LIBROS
Juan Carlos Girauta: «Quien dice que todo es política aspira a controlarlo todo»
El columnista de ABC publica ‘Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos’ (Sekotia), un libro de combate intelectual en el que dibuja el mecanismo con el que la neo-izquierda ha vuelto a conquistar la hegemonía cultural
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLos lectores de ABC conocen bien a Juan Carlos Girauta. Tras su paso juvenil por el PSC y un intenso periodo en la política activa, como diputado de Ciudadanos (2016-2019), se ha volcado en el periodismo. En su columna sabe hurgar detrás de ... los decorados de la actualidad política y social para exponer las paradojas de los que defienden el ‘progreso’ con censuras y cancelaciones. Radical defensor del debate de ideas, acaba de publicar ‘Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos’ (Sekotia), una carta especialmente dedicada a los jóvenes que viven bajo un sistema educativo en demolición y desorientados en medio de la furia de las redes.
No hay muchas obras como esta , en la que queda dibujado el mecanismo de radicalización de algunas causas (cambio climático, feminismo, indigenismo, especismo...) que quienes han logrado la hegemonía utilizan para deslegitimar cualquier discrepancia.
¿Es un libro de combate intelectual para los tiempos de la guerra cultural?
Tiene razón. Combate intelectual inscrito en la guerra cultural. Expresión que no sé por qué algunos se empeñan en no entender. Desde luego, no tiene que ver con su origen en Alemania. Guerra cultural es la manera de definir esta situación de conflicto. Porque si a ti te declaran la guerra, estás en guerra.
¿Por qué se produce, desde su punto de vista?
Porque existe una hegemonía cultural que no es casual, que es el resultado de una campaña, una estrategia en muchos frentes, muy bien elaborada. Y de entrada está muy bien el mero hecho de tomar conciencia de que eso es así. Pero pediría un paso más. Está escrito pensando en los jóvenes: si quieres mantener tu integridad, tu dignidad, intenta juzgar las cuestiones, formarte las opiniones por ti mismo y no repitas consignas y no te dejes secuestrar emocionalmente. Esa es la idea.
Esa repulsión por el papel de lo emocional en los debates públicos define su libro. Y algo revolucionario hoy: pedir a los jóvenes que lean para pensar el mundo.
Ciertamente. Y eso no quiere decir que yo reivindique una política de tecnócratas o puramente racional. Estoy muy lejos de eso. Me dirijo a los jóvenes. Las pasiones están muy bien. Y los sentimientos, que de todas maneras no podremos evitar. Lo que yo critico y denuncio es el sentimentalismo como prácticamente única herramienta política. Porque con ese anzuelo tienes a la gente tan indignada, tan ofendida, tan poco dispuesta a atender a las razones, que consideran toda opinión contraria a la suya como una agresión.
«No creo que se tenga que integrar a nadie a las costumbres de otro. Lo que hay que hacer es respetar la ley»
¿Para deslegitimarlos?
Ni siquiera una opinión. Basta que alguien hable de quien se ha dicho que tiene una opinión distinta, eso ya se considera una ofensa y un acto de agresión, y se hace equivaler a la violencia. Esto configura un marco muy complicado y muy peligroso, que es el borrado paulatino de los principios fundamentales de la democracia liberal. Eso es lo que quiere preservar este libro. Este libro denuncia la hegemonía cultural de la neo-izquierda. Y se preguntarán: ¿propugna una recuperación de la hegemonía para la derecha, no? Pues no.
¿Qué propugna?
La defensa de unas reglas de juego, las únicas que legítimamente se pueden defender y que funcionan, que son las de la democracia liberal.
Denuncia que el ataque se produce en nombre de una «radicalidad democrática».
Es la radicalización de la democracia, la teoría que defiende Ernesto Laclau, un autor al que es necesario conocer. Bebe del marxismo, del discurso derridiano, de la deconstrucción. Pero no es muy sencillo.
¿Cuál fue su aportación?
Que la clavó en 1985. Anuncia o propone, o las dos cosas a la vez, que el concepto de clase social ya no funciona, eso les dice a los marxistas. Y se declara posmarxista. Toma de Gramsci el concepto de la hegemonía. Se pregunta: a partir de ahora, ¿cómo se puede construir la hegemonía? Lo que describe en su libro de 1985 coincide con el mosaico de causas fragmentarias que hoy tiene en la cabeza un ‘woke’.
¿Coincide del todo?
El ‘woke’ defiende una serie de causas; cree, por ejemplo, en la autodeterminación de género, y también en el catastrofismo climático y en el indigenismo a lo AMLO. El hecho de que el que compra una causa las compre todas es contraintuitivo. Su explicación no es sencilla. Pero está en Laclau. Que lo que está ocurriendo hoy coincida plenamente con lo que él previó y propuso, a mí me hace detenerme en él y explicar el mecanismo.
«Tenemos que plantarnos. Quien cancela no es demócrata. Quien revienta conferencias no es demócrata»
¿Por qué habla para el público joven?
Porque la élite intelectual y política no cambia y los jóvenes sí. Todavía están a tiempo de dar un giro. Yo lo viví de joven. De pronto una idea te apasiona y comprendes que tienes una responsabilidad social. En segundo lugar, porque son víctimas perfectas del sentimentalismo. El mecanismo no es nuevo. Un joven ofuscado y enardecido va a dejar de atender a razones. Y eso solo se pasa leyendo. Yo le doy consejos como me los daría a mí mismo si fuera ese joven, con lo que hoy sé.
¿Cuál es el error más común de este joven atrapado?
Le digo: oye, no te acabes de creer lo que te están contando en la clase. Pregúntate, en todo caso, por lo que ha sucedido en España este año con el currículum escolar que se deja de enseñar historia, pero se van a enseñar las categorías ideológicas que convienen a los dueños de la hegemonía cultural. Ideología incluso en las matemáticas. ¡Hasta en las matemáticas!
«Las únicas reglas del juego que se pueden defender y que funcionan son las de la democracia liberal»
Y cree que la juventud está en edad de rebelarse...
Le digo al joven: si tú crees que eres rebelde, detente un momento y mira lo que piensan los poderosos, porque resulta que tú reproduces exactamente su mensaje. Tú eres la punta de lanza de lo que los poderosos han diseñado. ¿No te da que pensar que tú, creyéndote rebelde, jovenzuelo, pienses exactamente lo mismo que nuestro gobierno o que las grandes empresas, según se traduce en su publicidad?, ¿no te da que pensar? ¿Dónde está la rebeldía? Puede que entiendas la rebeldía como estética. Perfecto. Maravilloso. Pero mientras tanto, lee.
Tampoco van sobrados de comprensión lectora según el índice Pisa...
Aunque seas un muchacho de 16 o 17 años, lee a los clásicos. Fíjate que no hablo de lecturas políticas. Empieza a preguntarte sobre la condición del hombre. Sobre la naturaleza de la existencia, de la vida, del mundo.
¿Es una batalla de ideas contra la cancelación?
Las ideas siguen siendo lo más importante. Quien consigue imponer sus ideas tiene el poder. Pero llamar ideas a lo que se ha impuesto desde 2015 es mucho decir, porque son consignas. Quieren soltar la consigna y que te calles. Se trata de venderte las zapatillas o el móvil diciendo que vas a salvar el planeta, sin echarte a reír, creyéndotelo de verdad. Es muy serio. Hay estadísticas que demuestran que los jóvenes no quieren tener hijos porque creen que el mundo se acaba. Quiero que el libro sea una herramienta. Recojo los ejemplos más significativos, más expresivos. Desvelo la teoría que hay detrás del esquema, insisto, contraintuitivo, de la estrategia y del modo de actuar de las hegemonías. Hay que pelear por la hegemonía. ¿Para que la hegemonía pase a la derecha? ¡No! Para que la hegemonía cultural la tengan quienes defienden la libertad de expresión, la presunción de inocencia, que la carga de la prueba recae sobre el que acusa, y el principio de igualdad ante la ley.
Las ideas siguen siendo lo más importante. Quien consigue imponer sus ideas tiene el poder»
¿Cuál es el mecanismo?
Es dictatorial, es un trágala, es contrario a la tradición democrática. Cuando la gente que no estamos en esa izquierda cede ante cualquier causa por mantener la concordia, amplían la causa a nuevos casos difícilmente aceptables. ¿Por qué? Porque lo que alimenta su máquina de hacer hegemonía es el antagonismo. El mecanismo es la ventana de Overton. Lo hemos visto en el paso del feminismo de segunda ola a la autodeterminación de género, que muchas feministas impugnan porque está borrando a la mujer. Camille Paglia, o Lidia Falcón, lo critican desde posiciones muy de izquierda. El avance en el antagonismo favorece a quien tiene la hegemonía. Si la hegemonía defendiera los postulados de la democracia liberal favorable a cualquier confrontación de ideas, cualquier avance siempre será legítimo y bueno para quien sea demócrata. Ese es el único combate que me interesa.
Lo que llama neo-izquierda no critica por ejemplo a China o Rusia en el ámbito climático, ni a los países islámicos por su persecución LGTBIQ+.
Una vez tú tienes esa máquina en marcha ya formas parte de ella. Te parece que contar según qué cosas no es muy decente. Que se lo cuenten a la somalí Ayaan Hirsi Ali, que sufrió ablación del clítoris, la quisieron matar, mataron a su socio. Ella ha puesto de manifiesto con nivel y elocuencia académica la contradicción de la multiculturalidad: hay peligro para las libertades de la mujer si aceptamos en Europa determinados comportamientos.
¿El multiculturalismo falla?
Personalmente no creo que se tenga que integrar a nadie a las costumbres de otro. Lo que hay que hacer es respetar la ley. ¿Cumples la ley? Si cumples la ley por mí puedes seguir tus costumbres. Será mucho más enriquecedor. Ahora, si tú empiezas a hacer excepciones o a ocultar el origen de los autores de determinados delitos... Nada que se base en ocultar la verdad puede conducir a nada bueno. ¿No podemos hablar porque te tildan de fascista, racista, machista, ‘terf’, negacionista? Hay que plantarse.
Todo es política, dicen. En su libro parece más bien que todo viene del debate cultural.
¿Qué entiende por política quien afirma que todo es política? Entiende un juego. Un juego binario y totalitario. Lo que te está diciendo el que te cuenta que todo es política es que él aspira a controlarlo todo con mecanismos. De aspecto político, pero que en todo caso pertenecen a la autocracia, a la tiranía, a la demagogia y a la simplificación del mundo.
¿En conclusión?
-Invito en este libro a entender el mecanismo, comprender que lo único que podemos hacer es plantarnos. Por supuesto seguiremos diciendo lo que queramos. Los demócratas debemos hacernos con el discurso hegemónico. Quien cancela no es demócrata. Quien revienta conferencias no es demócrata. Quien aprueba leyes con una desigualdad por razón de sexo no es demócrata.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete