Pistorius: «Reeva murió en mis brazos»

El velocista ha negado «enérgicamente» la acusación de asesinato premeditado durante la vista celebrada para determinar si se le concede la libertad bajo fianza que pide su abogado. «Nada puede estar más lejos de la verdad», ha explicado Pistorius, que no ha podido contener las lágrimas. El corredor paralímpico rompió a llorar en repetidas ocasiones durante la vista. Su padre, su hermana y su hermano se abrazaron en un corro junto a otros familiares entre sollozos y rezos cuando Pistorius fue conducido de nuevo a los calabozos.

Según la versión de Pistorius, en la víspera del Día de San Valentín él y Reeva iban a salir con unos amigos, pero decidieron quedarse a cenar en la casa de Pistorius en Pretoria. «Ella me dio un regalo por San Valentín y me dijo que lo abriera al día siguiente», ha explicado. Pistorius relató que su pareja se acostó esa noche y que él guardaba una pistola «9 mm» bajo la cama , porque había recibido «amenazas de muerte» en el pasado.

De repente, siempre según la versión de Pistorius, escuchó un ruido en el baño, pensó que se trataba de intrusos, se levantó porque tiene movilidad en los muñones, pero al no llevar sus prótesis se sintió «vulnerable». «Disparé un tiro a la puerta del baño y le grité a Reeva que llamara la Policía», indicó, al detallar que regresó a la cama, aunque no encontró en ella a su novia. Entonces se colocó sus prótesis, rompió la puerta del baño con una bate de crícket y accedió a la habitación, donde halló a su pareja aún «viva», a quien llevó a la planta baja de la casa para trasladarla al hospital. «Murió en mis brazos», ha sentenciado Pistorius.

La vista de este martes coincidió con el funeral de Steenkamp , una ceremonia privada que tuvo lugar en la ciudad meridional sudafricana de Port Elizabeth. «Estoy absolutamente mortificado por los acontecimientos y la devastadora pérdida de mi querida Reeva. No puedo soportar pensar en el sufrimiento que he causado a Reeva y su familia, sabiendo lo mucho que se amaban», ha añadido el atleta.

«No puedo descartar el asesinato premeditado, por lo que el acusado deberá ceñirse a la sección 6 (que lidia con los casos más graves, para la obtención de fianza)», afirmó el juez Desmond Nair durante la vista celebrada en la capital Pretoria.

De esta manera, las posibilidades de Pistorius de obtener la libertad bajo fianza se disipan, y el campeón paralímpico deberá ahora justificar «circunstancias extraordinarias» que le impidan permanecer en la cárcel hasta la celebración del juicio.

Su discapacidad podría ser una de las bazas de la defensa a la hora de justificar unas condiciones especiales para Pistorius.La defensa trató durante esta mañana de desmontar el caso de la Fiscalía, que sostiene que Oscar Pistorius mató premeditadamente a Reeva Steenkamp en su domicilio la víspera de San Valentín cuando la disparó a través de la puerta del cuarto de baño. El abogado defensor, Barry Roux, aseguró que se habían dado casos de «maridos que disparan a sus mujeres o a sus hijos por accidente».

Roux apuntó que no hay pruebas suficientes de que el campeón paralímpico supiera que era su novia quien estaba en aquella habitación, que podría incluso haberla confundido con un intruso, y que no existen indicios de que Pistorius hubiera premeditado el crimen.

El fiscal Gerrie Nel, no obstante, sostuvo que los disparos contra la puerta del cuarto de baño, donde se encontraba supuestamente la modelo Steenkamp, tenían la intención de causar la muerte a quien estuviera en el interior. Y sostuvo que el atleta se había puesto sus prótesis para perseguir a su novia.

A las afueras de la magistratura, un grupo de mujeres con pancartas con el lema «Pistorius, púdrete en la cárcel», celebraba la decisión del juez Nair de exigir circunstancias extraordinarias al atleta para evitar su ingreso en prisión.

La Policía detuvo a Pistorius este jueves en su residencia de Pretoria, tras encontrarle junto al cadáver de su novia Reeva Steenkamp, de 30 años, muerta por los disparos que salieron de una pistola registrada a su nombre, y permanece en un calabozo desde entonces.

El caso ha alcanzado una enorme repercusión internacional, con decenas de cadenas y diarios extranjeros que inundaron la magistratura de Pretoria dos horas antes de la vista. Al menos 200 periodistas trataron de acceder a la sala donde se celebraba la sesión, a la que solo pudieron acceder 60 reporteros.

El juez Nair advirtió a los cámaras de que solo podrían tomar imágenes antes o después de la vista, tras la publicación el pasado viernes de una foto de Pistorius llorando que contravino las órdenes del tribunal.