Remontada sin premio del Joventut

Una década después de haber vuelto entre los grandes, el Lenovo Tenerife se ha consolidado ya como uno de los ilustres de la ACB. Habitual de la Copa desde 2017, el reto de los canarios es dar por fin el salto de calidad para medirse con los dos gigantes, algo que tuvo cerca en las ediciones de 2019 y 2021, pero que por el momento se le resiste. En aquellas ocasiones tuteó a Real Madrid y Barcelona , pero los detalles le dejaron fuera de una final que se le resiste.

Para alcanzarla, en Granada tenía al Joventut como primer escollo. Un equipo duro, pleno de talento joven y con veteranos de calidad como Tomic o Pau Ribas. Uno de los que mejor juega de la ACB, al que le vino grande el encuentro. La experiencia, que no se compra con dinero, le pesó a los bisoños jugadores de la Penya, superados en la primera parte por el vendaval exterior de los amarillos.

El primer tiro del partido, un triple de Doornekamp, marcó el devenir del duelo. Se volvió el alero hacia el baquillo del Joventut como mandando un recado. Como diciendo que esto es lo que les iba a tocar y al suyo le siguieron otros seis triples más. Cinco en ocho intentos al final de un primer cuarto en el que ya se podía vislumbrar la superioridad de los canarios (10-21, min. 10).

Solo Tomic, veterano en estas guerras, mantenía el tipo en los verdinegros, a los que les costaba un mundo anotar. Sus seis puntos consecutivos animaron al resto, aunque tardaron casi doce minutos en anotar su primer triple. No mejoró su estadística de larga distancia, que reflejaba un desastroso porcentaje al descanso (1 de 10). La nula amenaza exterior permitió a los de Vidorreta concentrarse en la defensa interior y por ahí se fue agotando el maná de los catalanes, ahogados ya al final de los dos primeros cuartos, al que llegó trece abajo, aunque la sangría pudo ser peor (23-36).

La superioridad amarilla era total, superior el Tenerife en el perímetro y también cerca de la canasta. Iba tan sobrado el equipo, que Vidorreta pudo dosificar a Marcelinho, base casi único en ausencia del lesionado Fitipaldo. El brasileño, al que se esperaba en cancha durante casi todo el encuentro, vio cómo la holgura del marcador le daba un respiro pensando en semifinales. Porque no inquietó el Joventut, muy lejos del juego alegre y efectivo que ha mostrado durante toda la temporada.

Los catalanes se fueron hundiendo más y más en su socavón exterior y eso alargó la diferencia hasta los 17 cerca del último cuarto (34-51, min. 29).

Parecía imposible la remontada, pero un arreón de carácter del Joventut, iniciado con su segundo triple del partido (obra de Willis), dio alas a la machada. Se subió el equipo verdinegro al ímpetu de Parra y a la muñeca de Brodziansky y en cinco minutos de locura fabricó un parcial de 18-3 que le metió de lleno en el partido (52-54, min. 35).

Se había esfumado la tranquilidad del Tenerife, que veía en peligro su cuarta semifinal de Copa. Incendio que trató de apagar Vidorreta con un tiempo muerto. Le funcionó al técnico, pues se atascó un poco el Joventut en el regreso y tomó aire el Tenerife con tres tiros libres (52-57, min. 38). Un espejismo, que dejó paso a la auténtica realidad del momento. La de un Joventut desatado que se puso por delante por primera vez en el partido a falta de un minuto (59-57) . La semifinal en sesenta segundos.

Un triple de Salin , la segunda canasta en juego de los amarillos en quince minutos, obligó a un nuevo esfuerzo al Joventut, al que le fallaron las fuerzas en el último momento. Ni Bassas primero ni Brodziansky después pudieron anotar para forzar la prórroga. Adiós con honor del Joventut y aviso para un Tenerife que vuelve a sellar su pase a semifinales. Las cuartas en los últimos cinco años. Un límite que espera rival, que saldrá del Real Madrid-Breogán.