Hamilton suda ante Verstappen

Todos los enigmas resultan fascinantes ante lo desconocido. La expectación se dispara hasta las nubes ante la mínima posibilidad de éxito en una cita a ciegas. Dos españoles en la pasarela de la Fórmula 1 elevan el interés hasta límites futboleros, máxima nivel de atención porque nada está escrito en el universo de los coches.

Salen Alonso y Sainz a la arena de Bahréin con un país deseoso de aplaudirlos, de subirse al coche y acelerar, frenar o abrir el DRS con el Alpine o el Ferrari, dos bólidos preciosos en esa panorámica tan estética que luce siempre la F1.

Antes que se apaguen los semáforos rojos, empieza el baile de contratiempos. Se para el Red Bull de Checo Pérez y tiene que arrancar el mexicano último y desde el pit.

Una salida en la Fórmula 1 es una explosión de vida. En Bahréin se cumple la máxima. La largada decreta otra normalidad. Leclerc supera a Bottas, siempre renuente en el cuerpo a cuerpo. Alonso pasa a Carlos Sainz, lento en la acción. Mazepin, el del vídeo de padre millonario, se estampa . Un coche de seguridad para empezar a hablar.

Todo lo que sucede en las primeras vueltas alienta la exaltación general. Gasly pierde el alerón delantero del AlphaTauri volador- Los McLaren vuelan con el motor Mercedes. El pelotón de la clase media está tan apretado como las tuercas de un submarino. Alonso y Sainz, octavo y noveno, planean en el horizonte cómo conseguir puntos, pues hay coches que parecen superiores, Red Bull, Mercedes, McLaren...

Alonso pasa el primero por la calle de garajes para cambiar ruedas. La danza de colores en los neumáticos se presume decisiva por el hecho conocido: los que aguantan más vueltas son más lentos...

Alonso mantiene una bonita pugna con Ricciardo y Stroll, pero el ritmo de su Alpine parece inferior al McLaren y el Aston Martin. Según avanza la carrera y en los cambios de ruedas, el Alpine retrocede posiciones.

Checo Pérez, que salió el último, crece porque el Red Bull con motor Honda es una bala como demuestra Verstappen, líder guadiana que pelea con Hamilton por la victoria. En la vuelta 40, el mexicano ya es sexto, catorce posiciones de incremento.

Alonso ya se ha fundido en las peleas y su objetivo es alcanzar la décima plaza que da acceso a los puntos. No llega al plan porque el Alpine declara problemas de frenos y obliga a la retirada del español en el giro 34.

Sainz se ha mantenido a flote con solvencia en el pelotón central y está en los puntos. El Ferrari es el cuarto coche en rendimiento y el madrileño obra en consecuencia. Gana los duelos a los Aston Martin y no puede con el Red Bull de Checo Pérez.

En la cúspide de Sakhir, Verstappen y Hamilton llegan emparejados en ambición y velocidad. Dos tiburones preparan la dentellada a seis giros del final.

Verstappen hace lo que se espera. Rebasa a Hamilton con ruedas frescas y se dirige al triunfo. Pero interviene el VAR . Los comisarios decretan que adelanta a Hamilton con todo el coche fuera de la pista y tiene que devolver la posición a su rival. El inglés procede y gana sudando, no como antes, con el codo en la ventanilla.