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El año en prisión de Dani Alves: libros, cero incidentes y partidos en el polideportivo con compañeros de módulo

El juicio al futbolista brasileño por la presunta violación a una joven en una discoteca de Barcelona comenzará el próximo 5 de febrero

La Audiencia de Barcelona abre juicio oral contra Dani Alves por la agresión sexual a una joven en los baños de una discoteca

Alves, durante un partido EFE

Fueron 20 días los que trascurrieron desde que Dani Alves afirmó que no había pasado «nada» hasta que un juzgado decretó su ingreso en prisión provisional por la presunta violación que perpetró en la discoteca Sutton de Barcelona. Este sábado cumple un año entre rejas y se enfrenta a una condena de hasta más de una década, por la agresión sexual a una joven, la madrugada del 30 al 31 de diciembre de 2022.

Su primera noche como interno la pasó «muy afectado». Rechazó cenar, pero ante la insistencia de los funcionarios, aceptó unas piezas de fruta y un libro. Tras abandonar el módulo de ingresos, el Departamento de Justicia lo trasladó al penal de Brians 2 para garantizar su seguridad, evitando, entre otras, la zona de aseo colectiva, al contar ya con una celda individual. Una situación que se mantiene, según trasladan fuentes conocedoras a ABC, que precisan que el brasileño tiene «un comportamiento excelente –con cero incidentes–» y que «sólo sale al polideportivo con compañeros de su módulo». Dentro de unos días, el próximo 5 de febrero, se sentará en el banquillo de la Audiencia de Barcelona, ante el mismo tribunal que denegó su puesta en libertad a la espera de juicio, al considerar que existen «suficientes indicios» de la agresión denunciada.

Y es que, si pocas horas después del suceso que avanzó este diario, el futbolista apuntó que había pasado por el local, pero durante «poco rato» y que allí «no pasó nada», finalmente acabó explicando en sede judicial que sí había mantenido relaciones sexuales con la denunciante, de 23 años, pero que éstas habían sido «consentidas». Entre medias, varios cambios de versión. Primero negó conocer a la mujer, luego afirmó que ésta había entrado tras él al baño de la discoteca, y, finalmente, ante las pruebas de ADN recabadas por los Mossos, indicó que la joven le había realizado una felación. En abril, después de que los restos biológicos confirmasen la penetración, a petición propia, Alves volvió a declarar ante la instructora. Comparecencia en la que admitió por primera vez las relaciones e incluso apuntó a un «galanteo sexual» previo con la víctima.

Esta semana ha incluido una nueva variable a esa versión: la de encontrarse bajo los efectos del alcohol, lo que podría suponer una rebaja de pena –atenuante– en caso de ser condenado. A pesar de ello, su defensa, que ahora ejerce Inés Guardiola, reclamará su absolución. El futbolista, bajo el pretexto de ir «borracho» aquella noche, sostendrá que no era consciente de lo que hacía. Una versión que rechazan tanto la acusación particular como la Fiscalía que consideran que el brasileño agredió sexualmente a la mujer. El Ministerio público pide nueve años de cárcel para Alves, y la denunciante, doce.

Hasta su entrada en prisión, militaba en el Club Universidad Nacional de México, conocido como los Pumas, después de que en 2022 el Barcelona decidiera no ampliar su contrato.

En Pumas atravesó una etapa irregular y, tras su encarcelación, los mexicanos rescindieron su contrato de forma unilateral. Hasta entonces, la carrera de Alves había sido una de las más exitosas de la historia del fútbol profesional, como demuestra que sea el segundo jugador con más títulos en su palmarés, 43, sólo por detrás de Leo Messi, con el que compartió vestuario en la época dorada del Barça.

«El mejor lateral»

Alves fue el típico jugador brasileño formado en Bahía y reclutado por un equipo europeo con una buena red de ojeadores. En este caso, el Sevilla de Monchi, que lo fichó con apenas 20 años por menos de un millón de euros. Destacado lateral diestro, debutó en LaLiga en 2003 llamando enseguida la atención de los clubes más potentes. Fue el Barcelona el que finalmente lo fichó en 2008. Los 35,5 millones que pagó Laporta, que lo definió como «el mejor lateral del mundo», lo convirtieron en el segundo fichaje más caro de la historia del club hasta el momento.

Tras ocho años, se marchó a la Juventus de Turín, después militaría en el PSG, para regresar al Sao Paulo en 2019, ya en el declive de su carrera. A nivel de clubes lo ha ganado absolutamente todo y a nivel de selección también, salvo el Mundial con la absoluta de Brasil. Ahora, como preso común, ultima su estrategia de defensa.

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