En cuarenta y dos días, Betis

De aquí al comienzo de la Liga nos quedan 42 días para disfrutar del reencuentro con el equipo de Pellegrini y seguir con atención su conformación definitiva, esperando cerrar una plantilla mejor, esto es un cañón

Treinta jugadores en el arranque

La semana pasada empezó la cuenta atrás. No para lanzar un cohete al espacio ni para volver al Domingo de Ramos o al pescaíto de la Feria. Faltan hoy 42 días para que el Betis se ponga en marcha en la Liga 2022- ... 23, cuya primera jornada se habrá inaugurado tres días antes y que el cuadro bético, con la visita del Elche al estadio Benito Villamarín, se encargará de cerrar en lunes por la noche.

Tenemos ganas. Tenemos muchas ganas de volver a ver en acción al equipo verdiblanco. Va a ser la tercera temporada de Manuel Pellegrini al frente de las operaciones y conociendo cómo procede al técnico chileno, con cabeza y buena planificación pero sobre todo con la sabiduría que le da aprovechar con su inteligencia toda la experiencia acumulada, podemos esperar un nuevo pasito adelante de su escuadra, que la campaña anterior, y parece ahora que fue hace un siglo, conquistó ya un título y a puntito estuvo de clasificarse para la Liga de Campeones, que en realidad es lo que marca la diferencia para un club a todos los niveles, tal y como se ha puesto el fútbol. El Betis tiene muy buena base, un equipo que funciona como tal y que está conformado además con futbolistas que se han identificado a la perfección con la entidad y con su afición y que han hecho la piña necesaria en el vestuario para ir todos juntos a por lo que sea. A mí me parece que esto es clave, lo que termina siendo decisivo. Entre un plantel con jugadores excelentes, incluso de primer nivel, que no acaba de cohesionarse porque aquellos no llegan a conectar para sentir de la misma forma la competición y los objetivos marcados, y otro con futbolistas de nivel algo inferior pero compenetrados, unidos y con el hambre que impulsa al sacrificio, servidor siempre se queda con este último. Un equipo con estas características siempre es más fiable, está más cerca de la hinchada y es más difícil que se haga acreedor de cualquier tipo de reproche. Y en este terreno, según lo veo yo, es en el que por fortuna (y por trabajo) se desenvuelve este Betis, que por otro lado no es, ni mucho menos, un grupo de machacas ni de segundones bien avenidos. El conjunto bético tiene mucha calidad, más que la mayoría de los rivales de la competición doméstica, y en este momento, que es el de terminar de conformar la plantilla, tenemos todos sus seguidores la tremenda ilusión de verlo completarse con nuevos fichajes que aporten más calidad aún y, sobre todo, tapen las carencias que el año pasado vimos que había.

Con Luiz Henrique

Sabemos ya que hoy empieza la pretemporada con sus nuevos compañeros el extremo brasileño Luiz Henrique . No voy a celebrar con alharacas su incorporación ni voy a hablar de lo bueno que es porque no voy a ir ahora, a estas alturas de la película, de repelente panenkita. No le he visto jugar en mi vida, Hulio. No sé si es bueno o malo y, por lo tanto, expectante estoy sobre lo que pueda aportar al Betis este joven del que tan buenas referencias nos llegan por todas partes. Soy escéptico siempre, que luego vienen los desengaños y, además, nunca sabe uno de quién se puede fiar. Recuerdo que hace veinticinco años, cuando el Betis estuvo interesado en fichar al magnífico delantero Roy Makaay, que aún jugaba en el Vitesse Arnhem, un supuesto experto en el fútbol internacional describió sus virtudes con todo lujo de detalles en una conexión telefónica con la que entró en un programa de radio que quien esto firma codirigía por entonces, en una emisora extinta. Parecía que nuestro especialista conocía a la perfección al ariete neerlandés, de toda la vida, como se suele decir, pero cuando nos había dicho hasta el número de pie que calzaba y la marca de camisas que le gustaba, mi compañero le hizo una última pregunta antes de despedirle: «Y una curiosidad, amigo, aunque es algo que no tiene importancia: ¿Makaay es blanco o negro?». Nuestro experto empezó a tartamudear y terminó diciendo algo así como «ahí me habéis pillado», porque en realidad no le había visto jugar ni una sola vez. Yo creo que nunca olvidaré aquella tarde de verano en la radio, en la que tuve que tirarme al suelo para evitar que se colara por los micrófonos el ataque de risa incontrolable que me dio, supongo que por no llorar. Ya por aquella época era poco dado yo a creerme lo que nos contaban de los extranjeros que llegaban a nuestro equipo, seguramente desde que comprobé que el «Puma» Rodríguez no se parecía en nada a Chiqui Beguiristáin, como nos habían prometido. Pero realmente es desde aquella anécdota con Makaay, y ha pasado un cuarto de siglo, que definitivamente no le tengo mucha fe a la mayoría de los gurús que nos cuentan las aventuras y desventuras de los foráneos que se incorporan a nuestra competición, por mucho que actualmente sí que es posible para cualquiera seguir las ligas del resto de países y estar al día de lo que se cuece en ellas y del talento que va surgiendo. Prefiero, con el permiso de unos y otros, esperar a ver con mis propios lo que nos viene y, por lo tanto, volviendo a Luiz Henrique, voy a esperar a verle en acción con adversarios de nivel para empezar a tener una opinión sobre su fichaje. No obstante, proceso todas esas referencias buenas que nos llegan y que sin duda me abren una nueva ilusión, como lo es ver otra vez en acción a Sergio Canales o a Nabil Fekir con la elástica verde, blanca y verde, que no es cosa baladí. Ya después llegará Luiz Felipe, que a este sí que le he visto y sé positivamente que es un central de nivel que normalmente va a mejorar las prestaciones del equipo en esta zona del campo.

Con mucha atención

Tendrá que llegar alguno más, cómo no, y eso va a alimentar nuestra curiosidad y las tertulias en las próximas semanas, que los fichajes, como las bicicletas, son para el verano. Me temo que nos va a acompañar en las próximas semanas el nombre de Dani Ceballos , que a mí particularmente no es que me seduzca mucho, y parece que hay gente empeñada en darnos sustos con perfiles como el de Isco, que no parece que sea precisamente de los que pueden encajar rápido y bien en el grupo ni en la economía de la entidad, esa que, nos dicen, está exigiendo también alguna venta que nos pone los pelos de punta, o al menos a mí, que me pongo malo cada vez que leo que William Carvalho se puede ir por cuatro perras y una cabra o que se ha recibido una oferta por Guido Rodríguez . El caso es que la puerta está abierta para entrar y para salir y en estos cuarenta y dos días habrá quien la cruce en uno y en otro sentido. Lo que está claro es que usted y yo estaremos siempre en el mismo sitio. Dentro. No salimos ni para tomar el aire. Los veremos salir, los veremos entrar. Y luego los veremos jugar. Ahora vienen los primeros entrenamientos y los detalles de los chicos de la cantera que buscarán su oportunidad. Quizá alguno de ellos consiga abrirse su espacio en el primer equipo. Otros acariciarán esa posibilidad, pero volverán al filial e incluso los habrá que desaparecerán de nuestra vida para siempre. Es el fútbol de verano, que continuará con los viajes, los amistosos, algún torneo y, finalmente, el partido con el Elche el Día de la Virgen, 15 de agosto, lunes, a las nueve y media de la noche. No podría haber mejor forma de cerrar mis vacaciones de verano. Y con una victoria que anule el síndrome postvacacional. No tengo duda. Cuarenta y dos días quedan. Empieza la cuenta atrás.

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