operación puerto
Lo que Lissavetzky no vio
Algunos ciclistas como Aitor Osa, Unai Osa o Mancebo se hacían pruebas en el CSD y se trataban con Eufemiano Fuentes
J. C. CARABIAS
La profusión refranera es prolija respecto a la capacidad humana de hacer dos cosas a la vez. Estar al plato y a las tajadas, nadar y guardar la ropa, leer y comer... Los descubrimientos que a diario ofrece el juicio de la operación Puerto desvelan ... que pactar con Dios y con el diablo es posible al mismo tiempo. Hubo quien, con suma habilidad de palabra y obra, estuvo en misa y repicando. Había ciclistas que jugaban a la doble moral. Por un lado, realizaban pruebas de esfuerzo en la sede de la «policía», el centro médico del Consejo Superior de Deportes (CSD) del que dependían los controles antidopaje, y por otro, se ponían en manos de su eminencia Eufemiano Fuentes para mayor gloria de la congeladora «siberia» y las bolsas de sangre. En el sumario de la macro-operación contra el dopaje figura esta documentación en paralelo de Unai Osa, Aitor Osa y Francisco Mancebo durante los años 2002, 2003, 2004 y 2005, además de 2006, cuando la Guardia Civil procedió a las detenciones. Todos eran usuarios de los servicios del Centro de Medicina del Deporte, dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y clientes de Eufemiano, según los investigadores. Fue el detalle que escapó a la agudeza visual del anterior secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, bajo cuyo mandato se impulsó con valentía la operación Puerto.
Unai Osa declaró el pasado 12 de febrero junto a sus ex colegas del Liberty Isidro Nozal, Joseba Beloki y David Etxebarría. El año 2006 fue su primera temporada en el Liberty después de nueve cursos en la estructura del antiguo Banesto (que luego se ha llamado Islas Baleares -promocionado por Matas y Urdangarín-, Caisse d’Epargne y ahora Movistar). Osa testificó entre monosílabos o similares. «Desconozco», «no», «no sé». Llegó a tal punto su amnesia que no recordaba el nombre del médico, el mánager e incluso su propio equipo.
Poco le interesaba a Unai Osa rememorar que Eufemiano lo reconoció como paciente suyo el primer día del juicio y que la Guardia Civil lo identificó con el apodo «1A1» en las planificaciones deportivas y en las bolsas de sangre. También sabía, y no dijo, Unai que solía realizar en el CSD las pruebas de esfuerzo aeróbicas que solicita la Unión Ciclista Internacional (UCI) a principio de cada año. Estudios de ergoespirometría que el Centro de Medicina del Deporte remitía al médico del Baleares, Jesús Hoyos.
Unai acudió a la sede del Consejo Superior de Deportes el 16 de enero de 2003 para cumplir con la UCI. Los guardias civiles requisaron varios análisis del corredor (3-sep-2003, 9-ene-04, 17-marzo-04, 28-junio-04) en el laboratorio del hematólogo Merino Batres, Obélix en el clan de Eufemiano, acusado en el juicio y eximido por alzhéimer. También figura su calendario de 2002 con la simbología al uso del presunto plan de dopaje: círculos (EPO, según Manzano, Hamilton y demás), IG (factor de crecimiento), HM (hormona femenina), E (extracciones de sangre) o R (reinfusiones).
Lo mismo consta para Paco Mancebo. Toda la vida en el Banesto y cazado en la Puerto cuando cambió al AG2R en 2006. Pruebas de esfuerzo en 2004 en el CSD, planes de entrenamiento en manos de Eufemiano en 2004, análisis en el laboratorio de Merino en 2005, calendario de Eufemiano de presunto dopaje en 2005. A Mancebo lo retrató la Guardia Civil como «Goku», según la costumbre del ginecólogo de determinar el código de sus clientes por el apelativo de sus perros.
Y similar procedimiento para Aitor Osa. El ciclista vasco pasó reconocimiento en el Servicio de Fisiología del Esfuerzo del Consejo el 15 de enero de 2003. Y desde este centro, con el sello del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se remitieron los resultados a Jesús Hoyos, el médico oficial del equipo ciclista. En la carpeta de Aitor, la Guardia Civil presentó documentación del presunto programa de dopaje del año 2002 y, en el reverso, manuscrito por Eufemiano, el fichero de pagos: 4.760 euros hasta julio de 2002, expuesto en tres entregas (23 de enero, 27 de febrero y 17 de junio).
El primer mensaje que salió desde el CSD durante aquella primavera de 2006, la Puerto en su apogeo, fue: «Están la mayoría de los ciclistas conocidos, salvo Alejandro Valverde (Islas Baleares)». Valverde fue el único ciclista español sancionado (dos años, que ya ha cumplido). No fue en España, claro, sino en Italia y luego en el TAS.
Según consta en el sumario, la Guardia Civil informó al CSD de todo: «En fecha 28 de junio, el SECOMA entregó escrito con número 116 en el que se informaba de las infracciones administrativas observadas en el presente procedimiento y se solicitaba su traslado al Consejo Superior de Deportes como Autoridad Administrativa competente. En este escrito se mencionaba la implicación de directores deportivos y personal médico de distintos equipos que habrían contratado los servicios del grupo de Eufemiano Fuentes, ampliándose las identificaciones de personas relacionadas con los hechos».
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