Jaime Bayly
Relato de Jaime Bayly : Mi madre quiere dar un golpe
A mi madre Dorita Lerner le regalo siempre un reloj en el día de su cumpleaños, que es el nueve de abril, el mismo día que cumple años el tío Waldo Barclays
Jaime Bayly
A mi madre Dorita Lerner le regalo siempre un reloj en el día de su cumpleaños, que es el nueve de abril, el mismo día que cumple años el tío Waldo Barclays
Jaime Bayly
Soy a duras penas el sobreviviente de un naufragio, el soldado malherido que ha visto perecer a casi todo su regimiento, el charlatán que habla a viva voz en un estudio vacío, ante un público ausente
Jaime Bayly
Me asusta la posibilidad de que se vuelva alcohólica, pero no le digo nada, respeto su libertad
Jaime Bayly
A pesar de que detesto confundirme entre multitudes, depuse las hostilidades, capitulé sin honor y compré las entradas
Jaime Bayly
Peor que morir, que agonizar, que llorar de dolor, debe de ser que te torturen en una celda, siendo inocente. Por eso no he visitado Cuba, Venezuela, Nicaragua ni Bolivia, sin ir más lejos
Jaime Bayly
En Londres están una sobrina, una ahijada, un primo hermano y los huesos de mis antepasados
Jaime Bayly
Debo de ser el hombre más perezoso del mundo, piensa Barclays, sin un átomo de culpa, orgulloso de sí mismo
Jaime Bayly
Debería estar presentándome en la feria del libro de una ciudad lejana, exhibiéndome en ella, firmando ejemplares de mis novelas, fingiendo entusiasmo, pero estoy en casa, en la isla, en pijama, a seis horas en avión de aquella ciudad distante, melancólica
Jaime Bayly
Lo que más le gusta a Barclays, cuando visita una feria del libro, es hablar sin guion y sin leer un discurso, improvisando, patinando sobre la pista de hielo de sus ocurrencias y confidencias
Jaime Bayly
El conserje del hotel en Ámsterdam, David, todo un caballero, nos sugirió que visitásemos el barrio rojo por la tarde y no por la noche: -Hay mucha gente de noche y es peligroso -dijo.
Jaime Bayly
Era el 4 de julio, día de la independencia, y los patriotas, tan impacientes por salir de casa para vociferar su nacionalismo, tan recios para soportar sin quejarse un calor de cuarenta grados centígrados
Jaime Bayly
La esposa de Barclays está de viaje con sus padres, un viaje que había planeado tiempo atrás y que, para mala fortuna de Barclays, coincidió con la repentina ausencia del editor, la empleada, la nana del perro, el jardinero y el cuidador de aguas
Jaime Bayly
Después de pasar el día en la playa, leyendo poesía, bebiendo champaña, atendida por los camareros de un hotel cercano a su casa, Silvia Barclays dejó unas propinas generosas y se retiró manejando su camioneta azul de fabricación alemana, seis años de uso, treinta mil millas recorridas
Jaime Bayly
Cierta fama tardía, otoñal, persigue a Barclays en su periplo europeo. Personas que hablan la noble lengua española desean conocerlo, retratarse con él y darle regalos
Jaime Bayly
Barclays se pregunta si debe ser compasivo e indulgente con su amigo, si debe honrar una antigua amistad y enviarle más dinero, incluso si Angulo lo gasta en drogas
Jaime Bayly
Al escuchar tantas veces la palabra culpable, Donaldo seguramente pensó que el desgraciado coito con Estefanía fue el más culposo de toda su vida