reportaje
Los entresijos de la «miniciudad» ferial
En los 320.000 metros cuadrados del recinto, se concentran buena parte de los servicios con los que suelen contar las urbes de tamaño medio como limpieza, transporte y seguridad
Los entresijos de la «miniciudad» ferial
ay una Feria de día y una de noche. Pero en la vida diaria del recinto de El Arenal también se esconde una realidad. Apartadas las horas de fiesta y afluencia de público con ganas de diversión, también existen multitud de personas, de oficios, que ... hacen que todo funcione adecuadamente. En los 320.000 metros cuadrados del recinto, se concentran buena parte de los servicios con los que suelen contar las urbes de tamaño medio como limpieza, transporte y seguridad. Médicos, policías o bomberos acuden diariamente a su puesto de trabajo entre barras, farolillos y gente de jarana.
Para ello, basta con observar el trasiego de actividad que el recinto registra entre las 07.00 y las 11.00 de la mañana de un día cualquiera. Es el momento en que la fiesta se apaga pero en el que muchas personas se ponen a trabajar para que todo vuelva a estar en las mejores condiciones. También para llevar, reponer y mantener todo tipo de servicios y suministros. El Arenal tiene calles y, además, no a la americana con números, sino con nombres: Mezquita, Judería, Alcázar, Corredera, Los Patios o Guadalquivir. Todas ellas tienen que estar perfectamente iluminadas por la noche con 38.900 lámparas.
Con 99 casetas, 75 atracciones y 196 puestos de tómbola y restauración; así como unas estimaciones de afluencia de más de 300.000 personas al día en las jornadas del fin de semana y en la pasada del miércoles, no es raro que varios concejales del Ayuntamiento hayan coincidido en afirmar que gestionar El Arenal es como montar toda una ciudad para nueve días. Que para los 365 días del año ya está la capital, con 328.841 habitantes.
Pequeña metrópoli
El Arenal puede ser contemplado como una pequeña metrópoli, que, como cualquier otra urbe, cuenta con su propio plan especial de tráfico, su propia terminal de autobuses -de la que cada día salen y llegan hasta 12 líneas de Aucorsa específicas- así como centenares de taxis que cada día hacen parada en la Feria. También cuenta con su propia «estación de ferrocarril», con tres trenes neumáticos diarios para los más mayores y pequeños. Como en cualquier ciudad, tampoco faltan los problemas de aparcamiento, a pesar del parking público habilitado en la margen derecha de la autovía. Por no faltar, no ha faltado ni el camión del butanero, que cada día ha acudido al recinto para suministrar un centenar de bombonas de gas.
Respecto a los servicios de limpieza y saneamiento, entre 80 y 90 operarios de Sadeco trabajan al día y circulan por el recinto con 29 vehículos. Este año han notado un sustancial incremento del 20 por ciento en material recogido, según apuntó la propia concejal de Fiestas y Tradiciones Populares, Amelia Caracuel. A eso hay que sumarle también varios equipos de bomberos. De igual manera, el recinto ha contado con su propia Comisaría conjunta de Policía Municipal y Nacional, situada al final de la calle del Infierno, con unos 280 agentes locales patrullando en los distintos turnos, y unos 600 nacionales, aunque en este último caso no siempre visibles. Algunos van de paisano.
Asimismo, frente a la caseta municipal, se encuentra el «centro de salud» de la Cruz Roja, que presta la atención sanitaria que necesitan los ciudadanos mediante un equipo conformado por entre 15 y 30 personas, según los días y turnos, como explicó Francisco Navarrete, uno de los encargados de este puesto de asistencia. Este año, además, ha duplicado el espacio con que contaba en el año 2012.
Puestos a tener, y como cualquier buena ciudad que se precie, El Arenal cuenta con su propio campo de fútbol -con dimensión de Primera pero juego de Segunda-, donde los cordobeses podrán ver mañana, domingo, jugar al Córdoba C.F. contra el Mirandés. Y, por desgracia para los menos jóvenes, también ha tenido su botellón, que aunque prohibido en el interior del recinto, es prácticamente imposible evitar en sus aledaños. Así que, salvando las distancias, casi lo único que falta de una ciudad son los colegios, aunque buenas son las facultades (en realidad, casetas) universitarias presentes. Este año están abiertas las de Veterinaria, Derecho y Ciencias.
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