Los Spurs salen de Miami con medio anillo en la mano

Sin el acierto del tercer partido, el encuentro de los Spurs fue igual de brillante. Leonard de nuevo fue el mejor de los hombres de Popovich, pero bien secundado por el resto. Parker, Duncan, Green… y un espectacular Boris Diaw, motor inesperado de estos Spurs que se encaminan sin remedio hacia el título.

La primera mitad fue otro recital. Juego colectivo de San Antonio que atrapó a los Heat, tanto en defensa como en ataque. La distancia fue creciendo lenta. Canasta por aquí, triple por allá. Ayudó que en Miami sólo existió LeBron James, una isla en medio del desastre del equipo de Spoelstra.

El técnico, impotente, llegó a jugársela con Toney Douglas, el base denostado hasta el encuentro de anoche, pero que tampoco fue el revulsivo esperado. Al descanso, la diferencia era de 19 puntos (36-55). Un drama para Miami, que no encontraba el camino para anotar ni para frenar el torrente ofensivo de los hombres de negro.

La esperanza de la remontada se diluyó pronto. El arranque de orgullo de los Heat se quedó ahí. Llegaron a ponerse a 13 puntos, pero los Spurs no estaban dispuestos a alargar más de lo necesario estas Finales. Volvieron a pisar el acelerador y el encuentro se quedó sin emoción, pendiente sólo de ver si la vergüenza torera de los Heat evitaba un ridículo mayúsculo.

El triunfo deja a los Spurs a un paso del anillo, el quinto de la generación dirigida por Popovich y liderada por Duncan. Una generación que lleva veinte años dando guerra y que tiene en Kawhi a su sucesor. El hombre que merece el MVP, pero que tendrá que refrendarlo el próximo domingo, el primer match ball de los Spurs para ser campeones.