«Soy optimista porque sé que tenemos más razón que un santo»

—¿Cuáles son las expectativas respecto a la concesión de la licencia? ¿Hay optimismo?

—Sí soy optimista, porque sé que tenemos más razón que un santo. Tenemos la razón moral. Vamos a seguir reclamando nuestros derechos y lucharemos hasta el final ante estas irregularidades.

—¿Cuál sería el escenario si la concesión no se renovase en algún momento? ¿Hay soluciones alternativas?

—Cualquier otra solución pasaría por los tribunales, y podemos estar toda la vida entre litigios. El club está preparado para ello.

—¿Cómo viven los socios esta situación de incertidumbre?

—Hay mucha preocupación. Tenemos 370 amarres, entre ellos el mío, y muchos socios que no saben qué pasará.

—¿Esta situación puede llegar a afectar al conjunto del municipio? ¿Habría incluso puestos de trabajo en juego?

—Desde luego que sí. Entre puestos de trabajo directos o indirectos, tenemos a unas cien personas dependientes del club. Seguramente seamos la única empresa de Altea que no ha planteado reducciones de plantilla y ahora corremos ese riesgo.

—¿Se vería afectado también el turismo?

—Sí. Alrededor del 40% de nuestra ocupación mensual es de transeúntes. Tenemos socios nacionales, muchos de ellos de Madrid y extranjeros que vienen cada año .

—¿Han recibido alguna respuesta directa de la conselleria? ¿Hay una postura oficial?

—Todo está en «stand-by» desde hace más de un año. Nadie mueve un dedo desde hace ya mucho tiempo. La situación de interinidad por la cercanía de las elecciones es un problema.

—¿Algún club náutico de la Comunidad tiene ahora mismo su situación aclarada?

—No. A día de hoy hay diez clubes afectados, pero las concesiones que todavía no han caducado, caducarán. Antes o después estaremos todos igual.

—¿Preparan algún tipo de movilización conjunta?

—La asociación de clubes náuticos va por su cuenta, y nosotros por la nuestra. Decidimos que lo mejor para Altea era separarse.

—¿A qué achaca este bloqueo?

—Hay una puja interna en la administración, una lucha entre técnicos y políticos. No solo no ha habido voluntad política, sino que ha habido evidente mala fe del Consell.

—¿No es el ejecutivo el primer interesado en solucionar algo que toca tan de lleno el turismo?

—El problema es el desconocimiento que hay al respecto. No es solo mala fe, ha habido resoluciones, promesas incumplidas. Muchas cosas que tendrían que haberse hecho y no se han hecho.