Betis

Humilde inconformismo

El Betis perdió en casa del campeón de todo por la mínima, mermado en el talento, con decisiones arbitrales en contra dudosas y terminando el choque jugando en el campo contrario; el Madrid fue mejor, pero no terminamos conformes, y esto es señal de que vamos por buen camino, más allá de alguna duda

Borja Iglesias y Vinicius pugnan por el balón durante el Real Madrid - Real Betis AFP

El reencuentro con la derrota nunca es agradable, pero no hay sitio menos malo para perder después de mucho tiempo que el estadio Santiago Bernabéu, que es la casa del vigente campeón de la Liga y de la Liga de Campeones, no lo olvidemos. Mientras ... no se demuestre lo contrario, el equipo de Carlo Ancelotti no sólo es el mejor equipo de España, que de hecho está al frente de la tabla después de cuatro jornadas que ha saldado con cuatro victorias, sino de toda Europa. Perder en Chamartín, pues, no es un drama, y menos cuando hace tanto tiempo, desde la competición anterior, que no conocía el Betis el amargo sabor que deja un partido oficial perdido.

Esto, por un lado. Por otro, y aquí se viene llorado, ojo, es una realidad que el Betis cayó por la mínima en el campo en obras del campeonísimo blanco, marcando un gol y manteniéndose vivo en el partido hasta el último minuto del mismo. No perdamos de vista esto. El choque terminó con el cuadro de Manuel Pellegrini jugando en el campo contrario y obligando a los locales al repliegue y a meterse en su área en un par de jugadas de posesiones largas de los verdiblancos que no terminaron con botín, en parte, porque José María Sánchez Martínez, el árbitro que le tocó en suerte al Betis para esta cita, más bien en desgracia, es malo como la carne de pescuezo, de estos que deambulan por la máxima categoría sin que nadie sepa explicarse muy bien por qué. Gato encerrado lo de este tipo, que gesticula más que un presentador de España Directo para justificar todas las decisiones que toma, que ya es mala señal. Digo esto porque la jugada que cerró el partido, esa en la que Borja Iglesias le ganó la posición a Courtois y fue arrollado por el guardameta madridista, bien podría haber merecido la sanción correspondiente, que no era otra que la del penalti, y ahí habría tenido una oportunidad pintiparada el cuadro albiverde para igualar el marcador ya sin tiempo para más. Me dirá cualquier fiel realista que tampoco el VAR vio nada en la jugada, pero me van a permitir mis amigos merengues que me parta el pecho con esto. Si el árbitro titular no pita un penalti en el Bernabéu en contra del Madrid en el último minuto de juego, ni el VAR ni el VOR ni el VIR es capaz de llevar la contraria salvo que la cosa haya sido de escándalo mayor, y no tengo claro que ni por esas. Mucho más fácil de pitar, y seguramente menos discutible, era el que cometió Carvajal sobre Fekir al principio del choque. Si a Sánchez Martínez le temblaron las canillas en esta jugada, qué no le temblaría en aquella otra del final entre Borja y el portero local.

Pero el Madrid fue mejor

Esto es así, como lo es, con todo lo dicho hasta aquí, que el Real Madrid fue superior y que su triunfo no es reprochable. Una cosa es que al Betis le privara el colegiado de disfrutar de dos penaltis, que no es poca cosa, y otra bien distinta que el equipo bético perdiera por culpa del árbitro, por muy malo que éste sea, que lo es. «Pero si nos hubiera concedido los dos penaltis habríamos ganado por 3-2, oiga, ¿qué memez es esa de que no perdimos por culpa del árbitro?», podría rebatirme usted. Y yo le diría que sí o que no. Por una parte, los penaltis no son goles, ya que se pueden fallar incluso contando con un lanzador tan eficaz como es el «Panda». Por otra, vaya usted a saber por qué derroteros habría transcurrido el choque de haber pitado lo lógico el ínclito Sánchez Martínez. No, que nadie cuente conmigo para la falacia. El Real Madrid fue mejor y no pasa nada por reconocerlo. Es más, creo que es útil entrar en este análisis.

No me dejó contento el partido. Digo, sí, que es el Bernabéu el escenario ideal para perder después de no conocer la derrota en meses, y digo que el Betis compitió, dio la cara, se mantuvo en el partido y lo acabó atacando, y generando una acción que pudo ser sancionada con penalti. En efecto. También subrayo que faltaba talento esencial en las filas verdiblancas, pues no estaba en el equipo uno de mis preferidos, William Carvalho, que ha empezado la temporada marcando diferencias, y supongo que nadie va a discutir la merma que supone en un compromiso de este nivel la baja de Fekir a los diez minutos de iniciarse el juego. Pero siendo todo esto cierto, incuestionable, también lo es que uno esperaba algo más en ataque de los del Ingeniero, pues en un campo grande y ante un rival que suele conceder más espacios que otros, lo normal es que un equipo en racha, con confianza y con la calidad objetiva del Betis, qué quieren que les diga, fuera un poquito más incisivo y más profundo de lo que fue el cuadro bético en esta ocasión, y eso sin que se le pueda reprochar nada a los futbolistas, que en mi opinión dieron todo lo que tenían.

Más en ataque

Aquí quería yo llegar. Esta última consideración es la que me dejó un poco mosca, hablando mal y pronto. El Betis marcó un gol en una buena combinación de dos jugadores de talla, como son Borja y Canales, pero a partir de ahí, la nada. Fue inofensivo, un quiero y no puedo durante muchos minutos, y podríamos entender que lo que hizo en el Bernabéu fue marcar límites. ¿Puede ser así? Lo veremos en los próximos compromisos, pero de entrada hay que reconocer que para ser más fuerte que la temporada pasada, que ha de ser el objetivo y la meta para este año, el equipo va a necesitar otra cosa, sobre todo, de dos de los futbolistas en los que el club ha decidido invertir dinero este verano. A Luiz Henrique le vimos fuera del ritmo español, con algún detalle, sí, pero no debe molestarse nadie si decimos con naturalidad que para ser útil tiene que ganar velocidad para todo. Willian José, por su parte, terminó la campaña anterior algo por debajo del nivel que había ofrecido al principio, diría incluso que desconectado, en apariencia, de la misión general del bloque, y en el rato que estuvo sobre el césped del Bernabéu no ofreció una versión más esperanzadora, la verdad.

Así como la actuación de Luiz Felipe da para pensar que el central italiano puede ser un verdadero refuerzo y mejorar las prestaciones defensivas del equipo, está por ver qué vamos a ser en ataque, y si vamos a echar de menos mucho, poco o nada la alternativa que suponía la profundidad de Héctor Bellerín y el as de la manga que en tantas ocasiones fue Tello para cambiar partidos más o menos atascados, que no es que el extremo catalán fuera santo de mi devoción, pero dio su juego y ayudó muchas veces en días en los que Borja estuvo bien sujeto y Juanmi no podía competir con marcadores mucho más fuertes e incluso más rápidos que él.

No tiene mayor relevancia la derrota en casa del campeón, por la mínima y manteniendo la tensión del choque hasta el final, ni mucho menos. Creo que hay que agarrarse a esto porque es una realidad que haríamos mal en no valorar en su justa medida. El Betis fue un digno rival para el Real Madrid, esto es así. Muchos amigos madridistas me han llamado para decirme cuánto les inquietó y les gustó el conjunto bético, no vayamos a perder la perspectiva. Pero tampoco dejemos de ser autocríticos y exigentes. Ahora mismo, antes que pensar en hitos o en metas, lo que necesitamos es descifrar el potencial del bloque y saber si estamos como el año pasado, que es lo que ha parecido en los primeros partidos, ante adversarios menores; un poco mejor, que sería lo suyo; o un poquito peor para ser menos competitivo con los mejores. Por ahora, con toda honradez lo escribo, tengo ciertas dudas razonables, que ojalá me puedan restregar por la cara dentro de unos meses, pero también una certeza: no estar conforme por haber perdido en casa de este Real Madrid significa que estamos en un buen camino.

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