Cádiz - Betis
Un elefante en la habitación (0-0)
El Betis se conforma con un punto en Cádiz tras empezar bien y verse superado por el descontrol; Canales, expulsado
Cádiz - Betis: resumen, resultado y mejores jugadas
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Iniciar sesiónVigo, Valladolid y Cádiz. Dos puntos. Un balance muy pobre para un equipo que aspira a entrar en la Liga de Campeones. En Balaídos, José Zorrilla y Nuevo Mirandilla no es donde se ganan esos puestos, sino donde se pueden perder. De hecho, el Betis ... cae a la quinta plaza tras una tarde para olvidar, dejando atrás otra oportunidad de oro para entrar en el podio. Cierto es que estamos en la décima jornada y que poco se decide aún y que Fekir y Juanmi no están disponibles pero ha de atender a este problema Pellegrini. Un elefante en la habitación. La cuestión de la que nadie habla. La motivación ante rivales menores, el riesgo del escalón en la rotación. En los tres duelos hubo expulsados, cierto es que en Cádiz no incidió en el marcador puesto que Canales se marchó a los vestuarios en la penúltima acción del duelo, pero sí influye en el siguiente: nada menos que ante el Atlético. Empatar en Cádiz es una mala noticia para el Betis. Sobre todo porque en la lectura incluso se da por bueno visto lo visto sobre el campo con lo que apretó el conjunto local y las ocasiones que se repartieron, sobre todo cuando el partido ya se acercaba a su resolución. Antes hubo para los dos y si el Betis dejó vivo el marcador fue porque Willian José está preocupantemente lejos del nivel que ha de ofrecer para que el grupo no pierda eficacia cuando no está Borja y porque Mateu miró para otro lado ante un empujón de Arzamendia a Aitor. Pero, consignando eso, lo demás fue un duelo abierto, de igual a igual, entre un transatlántico de fútbol como el Betis y un grupo voluntarioso que aspira a la permanencia. Y considerar que los de Pellegrini han de jugar así, cara a cara con el Cádiz, es infravalorar a esta plantilla y a sus virtudes, empequeñecidas una vez más fuera del Villamarín por el empuje de quienes multiplican su motivación porque es pieza preciada un equipo que juguetea con la Champions pero que también ofrece facilidades de tal forma que no se supo en ocasiones quién era quién.
Y el problema latente está ahí, sin que nadie lo ataje. Cegados por los focos del espectáculo en el Villamarín, una garantía de puntos, el Betis de visita es otra cosa muy diferente. Obligado a proezas con diez o a resistir ante oponentes inferiores. Y con ese desgaste lleva mal camino para compaginar todos los deberes que tiene por delante. Hará bien el cuerpo técnico y la plantilla en atajar esta doble cara, esta permisividad en rodeo ajeno, esta exposición al daño. Porque lo que se está demostrando una y otra vez que el puesto en el que mejor rotan sus componentes es la portería. Con Rui Silva y Bravo turnándose en el santoral jornada tras jornada. No hay duda de que ambos juegan y han de tener su protagonismo pero si en Cádiz el chileno fue el mejor, no cabe duda de que hay algo que arreglar. Y al final, con su veteranía, anduvo hasta jugando con el cronómetro viendo el peligro y ayudando a atar al menos un punto porque los tres eran empresa ya improbable.
De haberse resuelto a los puntos el combate el árbitro alzaría el brazo cadista. Y eso que Willian José tuvo una para empujarla nada más empezar pero su ímpetu se tornó en precipitación y la mandó alto tras el tirazo de Guido. Miranda fue detectado como un filón para el ataque local. Aitor, tres cuartos de lo mismo. Ambos sufrieron. Al lateral diestro le hicieron un penalti ante el que Mateu sólo respondió su clásico «sigan, sigan». Un árbitro que presume de respetar el buen fútbol acaba siendo el preferido por los que más faltas hacen. Justo ahí se transformó el Cádiz y se hundió el Betis, que se entregaba a fogonazos del irregular Luiz Henrique y a las manos de Bravo. Otro tiro de Guido toca el larguero y Joaquín marca los tiempos pero no le da dirección a un cabezazo que se cantaba como gol. Se repetía luego la historia y el Betis ya intentaba coser lo que estaba roto, un partido en descontrol que le podía salir por cualquier lado y que, al menos, y ése es el problema, se tradujo en un punto.
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