música
Daniel Hope: «Las fórmulas electrónicas y los móviles eleva la intensidad de Vivaldi»
El violinista Daniel Hope interpreta en el Auditorio Nacional las «Cuatro Estaciones» de Vivaldi en la «recomposición» que de ellas ha hecho Max Richter desde un ángulo minimalista
ignacio serrano
Hacer una versión siempre conlleva cierta responsabilidad. Incluso puede ser arriesgado si la pieza es muy popular, un icono inmutable en el subconsciente colectivo. Si además hablamos no de versionar, sino de reescribir, y el original es nada menos que las Cuatro Estaciones, de Vivaldi ... , la tarea se antoja extremadamente complicada, casi imposible. Pero el tándem formado por el compositor Max Richter y el violinista Daniel Hope obró el milagro en 2012, editando un disco, The 4 Seasons: recomposed (DG), cuyo espectacular resultado borró de un plumazo la gran pregunta: ¿por qué? Ahora que se ha reeditado el álbum en formato «deluxe», Daniel Hope dará una serie de conciertos con dos escalas en nuestro país: el sábado 21 de junio en el Auditorio Nacional de Madrid (acompañado por el Ensemble de Cuerda de la Orquesta Nacional) y el 6 de agosto en Pollença (Mallorca).
¿Cómo calificaría el resultado de esta «recomposición»? ¿Sorprendente? ¿Modernista? ¿Revolucionario, quizá?
La primera palabra que se me ocurre es «respetuoso». Me gustaría subrayar esta cuestión, porque así de primeras, la sola idea suena casi fuera de lugar. Pero Max Richter ha hecho una aproximación extremadamente respetuosa. Ha tratado de hacer algo inspirador, basado en una deconstrucción tan inteligente como emocional. Este tratamiento es el que permite que el oyente pueda enamorarse de las Cuatro Estaciones pero encontrando nuevos matices y perspectivas que amplían el rango de sensaciones que se pueden experimentar cuando se escucha la obra.
«Vivaldi estuvo tan adelantado a su tiempo que amaría esta recomposición»Usted lleva décadas interpretando la pieza original, así que su opinión tiene total credibilidad.
Sí, la primera vez que la toqué tenía sólo ocho años, así que es como si formase parte de mi adn de violinista. Cuando se me ofreció este proyecto, en un primer momento, como es natural, fui escéptico. No estaba seguro de querer que algo así saliese adelante, ya no por dudas como intérprete, sino por las del público, que conoce la pieza original casi tan bien como yo, ya que la ha escuchado cientos de veces en películas , en anuncios, incluso en los hilos musicales de los centros comerciales. Podría haber sido una mala idea. Pero en cuanto escuché las primeras ideas de Richter me di cuenta de que en la partitura había descubierto pequeños tesoros ocultos, que no había buscado de forma obsesiva, sino que había dado con ellos de una forma muy natural. Todo me pareció tan coherente que, como amante de la pieza original, me sentí obligado a unirme al proyecto.
¿Se encontraron con algún tipo de oposición?
Sí, por supuesto. En cuanto el proyecto empezó a darse a conocer recibí opiniones muy suspicaces de gente que no veía la necesidad de hacer algo así. Pero todos esos escépticos cambiaban de opinión en cuanto tenía la oportunidad de explicarles nuestro enfoque, y quedaban entusiasmados al escuchar el resultado. Aunque, por supuesto, es imposible conseguir un consenso absoluto en torno a algo así.
¿Es fácil reflejar en directo la complejidad de esta recomposición?
En directo funciona aún mejor que en disco, porque la mayor virtud de la recomposición es que ha sabido profundizar en el intercambio de emociones entre los músicos y el público, que ya era extraordinario con la interpretación de la pieza original. El empleo de efectos digitales y electrónicos eleva los picos de intensidad de una forma increíble, que a mí particularmente me ha descubierto un nuevo mundo.
«La nueva era de la música clásica ya ha empezado y la última generación la está aceptando»¿Está interesado en investigar más las posibilidades del matrimonio entre la música clásica y la electrónica? ¿Cree que está a punto de abrirse una nueva era en ese sentido?
Sí, muy interesado. De hecho ya estoy pidiendo a varios compositores que escriban piezas que permitan fundir la música clásica con elementos electrónicos. Creo que ha llegado la hora de considerar todo esto con perspectiva de futuro, y la idea me resulta fascinante. Esa nueva era ya ha empezado, y la nueva generación de músicos está aceptando esta nuevo tiempo con total naturalidad.
La primera edición del disco recibió el premio iTunes a la mejor obra de música clásica contemporánea de 2012. Un galardón muy apropiado para un álbum que desprende modernidad, ¿no cree?
Absolutamente. No sólo porque iTunes es un símbolo de la modernidad, sino por el hecho de que es un formato que es utilizado mayoritariamente por oyentes muy jóvenes. Intuíamos que era un proyecto que podría interesar mucho a las nuevas generaciones de amantes de la música clásica, y fue una gran satisfacción comprobarlo: al terminar nuestros primeros conciertos, Max y yo firmábamos discos en el puesto de merchandising, y el noventa por ciento de la gente que venía eran menores de treinta años.
«The 4 Seasons: recomposed by Max Richter» se ha convertido también en una aplicación de móvil.
Sí, es muy excitante. La aplicación permite penetrar en las entrañas de la partitura original, comprender todo el proceso de popularización de la pieza a través de documentos históricos, y por supuesto ofrece vídeos que explican cómo ha sido el trabajo de recomposición que hemos planteado. El público puede comparar ambas versiones y aprender mucho.
Me llamó mucho la atención escuchar a Richter decir que se inspiró en el estilo del baterista John Bonham (Led Zeppelin) a la hora de recomponer el primer movimiento de «El Verano». No se puede ser más ecléctico…
«Hemos hecho una aplicación para móvil que permite penetrar en las entrañas de la partitura»Sí, y ese es uno de sus mayores aciertos, porque los músicos necesitamos el eclecticismo más que nunca. Vivimos en la era del eclecticismo, el mundo es ahora más diverso que nunca, y pretender que la música clásica esté al margen de este fenómeno es un error. La música debe reflejar algo de nuestras vidas, y si Max hubiese recompuesto las Cuatro Estaciones sin tener eso en cuenta, no habría servido para nada.
Max ha comentado alguna vez que descubrió ciertos patrones modulares en las estructuras de Vivaldi. ¿Algo similar al jazz modal de Miles Davis , quizá?
Sí, en cierto sentido. No me gusta comparar artistas, y menos cuando se trata de dos genios. Hay que tener mucho cuidado con eso. Pero en este caso no es tan inverosímil, porque ambos fueron los compositores más originales de su tiempo, en el sentido de llevar un estilo más allá de sus límites, con un método que tenía en cuenta las estructuras de repetición.
Seguro que se le ha pasado por la cabeza imaginarse qué pensaría Vivaldi de todo esto.
Sí, ¡ja, ja! Constantemente. Ese pensamiento está conmigo en cada nota que interpreto. Creo que Vivaldi estuvo tan adelantado a su tiempo que amaría esta recomposición, que estaría muy feliz al ver que trescientos años después está inspirando a los músicos para hacer cosas revolucionarias.
Daniel Hope: «Las fórmulas electrónicas y los móviles eleva la intensidad de Vivaldi»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete