Uno de los dos, condenado a la abstemia
De Burgos Bengoechea tiene personalidad, deja jugar y con él Betis y Sevilla ganan más que pierden casi en la misma proporción
Diego Carlos y Canales pugnan por un balón en el derbi liguero de esta temporada
En circunstancias normales, la renovación de Nabil Fekir por el Betis o el fichaje de «Tecatito» Corona por el Sevilla debieran protagonizar la previa de un nuevo derbi sevillano, pero los acontecimientos de Vallecas, con el torticero arbitraje de Muñiz Ruiz y Estrada Fernández, y ... la delicada designación de los colegiados para hoy (finalmente, De Burgos Bengoechea en el césped, con González González a cargo del VAR), han marcado las vísperas de un enfrentamiento que a su ya tradicional sobredosis de pasión une la peculiaridad de ser en eliminatoria copera y a partido único.
El Comité Técnico de Árbitros ha debido espulgar a fondo en las estadísticas del gremio para encontrar a un árbitro que, más allá de alguna discrepancia en un partido concreto, no despierte excesivos recelos en los contendientes. Tanto es así que el designado, el bilbaíno De Burgos, tenía cursillo uefa en Abu Dhabi este fin de semana y le han pegado un cambiazo de los que duelen. Ha sido razonable la decisión. El internacional tiene personalidad, deja jugar y con él los dos equipos ganan más que pierden casi en la misma proporción, o lo que es lo mismo, no se deja engatusar con las protestas y teatro de los jugadores, protege el espectáculo y no se le puede reprochar animadversión hacia uno de los protagonistas.
Si la disputa de la eliminatoria a partido único y en terreno propio alienta la condición de favorito del equipo de Pellegrini, las muchas bajas con que cuenta el Sevilla desde hace ya meses no desvirtúan las posibilidades de los de Lopetegui, acostumbrados a que el bloque contrarreste la ausencia de jugadores notables. Porque sin ellos y frente al segundo equipo más goleador de la Liga se presenta en el Villamarín el cuadro menos goleado. Un pulso apasionante.
La derrota bética en el partido liguero de la primera vuelta vino motivada por la despersonalización del equipo. A buen seguro que se aprendió la lección y hoy veremos más hambre de balón en los verdiblancos. Descarten un cambio sustancial en los sevillistas. Les va muy bien con su rollo. Sin corona y, ahora, con ella en la plantilla.
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