PROCLAMACIÓN DE FELIPE VI

Dos proclamaciones distintas, una misma esperanza

Felipe VI tenía siete años cuando presenció la ceremonia de su padre, que ha tenido tantas similitudes como diferencias con la suya, 39 años después

Israel Viana - Actualizado: Guardado en: Casa Real

Siete años tenía el Felipe VI cuando presenció la proclamación de su padre, el 22 de noviembre de 1975. Una suerte que no tuvo Don Juan Carlos, pues su padre nunca llegó a reinar y la proclamación de su abuelo Alfonso XIII se produjo 36 años antes de que él naciera. Sin embrago, muchos son las semejanzas que encontramos, a pesar de los diferentes momentos históricos, entre las proclamaciones de los dos últimos Reyes de España. Proclamaciones con la unidad del país como bandera («una España en la que cabemos todos») y la sensación de que dos nuevas etapas se iniciaban en nuestra historia.

«Hace casi 40 años, desde esta tribuna, mi padre manifestó que quería ser Rey de todos los españoles. Y lo ha sido. Apeló a los valores defendidos por mi abuelo, el Conde Barcelona, y nos convocó a un gran proyecto de concordia nacional que ha dado lugar a los mejores años de nuestra historia contemporánea», recordaba Felipe VI al inicio de su discurso este jueves en el Congreso. Y efectivamente, Don Juan Carlos de Borbón ya apeló desde esa misma tribuna, en 1975, a la unidad y convivencia, por encima de las divisiones, que debía regir el reinado que iniciaba: «La institución que personifico integra a todos los españoles, y hoy, en esta hora trascendental, os convoco porque a todos nos incumbe por igual el deber de servir a España. Que todos entiendan con generosidad y altura de miras que nuestro futuro se basará en un efectivo consenso de concordia nacional».

[Lee el discurso completo de la proclamación de Juan Carlos I en 1975 aquí]

[Lee el discurso completo de la proclamación de Felipe VI aquí]

A nadie se le escapa que los momentos eran diferentes. Don Juan Carlos , tras la abdicación de Alfonso XIII con la instauración de la Segunda República, y después de casi 40 años de régimen franquista, llegaba a su proclamación en momentos de gran incertidumbre, sin que muchos de los allí presentes sospecharan que, en realidad, estaban a punto de vivir el primer paso del restablecimiento de la democracia, además de la restauración monárquica en España casi medio siglo después. Don Felipe, aunque llegaba al Congreso de los diputados como el primer Rey nombrado en esta democracia, se le presentaban otros muchos e importantes retos a los que hacer frente.

Diferencias y semajanzas

Como detalle, ambas ceremonias se celebraron con dos horas de diferencia. Mientras la proclamación de Don Juan Carlos comenzó a las 12.30, la de Felipe VI lo hizo a las 10.30. Ambas, eso sí, tras una multitudinaria y emotiva acogida por parte del pueblo, durante el trayecto por las calles de Madrid. Miles de personas saludaron, tanto en 1975 como en 2014, a los nuevos Reyes en el camino hacia el Congreso, primero, y al Palacio Real, después.

Una vez dentro del Hemiciclo, el Felipe VI pronunció un discurso de 26 minutos de duración, en el que fue interrumpido cinco veces con aplausos, exactamente las mismas que su padre en 1975. Y en ambos, una de ellas se debió al recuerdo de sus respectivos progenitores y la labor que estos desempeñaron en favor de los españoles: uno desde el trono, en referencia a Juan Carlos I («quiero rendir un homenaje de gratitud y respeto hacia mi padre, el Rey Juan Carlos I. Un reinado excepcional que pasa hoy a formar parte de nuestra historia con un legado político extraordinario», ha dicho Don Felipe), y el otro desde el exilio, como es el caso de Don Juan («el cumplimiento del deber está por encima de cualquier otra circunstancia. Esta norma me la enseñó mi padre desde niño, y ha sido una constante de mi familia, que ha querido servir a España con todas sus fuerzas.», aseguró en 1975 Don Juan Carlos).

Algunas otras diferencias se han producido también entre ambas ceremonias. En la proclamación de Don Juan Carlos, dos días después de la muerte de Franco, el Rey juró sobre la Biblia, mientras que Felipe VI ha jurado cumplir los principios de la Constitución, no sobre la Biblia. Además, el proclamado Rey de España este jueves ha querido modernizar el acto, prescindiendo de los aspectos religiosos que sí tuvieron cabida en el acto de su padre, tales como la cruz y la misa posterior que se celebró después en la Iglesia de San Jerónimo. Otra muestra de renovación es el cambio del escudo de armas de Felipe VI, en el que el fondo pasa del azul al carmesí y se eliminan el yugo, las flechas y la cruz de San Andrés. Y, por último, una última diferencia, que se encuentra en el final del discurso de Felipe VI, que ha dado las gracias en los cuatro idiomas cooficiales.

«Nueva etapa» y «tiempo nuevo»

Pero más allá de las diferencias formales y temporales, lo cierto es que tanto Don Juan Carlos como Don Felipe transmitieron en sus discursos la sensación de que un nuevo periodo estaba a punto de inciarse. «Hoy comienza una nueva etapa de la historia de España. Esta etapa que hemos de recorrer juntos se inicia en la paz, el trabajo y la prosperidad, fruto del esfuerzo común y de la decidida voluntad colectiva», decía el Rey en 1975, de la misma forma que el actual Rey de España aseguraba: «Estas son, señorías, mis convicciones sobre la Corona que, desde hoy, encarno: una Monarquía renovada para un tiempo nuevo».

Casi cuarenta años de diferencia, dos proclamaciones distintas, pero una misma visión de futuro esperanzador… en 1975 y ahora.

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