Cellnex: «Tenemos que ver cómo impacta la IA en los más vulnerables»

-Más de una década dentro de la compañía y ha tratado temas medioambientales, ¿cómo ha cambiado la compañía en esta materia?

-Desde los inicios he tenido la suerte de estar liderando los temas de sostenibilidad. Hemos sido muy conscientes del impacto de nuestra actividad en el medioambiente y por ello ha pasado a formar parte de nuestra estrategia. Esto hace que se extienda a nuestros compromisos, a nuestra cadena de valor, a nuestros clientes y también a los proveedores. Es también un hecho que la sostenibilidad y el medioambiente hayan evolucionado en las compañías porque los inversores han integrado cada vez más los principios de inversión responsable en la toma de decisión. Esto hace que en las compañías aumentemos esa concienciación ambiental y se integre en los consejos de administración. Hemos pasado una fase de crecimiento, luego de integración y ahora estamos en una etapa de consolidación de esa sostenibilidad para ver qué aspectos son relevantes. Cobra mucha fuerza en estos momentos todo lo relacionado con derechos humanos, biodiversidad, capital natural, energía o la economía circular.

-¿Aprietan mucho los inversores?

-Sí. La mayoría de ellos ha integrado estos principios de responsabilidad sostenible en su toma de decisiones. Además, el nivel de pregunta cada vez es más detallado, exigente y, prácticamente lo hacen de forma semanal. Para mi, la verdad, es motivo de desarrollo profesional, porque permite actualizar nuestros propios planes de sostenibilidad y permite anticiparse porque te comparan con otras compañías.

-¿Y cómo puede ayudar una empresa de telecomunicaciones a la protección medioambiental?

-Nuestro modelo de negocio se basa en la compartición de infraestructuras y ese hecho ya es una gestión más eficiente de los recursos y una mejor integración en el entorno. Desplegado esto, también ayudamos a la protección ambiental a través de diferentes ejes: energía verde, reducción de emisiones e integración en el entorno. En este sentido, estamos desarrollando políticas de economía circular o de ecodiseño en todas las fases: desde la construcción hasta el mantenimiento. Yo creo que estos son los ejes más importantes o más relevantes que ayudan a minimizar el impacto ambiental y, especialmente, favorecen la gestión ambiental en una empresa como la nuestra.

-¿Qué pasa cuando se desmontan esas infraestructuras?

-La vida útil de nuestras infraestructuras es muy larga y varía en función del tipo de torre y de los materiales, pero suele ser superior a los 20 años y con un mantenimiento preventivo puede ser aún mayor y el ejemplo es Torrespaña. PEro el impacto no está tanto en el desmontaje, aunque nos aseguramos de que los residuos se valorizan y se gestionan en instalaciones adecuadas. Quizá el impacto más significativo está en las operaciones de diseño y, sobre todo, el análisis del ciclo de vida de estas. Trabajamos con planes de movilidad, de digitalización o buscamos la optimización de recursos y materiales para que su durabilidad sea más larga.

-En su plan director señalan que se apoyan en más de una decena de ODS, sorprende el 1. Como empresa de telecomunicaciones, ¿cómo se lucha contra la pobreza desde Cellnex?

-La discriminación tecnológica constituye una forma de pobreza y de exclusión social, porque privamos a parte de la ciudadanía de recursos esenciales para desarrollarse y generar riqueza. Eso va completamente vinculado o ligado al acceso de comunicaciones. Nosotros, conjuntamente con nuestros con nuestros clientes, estamos desarrollando soluciones tecnológicas basadas en infraestructuras conectadas y sostenibles para ayudar a una distribución más homogénea de los recursos, por ejemplo, de educación, de bienestar y de empleo. Además, también, estamos centrados en la reducción de las desigualdades.

-¿Estamos consiguiendo cerrar esa brecha?

-Me gustaría responder otra cosa, pero creo que aún estamos lejos de cerrarla. Hay muchos estudios que señalan que estamos logrando avances significativos, pero estamos bastante lejos para decir que la hemos cerrado. Tenemos que seguir invirtiendo en estructuras digitales para dotar de conectividad efectiva a zonas rurales, para facilitar el acceso a la tecnología de forma económica, para fomentar las competencias digitales y para empoderar a estas personas. Ahora tenemos un tema sobre la mesa, la inteligencia artificial, que tenemos que analizar y estar muy atentos a ver cómo impacta en los sectores más vulnerables. Esta tecnología nos puede ayudar mucho a reducir esa brecha, pero no podemos olvidar que la persona está en el medio y hay un largo camino por descubrir y aprender.

-Siempre que hablamos de sostenibilidad ponemos el foco en la palabra ESG y en esas tres letras. ¿Cuál es la más complicada de ellas?

-Depende un poco del momento y de la óptica sobre la que la miras, la analizas y la mides. Las tres tienen un impacto muy significativo en la compañía a largo plazo. Todo está entrelazado y hay un enfoque muy holístico donde la dimensión ambiental ya no solo es la reducción de emisiones. Hay otros factores como la huella del agua, la biodiversidad, el capital natural... La complejidad ha ido aumentando. En el caso de la S, muchas veces es intangible. Por último, la G está creciendo muy rápido y cada vez es más complicado gestionar las expectativas y las demandas de la comunidad inversora, del sector financiero y de los analistas, porque cada uno mide el rendimiento de las compañías con base en sus propios criterios. Esto hace muy difícil que podamos atender todas estas demandas.

-Comenta que es complicado, pero suelen recibir buenas puntuaciones en esta materia...

-En las tres estamos yendo en la buena línea y es una evolución sostenida en el tiempo. En la gobernanza, la clave está en que el compromiso de la alta dirección hace que los compromisos sean claros, transparentes y, sobre todo, creíbles. El Consejo de Administración cada vez dedica más tiempo a los aspectos sostenibles y a evaluar su buen funcionamiento. La remuneración de la alta dirección, también la del CEO, se ha vinculado a resultados relacionados con el buen funcionamiento y buena implantación del Plan Director de Sostenibilidad y a los objetivos de reducción de emisiones. Además, hacemos una buena comunicación de nuestros progresos. Todo esto junto con la transparencia es lo que se valora a nivel de gobierno y gobernanza y de ahí esas buenas calificaciones.

-¿Cuáles son los retos que les quedan por delante hasta final de la década?

-Quedan muchos todavía. Ahora la perspectiva es mucho más amplia: hay un enfoque social, económico y también de gobernanza. Además tienes que mirar los impactos que te vienen y los que tú generas en todos tus grupos de interés por lo que los retos son cada vez mayores. Nosotros, como compañía, tenemos que consolidar las estrategias que hemos definido y ver cómo evoluciona el contexto regulatorio y legislativo en torno al carbono; esto es común para todas las empresas. Otro tema importante y un reto impactante es que somos una empresa de infraestructuras y el cambio climático tendrá un efecto sobre nuestras infraestructuras y tenemos que estar preparados para ello.