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En Luxemburgo, Perico saltó una valla y vio a un «extraterrestre»

Perico no pudo defender su título. ABC

LUXEMBURGO. Se sintió agobiado, atrapado en la jaula del estrés. Aquel cajón, aquel reloj y aquel juez que contaba hacia atrás -cinco, cuatro, tres, dos, uno, fuera-. Aquellos directivos de Banesto, que querían presumir de ganador de Tour e inauguraban aquel día la aventura del ... patrocinio ciclista. Cientos de ojos -periodistas, aficionados españoles, televidentes al otro lado de la pantalla-, pendientes de ese dorsal número 1 con los colores azul y blanco del Reynolds-Banesto. Faltaban diez minutos para la salida del Tour 1989, el posterior a su coronación como ídolo de masas. Estaban todos en la rampa de lanzamiento, Breukink, Lemond, Fignon, Kelly, el jovenzuelo Induráin. Pedro Delgado se sintió morir, atenazado por la presión. Y saltó una valla en Luxemburgo. El obstáculo que agigantó su leyenda y le convirtió durante cuatro días en el farolillo rojo. La valla que le hizo perder un Tour.

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