Bouhanni, entre el vendaval

Fue entrar a la parte final de la etapa y los mejores rodadores del pelotón se pusieron en cabeza. Fabian Cancellara y Tom Boonen, proféticos, lanzaron el aviso de que esto ya no era la etapa de la Vuelta a España sino una carretera cualquiera de una clásica flamenca.

Se sumaron el Tinkoff de Contador, el Sky de Froome y el BMC de Evans y Samuel Sánchez. Los líderes tuvieron unos kilómetros para darse por avisados y lo cierto es que la reacción fue certera. El pelotón se rompió en mil trozos y todos los cabezas de equipo estaban en la parte delantera. Salvo en otro arreón del Sky a diez kilómetros de meta, en el que Nairo Quintana se descolgó. [ Clasificación general de la Vuelta a España ]

En ese momento solo había unos 25 ciclistas en el primer grupo, y varios de ellos eran líderes de equipo, con lo que era difícil que consolidasen su ventaja. En los últimos kilómetros, con la ayuda de sus compañeros, el colombiano de Movistar volvió con sus rivales a un grupo cabecero en el que también estaban casi todos los esprinters de la carrera.

Bouhanni fue el primero en lanzarse en las calles de Albacete, con tanta potencia que parecía una victoria fácil. Pero en los últimos cincuenta metros, Matthews, que al inicio del sprint le había hasta perdido la rueda, empezó a pasarle por la izquierda. Bouhanni sintió amenazada su victoria y se tiró un poco más a la izquierda, taponando tanto la trayectoria de Matthews que el australiano hasta tuvo que dejar de dar pedaladas.

Los jueces revisaron la llegada pero mantuvieron la victoria de Bouhanni, perfecta metáfora del nerviosismo del pelotón en la parte final de la etapa. «Un final de locos», como decía el líder, Alejandro Valverde, tras la etapa, víspera del segundo final en alto de la carrera de mañana en Aramón Valdelinares.