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Rodrigo Fresán contra el fin de la literatura en «La parte inventada»
Rodrigo Fresán quería escribir «una gran novela» y lo ha conseguido. «La parte inventada» es una obra cargada de ambición que desmiente que la literatura esté en crisis

Algunos años atrás, presencié una conversación entre el escritor argentino Rodrigo Fresán y un puñado de jóvenes autores latinoamericanos en el marco de la cual Fresán fue cuestionado por su deseo explícito de escribir «una gran novela» . Años después, y en el contexto de una literatura latinoamericana deliberada y mayoritariamente «ingrávida», carente de peso y de ambición (también de trascendencia), aquella conversación adquiere el carácter de un momento importante ante la enorme ambición de La parte inventada .
Los siete temas capitales
Esta es la primera novela de Fresán desde El fondo del cielo , publicada en 2009. La obra tiene como protagonista a El Escritor, alguien que conoció cierto éxito algunos años atrás y que decide desaparecer . Su desaparición es considerada desde diferentes perspectivas que corresponden a las siete secciones del libro (las cuales, a su vez, responden a los que serían los «únicos» siete temas de la literatura según algunos ) y que dan cuenta de los intereses y las preocupaciones habituales de Fresán: una infancia frágil caracterizada por la soledad y la acechanza de un peligro inminente; la vocación como una decisión infantil (que El Escritor toma aquí cuando consigue librarse de morir ahogado); la familia como la caja de resonancia de los peligros del exterior más que como un refugio (en La parte inventada , unos Karma que parecen los antecedentes disparatados de los Mantra de la novela homónima de 2001); la literatura del siglo XIX como cumbre máxima y ejemplo a imitar; el azar; las vidas de los escritores como espejos deformantes; la necesidad de desaparecer , de dejarlo todo atrás; el interés por la ciencia ficción (que conecta este libro con El fondo del cielo ); la enfermedad; la memoria sentimental de discos y libros cuya significación es tanto estructural como subjetiva (y el homenaje a los maestros: Pink Floyd , Bob Dylan, The Kinks, John Irving , Kurt Vonnegut, William Burroughs, Francis Scott Fitzgerald ...); la amistad (que siempre se articula en torno a un interés común, a menudo literario, que condena a algunos y salva a otros); el amor; el final de la literatura .
Nada ligero, nada ingrávido. Una novela rabiosamente contemporánea
A pesar de esto último, en la novela hay u na vitalidad y una ambición extraordinarias que refutan el diagnóstico (recurrente en el libro) de que la literatura estaría viviendo su final: Fresán ha escrito una obra de una potencia tal que permite pensar que esta sobrevivirá (a las especulaciones editoriales, a la proliferación de textos y de autoridades que se produce en la red y a un tiempo cuyos autores parecen haberse resignado a la producción de seudoliteratura para seudolectores) si textos como este continúan siendo escritos .
Una novela excelsa
La parte inventada es una novela excelsa en la que se alternan una joven loca; la hermana de El Escritor, que afirma haber bebido la leche de una vaca verde y haber sido embarazada por su novio en coma; un joven que realiza un documental sobre la desaparición de El Escritor y desearía ser escritor él también para seducir a La Chica; un amigo de El Chico que escribió una obra genial y muere al escuchar un chiste de surrealistas ; un viejo amigo de El Escritor que, entre el arte y la vida, escoge la vida y a su hijo; el propio Escritor, que exhibe una libreta de apuntes que es como su propia vida: una sucesión de falsos comienzos y de argumentos inacabados. Nada ligero, nada ingrávido para aquellos lectores a los que la literatura interesa al tiempo que desalienta: una ambición decimonónica puesta al servicio de la escritura de una novela rabiosamente contemporánea .
Un nuevo ingrediente: una rabia y una resolución que faltaban en sus libros anteriores
La parte inventada ofrece al lector de Rodrigo Fresán lo que este espera y un poco má s: la acumulación de noticias dispersas; la digresión deliberada que determina que la narración avance mediante la sucesión de escollos; la superposición de elementos de la cultura pop y la alta literatura ; el humor melancólico; la prolepsis; el ensayismo literario como recurso narrativo (y nadie piensa la literatura estos días como Fresán), etcétera. A todos estos elementos, su nueva novela suma algo poco habitua l en la obra del escritor argentino radicado en Barcelona: una rabia y una resolución que faltaban en sus libros anteriores.
En La parte inventada (566 páginas) no hay nada innecesario ; su extensión es la que su autor requiere para hacer algo muy difícil en estos tiempos: demostrar que la literatura es aquello que convierte nuestra vida en algo más que una agotadora preparación para la muerte , en la única parte de ella que tiene «alguna estructura, alguna belleza» para algunos de nosotros.
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