Luiz Henrique y Rodri, protagonistas necesarios

Con 21 y 22 añitos, ambos jugadores necesitan los partidos y la paciencia que muchas veces nos se les pude conceder. Este gol fabricado por uno y marcado por el otro les va a venir muy bien y mejor aún, seguro, al equipo

Luiz Henrique, ante Lo Celso y Parejo, en el Betis - Villarreal ABC

No sé cuánto tiempo o cuántos partidos de continuidad necesita un futbolista para dar el salto de calidad y pasar de ser un proyecto, una mera promesa, a una realidad en la élite. ¿Un año? ¿Dos? ¿Cuarenta partidos? ¿Veinte? Es probable que los que saben ... de esto en profundidad me respondieran que cada persona es un mundo y, por consiguiente, cada futbolista es también un caso único en el proceso de evolución, desarrollo y maduración . Pero no por ello la pregunta deja de ser procedente cuando un equipo que está jugando al máximo nivel cuenta con este tipo de futbolistas con margen para ser, porque lo que no hay es tiempo y sí mucha prisa.

El gol de Rodri al Villarreal vale un potosí. Primero porque sirvió para ganar otro partido, el cuarto ya en esta Liga de cinco disputados, y además para vencer al Villarreal, que es una piedra de toque siempre durísima y particularmente un rival muy serio para el Betis, ya que se trata de un equipo parecido en la filosofía de su construcción pero con más dinero y con más futbolistas de cotización elevada que, sin embargo, no se despista ni se relaja ante el cuadro albiverde, como le pueda pasar al Real Madrid o al Barcelona en algún momento, porque sabe que en tal caso el equipo bético se lo come. El año pasado el Villarreal fue infranqueable en el Benito Villamarín y en esta nueva ocasión tuvo el conjunto amarillo las mejores ocasiones del partido, que no supo aprovechar o que algún local pudo frustrar in extremis. Así que el triunfo es valiosísimo, como los tres puntos que sirven para mantener al equipo de Manuel Pellegrini en la parte alta de la tabla clasificatoria y, sobre todo, en un nivel fantástico de rendimiento en este inicio de temporada, que se resume en seis partidos oficiales disputados para cinco victorias y una sola derrota, precisamente ante el vigente campeón de la Liga y de la Liga de Campeones. Se dice pronto.

Pase y gol

En este contexto, insisto, el tanto conseguido por el joven Rodri es de una importancia extrema, y ya no sólo por esto anterior, el valor de la victoria que definió, sino porque tanto al canterano como a quien le dio el pase, el brasileño Luiz Henrique, este gol les viene que ni al pelo para sentirse verdaderamente útiles y participantes de valía en la evolución de su equipo. Y vuelvo al principio: ¿cuánto tiempo o cuántos partidos de continuidad necesitan Rodri y Luiz Henrique para dar el salto de calidad que esperamos de ellos y convertirse en los futbolistas que parece que pueden ser? No lo sabemos. Es imposible saberlo. A veces la evolución es muy rápida y en otras ocasiones es lenta y requiere una paciencia que la alta competición no puede conceder. Porque la verdadera pregunta a todos esto no es ninguna de las anteriores, sino si el Betis tiene el tiempo necesario o puede dar los partidos necesarios a estos futbolistas para que puedan tener la confianza que les hace falta para expresarse en plenitud sobre el terreno de juego y ser los futbolistas importantes que dejan entrever a cuentagotas. Protagonizar la jugada del gol decisivo de este encuentro, tan difícil siempre para el Betis por la entidad del contrario, y que sea cuando esto aún está empezando a rodar, y me refiero a la temporada, les viene muy bien a los dos muchachos. El extremeño, Rodri, tiene 22 añitos; el brasileño, Luiz Henrique, tiene 21. El primero no terminó de enchufarse la temporada pasada, tuvo algún momento de brillo para después jugar a ratos, sin adquirir mayor protagonismo. El segundo acaba de llegar del otro lado del mundo, con buenos avales, y tiene todo por demostrar y diría que aprender, pues esta competición no tiene nada que ver con la que él conocía, como está comprobando en estos primeros partidos en los que está tomando parte. Ambos jugaban ante el Villarreal con más ganas que acierto, con más tesón que confianza. El canterano, que ha brillado más en la selección sub 21 que con el primer equipo bético en los últimos tiempos, necesita jugar y no es fácil que Pellegrini pueda darle la continuidad que necesita. Viendo su desempeño en los partidos anteriores y en los primeros minutos de este mismo choque, uno pensaba que el de Talayuela era carne de cesión. Que estaba pidiendo a gritos la posibilidad de irse a otro sitio de menos presión para poder tener la continuidad que necesita para poder abordar la competición mayor con más aire. Luiz Henrique, por su parte, parecía cortocircuitado en los partidos anteriores. Teníamos muchas ganas de verle y, sin embargo, esperando un extremo brasileño hábil y difícil de parar, nos encontramos con un tipo espigado que parece tener fundamentos, pero que necesita adaptarse a este fútbol de mayor presión y en el que hay que hacer las cosas a otra velocidad para poder salir adelante: controlar y ejecutar, tomar decisiones, desbordar o pasar. Se le ve sobre el césped un poco perdido, con escasa capacidad para reaccionar como es necesario, y sin poder salir airoso de un uno contra uno, que ya me dirá usted qué tipo de extremo puede ser el que no se va nunca del marcador en regate o en velocidad.

La importancia de la personalidad

Uno y otro, sin embargo, han demostrado personalidad, y esto tiene mucho valor. Probablemente sea lo que sus mayores, desde Pellegrini a Cordón , han visto en ellos y lo que les empuja a confiar en ellos y a jugársela con ellos. Tanto Rodri como Luiz Henrique quieren progresar rápido y quieren aportar. Los dos, aunque no hayan terminado de salirles las cosas, piden el balón todo el tiempo y lo intentan siempre, y no hay nada mejor para acelerar su aprendizaje y la adaptación el modelo de competición. De pronto, Luiz Henrique se saca un pase al segundo palo y ahí aparece Rodri, a la espalda de la defensa, para cruzar el remate y hacerle gol a un Gerónimo Rulli de quien no quiero dejar de decir que tuvo un instinto feísimo en ese choque con Borja Iglesias en el que trató de golpear al gallego con todo lo que tuviera a mano. El gol es para uno y otro, no tengo duda, como un bálsamo necesario contra la ansiedad, o contra el exceso de responsabilidad. Porque a estas alturas, y dadas las circunstancias, lo que necesitan Luiz Henrique y Rodri no es ya que Pellegrini les dé una oportunidad, sino demostrarse a sí mismos que pueden ser útiles y ayudar al equipo para seguir mereciendo más confianza del entrenador. La continuidad, tan necesaria, también hay que ganársela, y no valen los detallitos, sino que hace falta algo más.

Luiz Henrique se ve un futbolista listo sobre el terreno de juego y apostaría cualquier cosa a que él ya sabe perfectamente cuál es la situación: tiene que ir haciendo las cosas más rápido, tiene que desenvolverse sobre el campo a otra velocidad, y la tiene que ganar pronto, pero sin prisa. También sabe, seguro, que mientras ese camino se recorre, hay cosas que puede hacer para responder a su fichaje y a su alineación, que no está lejos de ser realmente competitivo en la Liga española. El pase de este gol que sirve para ganar a todo un Villarreal es para él mismo una reafirmación y le va a aportar tranquilidad y confianza. No hace falta decir que el tanto ha de ser igualmente importante para la autoestima de Rodri, que de pronto se siente protagonista, lo que tantas veces ha soñado, seguro.

Hay que ganarle al Villarreal. No es fácil. Yo habría firmado antes del partido el 1-0, claro que sí. Pero considerando este resultado una maravilla, por todo lo que supone, si me hubieran dado a elegir habría dicho que marcara Rodri a pase de Luiz Henrique o Luiz Henrique a pase de Rodri, porque necesitamos que estos dos futbolistas crezcan lo más rápidamente posible para equilibrar de nuevo el equipo y ganar la solidez que suele echarse en falta cuando hay movimientos en un bloque y, sobre todo, se registran incorporaciones de juventud, divino tesoro, que terminará siendo esa valiosa experiencia que, como se suele decir, «es un grado». Ganamos, que no es poco. Y lo hicimos con el protagonismo de dos chicos a los que necesitamos para mucho. Bienvenidos.

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