su aventura en el Real Madrid, Cassano volvió a Italia para jugar en la Sampdoria. Allí volvió a demostrar su talento pero también su lado más oscuro, como cuando tiró su camiseta al suelo al ser expulsado en un partido contra el Torino. A ratos brillante, de vuelta también a la selección italiana, «Talentino» volvió a salir por la puerta de atrás después de enfrentarse con Riccardo Garrone , presidente del club.
Estos dos años Cassano ha vivido momentos complicados en Milán, especialmente al sufrir un ictus isquémico como consecuencia de un problema cardíaco que le apartó del fútbol durante seis meses . Prandelli le dio la oportunidad de jugar la pasada Eurocopa, en la que también dio la nota con un comentario ofensivo para la comunidad homosexual. Durante la última temporada rindió, en un horrible Inter de Milán, a un nivel aceptable hasta lesionarse en mayo para quedarse fuera de la Confederaciones. Ahora busca una última oportunidad en el Parma, lejos del foco, para volver a sentirse un grande, con el 99 a la espalda.
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