Matthews se lleva todo y Contador asoma la cabeza

Matthews, una perla oceánica del Orica Greenedge –promete desde hace años: ya ganó en la Vuelta pasada y se llevó la dura etapa de Montecassino en el Giro vestido con la maglia rosa–, se aprovechó de un notable pero inocente Daniel Martin. Giampaolo Caruso atacó en los primeros metros de la cuesta, en el último kilómetro, y parecía que se iba a llevar la etapa hasta que Martin atacó. Matthews, algo más fuerte, le cogió la rueda y, cuando el irlandés capturó a Caruso, aprovechó para rebasarle.

Otro joven como Matthews, Lluís Más, fue el héroe escondido de la jornada. El ciclista del Caja Rural fue el último superviviente de la escapada, después de atacar en un puerto de tercera categoría a 70 kilómetros de meta. Así condenaba las opciones que tuviera de ganar la etapa, prácticamente nulas en cualquier caso, pero ganó el honor de vestirse el maillot de la montaña. Un poco después, igual de inane pero un poco menos heroico fue el ataque de Adam Hansen, cuando ya estaba capturado el ciclista catalán.

El destino de Hansen fue el mismo que el de Más: ser atrapado por un pelotón dispuesto a devorar la llegada a Arcos de la Frontera, llegada al sprint pero no llana. Una cuesta casi en meta vaticinaba problemas para los velocistas más puros, como Bouhanni, el ganador en San Fernando, que pese a todo dirigió a algunos compañeros a cazar a la escapada.

Giant-Shimano tomó el control del pelotón en los últimos kilómetros pensando en John Degenkolb, pero el final también se demostró demasiado duro para él. También para Bouhanni, que terminó en un meritorio octavo puesto, pero rodeado por hombres de la general: Purito (3º), Evans, Moreno, Froome, Urán, Samuel Sánchez, Gesink y, cerrando el grupo, Alberto Contador.

Valverde ha perdido siete segundos además del maillot rojo, una circunstancia extraña en un final afín a sus características. Lo ierto es que el murciano se vio implicado en una caída durante la etapa y eso pudo mermar su final. No tendrá mucho tiempo para recuperarse, porque los finales exigentes aparecen en el horizonte más próximo; por eso mismo Alberto Contador ha empezado a asomar la cabeza. Ya está aquí.