Jaime Bayly
Relato de Jaime Bayly: El escritor que limpia inodoros
Yo no vivo de mis libros: las regalías son modestas. No vivo de la televisión: el salario es escuálido. Yo vivo de mi familia. Quiero decir: soy un mantenido por mi familia
Jaime Bayly
Yo no vivo de mis libros: las regalías son modestas. No vivo de la televisión: el salario es escuálido. Yo vivo de mi familia. Quiero decir: soy un mantenido por mi familia
Jaime Bayly
Por una parte, extraño a mi madre y me gustaría compartir la cena navideña con ella. Por otra parte, estoy peleado con tres de mis siete hermanos y me aterra encontrarme con ellos porque son de armas tomar y alguno, pasado de copas, o incluso sobrio, podría darme una trompada, un puñetazo
Jaime Bayly
El arte es eterno; el periodismo, efímero. El arte, si vuela alto, eleva a le gente, la enaltece, la enriquece; las noticias políticas la hunden en la desazón, la angustia y el pesimismo
Jaime Bayly
Mi esposa se enamoró de ella, fue un amor a primera vista, y la gata se enamoró de Silvia, y vivieron una bellísima historia de amor de la que fui testigo conmovido y agradecido
Jaime Bayly
En algún aeropuerto europeo, antes de volver a casa, mi hija me preguntó, mirándome a los ojos, hablándome en inglés: «¿Tú sigues enamorado de mi mamá?»
Jaime Bayly
Me esperaban en la puerta los dos gerentes más poderosos de la estación, ambos vestidos de negro, al pie de una camioneta negra, con chofer. Pensé que algo malo había ocurrido, que no me dejarían entrar a los estudios y me despedirían
Jaime Bayly
El problema es que el público, que hace veinte años, cuando el canal se fundó con una inversión millonaria, nos acompañaba con entusiasmo, se ha marchado a otra parte
Jaime Bayly
Como mi esposa me había pedido que no le mandase más dinero a ese argentino, preferí no decirle nada a ella, por temor a que se enfadase conmigo. Sin embargo, olvidé borrar los mensajes que intercambié con el argentino
Jaime Bayly
Si no voté por él en las dos presidenciales anteriores, menos lo haré ahora, cuando su candidatura me parece grotesca, esperpéntica
Jaime Bayly
Le he robado una década a la muerte. No es poca cosa. Debería estar contento o agradecido. No lo estoy. Estoy preocupado. Me preocupa seguir respirando sin advertir que ya estoy muerto. Me preocupa ser un muerto en vida
Jaime Bayly
En el afiebrado trance de escribir, en el empeño de hipnotizar al lector, he asaltado como un corsario todas las intimidades, he traicionado a quienes cayeron en la trampa de amarme y he revelado los secretos más sórdidos
Jaime Bayly
Súbdito de las órdenes que dicta mi estómago, que es un tirano gritón, me levanto, abro la refrigeradora al lado de la cama y dejo que mi apetito improvise y decida libremente por mí
Jaime Bayly
Llegaban desde el otro lado del mar noticias alentadoras de mi primera novela, recibía las transferencias bancarias por las regalías, de pronto parecía que sería por fin un escritor
Jaime Bayly
Ciento siete kilos, leí en la balanza, la otra tarde, desprovisto de ropa, reducido a un guiñapo. Quedé humillado, en silencio. Confirmé que me había convertido en un sujeto escandalosamente gordo. Tengo que bajar de peso, pensé, avergonzado
Jaime Bayly
No sé si estoy enamorándome también de él, pero cuando estoy a su lado me hace reír y me siento joven, y entonces creo que es una turbación de índole sentimental e intelectual la que me alborota cuando pienso en él
Jaime Bayly
A mi madre Dorita Lerner le regalo siempre un reloj en el día de su cumpleaños, que es el nueve de abril, el mismo día que cumple años el tío Waldo Barclays