FORO CULTURAL ABC
Julia Navarro: «Me obsesiona la lucha de los seres humanos contra las circunstancias»
La autora habla en el Palacio de Viana de «Dispara, yo ya estoy muerto» y de los avatares de sus personajes en una época convulsa de la historia

Novela de personajes. El sintagma se repitió ayer varias veces en el Palacio de Viana, en una sala abarrotada para oír hablar de letras y de cultura. Allí, la escritora Julia Navarro presentó su último libro «Dispara, yo ya estoy muerto», dentro del Foro Cultural de ABC, que patrocina la Fundación Cajasur y en el que además colabora Carburos Medica. Un abarrotado auditorio acudió a escuchar cómo la autora de varios libros de gran éxito editorial hablaba sobre su última obra en un fértil diálogo con el también escritor e historiador José Calvo Poyato, director del foro y articulista del periódico.
Julia Navarro comenzó recordando cómo era la primera vez que presentaba una de sus obras en Córdoba, algo que deseaba puesto que su padre, el también periodista Felipe Navarro «Yale», había nacido en la ciudad y se sentía unido a ella. La autora de «Dispara, yo ya estoy muerta» (publicada por Plaza & Janés) insistió en quitarse la etiqueta de la novela histórica. Su obra está situada en unas décadas a caballo entre los siglos XIX_y XX, pero lo que le interesa, dice, son los personajes y lo que les pasa.
«Siempre me ha obsesionado la lucha de los seres humanos contra las circunstancias», dijo sobre una obra que narra la relación entre dos grandes familias separadas por distintos grandes acontecimientos de esta etapa histórica. Eso desemboca en el conflicto de Oriente Medio, en el que las personas nacen condicionadas por la familia en que están.
Se refirió en primer lugar a su vocación literaria, en la que desembocó por casualidad, tras leer un obituario que terminaría en la redacción de «La hermandad de la Sábana Santa», su primera y exitosa novela. «Quería ser bailarina, pero fui periodista, y me fue bien; después no pensé ser escritora pero acabé siéndolo, de forma que parece que lo que hago por casualidad me sale bien», afirmó tras relatar cómo concibe su tarea como un trabajo, y ese trabajo le lleva entre ocho y diez horas diarias delante del ordenador.
Documentación
José Calvo Poyato hizo hincapié en varios aspectos que a él le interesaron de la novela, como el personaje de Samuel, «que puede despistar» por la ambivalencia y oscilación de su comportamiento. Es algo que la autora suele buscar. «Me gustan los personajes de carne y hueso, que no sean lineales. Los que son buenos pueden tener lados oscuros», afirmó.
La documentación y la ambientación histórica, pese a que insistió en que su intención no era la de reconstruir la época más allá de que sirviera de marco para los personajes, contaba la ventaja de su profesión de periodista, ejercida durante toda su vida. Por la novela aparece la historia del pueblo judío, y también el antisemitismo, constante en Europa durante siglos, y también algunos de los rasgos de la civilización musulmana. Se detuvo por ejemplo en la amplitud de la familia protagonista, algo que fue característico durante décadas de España y que se ha perdido. «Me parece un enriquecimiento que haya familias unidas tan extensas», afirmó.
En sus libros son importantes las ciudades, y en éste están algunas que tienen mucha personalidad: San Petersburgo, Londres, París y Jerusalén, sobre todo. «Me gusta hacerlo sobre ciudades que conozco bien, pero también vuelvo cuando estoy escribiendo la novela, porque tengo que mirarlas con otros ojos, que son los ojos que tendrían los personajes», afirmó.
A veces su relación no es placentera, como en el caso de Jersualén, por la que se siente «apasionada», pero también le crea el malestar y el dolor por toda la sangre que se ha vertido en su nombre a lo largo de muchos siglos.
A pesar de que su idea era hablar de la lucha contra las circunstancias, el libro cuenta un hecho trascendental todavía hoy: cómo las potencias vencedoras de la I Guerra Mundial se reparten Oriente Medio, que había pertenecido hasta entonces al ya desmembrado Imperio Otomano. Ahí está el origen del conflicto entre Israel y Palestina, cuando esta tierra queda casi deshabitada y los judíos empiezan a comprar las tierras a sus propietarios, «que en principio se las vendían encantados de la vida porque no las querían». La peripecia de los personajes y de sus familias acaba en 1948, precisamente el año en que crea el Estado de Israel, y lo hizo para no narrar los acontecimientos posteriores.
Aún así, su condición de periodista que había cubierto numerosos acontecimientos en la zona le llevó a hablar del tema, y no sin compromiso: «Creo que las cosas se hicieron mal, los judíos tuvieron suerte pero a los palestinos les faltó», afirmó, para después conceder que los países árabes rara vez les han ayudado. «Siempre les han utilizado, pero ayudarles lo han hecho poco», afirmó en su análisis.
Calvo Poyato y los lectores le llevaron más adelante por la trama y por la resolución de «Dispara, yo ya estoy muerto», que nadie quiso revelar. Para el escritor era un final que no suponía un giro efectista ni inesperado, pero que sí sorprendía de alguna forma, aunque fuera algo natural en la manera en la que se desenvolvían los acontecimientos. «Me gusta que haya un desenlace que haga pensar que las cosas no podían pasar de otra manera, como si el lector y yo llegáramos juntos al final», dijo.
Julia Navarro no olvidó un alegato contra la piratería cultural y las páginas de descarga gratuita de libros electrónicos, que contribuyen a la pérdida de puestos de trabajo, y no sólo perjudican al escritor. «Deberían ser más baratos, pero el IVA del 21% lo impide», aseveró la escritora.
Al confesar su origen cordobés alguien le preguntó cuando ambientará en la ciudad alguna obra. «Córdoba da para cientos de novelas, pero no sé si me atreveré», concluyó.
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