Betis - Valencia: La historia se escribe hoy

Diecisiete años son muchos esperando este día. Una generación entera de béticos ansiaba soñar como lo ha hecho esta noche, comerse hoy las uñas y volver a la Plaza Nueva. Pellegrini ha construido una temporada de ilusión que ha desempolvado las opciones de tocar la gloria. Sevilla será hoy una demostración del orgullo bético. Miles de seguidores por las calles celebrando que están a las puertas de algo grande de nuevo. De equiparar el tamaño de su masa social al logro deportivo. De cumplir deseos. De familia. Y de la ciudad a la grada para el partido más bonito del año.

Sobre el césped, más allá de la condición de favoritos o no, un diálogo futbolístico que se ha querido llevar al enfrentamiento dialéctivo como herramienta de motivación por parte de Bordalás con los suyos. Se autodefinen «broncos». El Betis querrá, como siempre, el balón. El Valencia presionará arriba con la solidez de su defensa de cinco. El partido se puede romper por cualquier lado. El plan es marcar primero. En Heliópolis están convencidos de que si lo logran la portería del Valencia será cada vez más grande. En los levantinos, que el gol a favor es un tesoro para encerrarse y salir a la contra, como el Elche el otro día. Planes de partido. Es normal, cada uno juega sus armas. Ganará el que meta más goles, simplemente. No hay más secretos para el deporte más popular del mundo.

No se esperan sorpresas ni ataques de entrenador por parte bética. Pellegrini ha consolidado un once fiable. Todo apunta a que será el de Anoeta, con Bravo en la portería y William Carvalho acompañando a Guido en la medular. En caso de que la almohada invite a variantes, sería en la banda derecha para pasar a Canales al centro. El Valencia cerrará puertas atrás con tres centrales, dos laterales largos y la esperanza en las carreras de Guedes. Un argumento puede ser doblar el lateral diestro con Thierry y Foulquier. Eso lo sabe Bordalás.

Es una final y cualquier detalle puede hacer saltar por los aires los planes de las pizarras, donde todo va a suceder hasta que ocurre o no. Ahí se ha hablado mucho de Fekir, de la protección del árbitro, del juego duro, del ritmo interrumpido. Muchos ojos mirando a lo que suceda con el talentoso francés del Betis, con la varita para hacer magia en un día así y con un carácter que querrán poner a prueba por parte del rival. A ver quién vence a quién en esa tensa batalla.

El premio de Europa está escondido en un título que llevaría a sobresaliente la temporada, más allá de que pudiera hasta mejorarse en LaLiga. El Betis se ha ganado estar en este día luchando por el metal tras un caminar intenso por la Copa. Y su gente se lo merece más que nadie. Atrás quedó el sufrimiento doloroso, bienvenidos los nervios y el cosquilleo de quienes pueden ser campeones. El sueño está vigente y a las 22.00 comenzará el reto para escribir en el día del libro la página más bella de la historia del club. El espíritu de 1935, 1977 y 2005 sigue presente. Es el Betis de esos tiempos, el que llevó a los suyos a la Plaza Nueva, el que regó de verde, blanco y verde las calles y el que explotó en felicidad el que lo espera todo de su equipo esta noche. La pelota dictará sentencia y la obra quedará escrita para la posteridad. Un curso así se merece el epílogo de un triunfo mayúsculo. La afición ya ha ganado porque ha hecho todo lo que podía hacer. Es el momento de asumir la responsabilidad, de levantar la mano y tomar la pluma, de escribir la historia de un club que tiene que ganar la Copa porque a Plaza Nueva hay que volver.