El milagro del «Olivo mecánico»

Pero el Jaén Fútbol Sala solo cuenta con dicha estabilidad. Está muy lejos aún de los Inter, Barça o ElPozo. De hecho, su presupuesto, de unos 500.000 euros para toda la temporada, es unas diez veces inferior al de esos grandes clubes. De ahí que en su plantilla no cuente con jugadores que puedan ser considerados estrellas al nivel de los Ricardinho, Sergio Lozano, Batería o Miguelín. La plantilla jienense cuenta con muy buenos futbolistas, como han demostrado en la cita de Ciudad Real o en lo que se lleva de liga regular, pero que se encuentran lejos del aura de esos nombres y que incluso tienen que compaginar su carrera deportiva con otros oficios. El sueldo más alto ronda los 1.500 euros.Es el caso del jugador más valioso del torneo, el jienense José López. Un veterano de 33 años que ha vivido con el equipo amarillo momentos buenos como los ascensos, y no tan buenos como la travesía por la segunda nacional y la segunda, y que alterna sus partidos sobre el parqué con las clases de matemáticas que imparte en el Colegio Público Ramón Calatayud de Jaén. Uno de los héroes de la final frente al todopoderoso Barça atribuye el éxito de la hazaña copera a la unión y la mentalidad del vestuario: «Que hayamos venido a esta Copa de España de novatos y hayamos ganado es todo un ejemplo. Hemos demostrado que con trabajo, esfuerzo y confianza todo es posible».Son las señas de identidad del equipo que dirige Dani Rodríguez, también natural de Jaén, en el que solo hay un brasileño, Carlinhos, varios jugadores de la capital jienense, como el propio José López o el goleador Emilio Buendía, y otros que en su día, teniendo varias ofertas, decidieron confiar en este proyecto, como los porteros madrileños Prieto y Gonzalo, o los internacionales Fabián y Borja Blanco. La mayoría llegaron este verano tras el ascenso. «Me siento orgulloso por el equipo, por el club, y sobre todo por esos jugadores que decidieron apostar a principio de temporada por este equipo», agradecía el técnico tras levantar el título.

Ahora, con su hazaña en Ciudad Real, el equipo al que ya se empieza a denominar como «el olivo mecánico» se ha convertido en la gran esperanza del fútbol sala español, la alternativa a los tres grandes clubes que se repartían todos los títulos desde hacía varios años. Un soplo de aire fresco. «Hemos dado un vuelco al fútbol sala con este triunfo. Pasaremos a la Historia como algo grandioso», se felicitaba el MVP de la final. «Con los años nos daremos cuenta de lo que hemos conseguido. Esto es un sueño para nosotros», añadió el entrenador. Incluso el presidente de la LNFS, Javier Lozano, se rindió a la gesta protagonizada por el Jaén: «Es una lección tremenda, profundísima. Después de vivir en la fiebre del oro y el dinero fácil en el deporte de este país, la crísis es una oportunidad. El fútbol sala ha sabido adaptarse a la realidad . Y en vez de crecer desde poner la mano ha crecido desde el trabajo, y se ha visto que a través del trabajo se puede alcanzar la cima. A veces se tarda un poquito más, pero se puede conseguir el éxito a través del trabajo. Y esa es además una fórmula duradera».El siguiente objetivo del Jaén Paraíso Interior en lo que resta de temporada es mantener la cuarta plaza en la liga regular para encarar por primera vez en su historia los playoff por el título con la mayor ventaja posible. Y seguir soñando. Porque después de eliminar en un mismo torneo a ElPozo y al Barcelona, justo después de quitarle dos puntos en Liga al Inter Movistar, ya nada parece imposible.

De cara ya a próximas temporadas la intención del club es consolidar el proyecto para acercarse cada vez más a los grandes. Seguir incrementando el número de seguidores, con más partidos como la final de la Copa de España, que fue vista por casi un millón de espectadores en Teledeporte; pelear por más títulos, como hará en el comienzo de la próxima temporada en la Supercopa de España; y quizás encontrar un pabellón más moderno y más grande que La Salobreja, que con tan solo 1.400 localidades parece que se va a quedar pequeño, pues la marea amarilla ocupó más de 2.000 asientos de los 5.500 del Quijote Arena.