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El poeta Houellebecq
En su «Poesía» (Anagrama), Michel Houellebecq alterna el verso libre, el clásico y la prosa. De este modo heterogéneo construye un espejo sobre el que proyecta el malestar de nuestra época
jaime siles
Si el lirismo, desde sus orígenes, es un género abierto que escapa a casi toda definición, el de Houellebecq lo es todavía más porque mezcla elementos tan heterogéneos que ni se reducen a una forma de lenguaje ni a un único modo de dicción. ... Dominador, como pocos, de la preceptiva francesa más clásica, juega con las estrofas, las rimas, los ritmos y los metros , creando con ellos, más que un estilo, una especie de pastiche, en el que la autoironía y la autoparodia sirven de espejo sobre el que proyectar las disfunciones de nuestra cultura y el malestar de nuestra civilización.
Ficción emocional y lingüística a la vez, su poesía puede verse como un escenario sobre el que gravita todo un espíritu de época y, junto a él, la desolación del individuo , la angustia de la existencia y la irrealidad del yo.
Fósforos líricos
No es una obra que pueda gustar a los lectores habituales de poesía, acostumbrados a otros temas, tratamientos y modos de expresión. Pero esta desviación del paradigma es lo que singulariza su escritura. Los cuatro libros que constituyen Poesía –Sobrevivir, El sentido de la lucha, La búsqueda de la felicidad y Renacimiento– son muy unitarios tanto en sí como en su correlativa y solidaria reciprocidad: tanto que no dejan de ser distintas fases de un mismo libro articulado sobre el sentido –o la falta de sentido– del sufrimiento y del dolor: algo así como un grito elevado a partir de lo que su autor llama «un determinado nivel de conciencia» .
No es una obra que pueda gustar a los lectores habituales de poesía
Defensor de la métrica antigua y de la versificación entendida como «una poderosa herramienta de liberación de la vida interior» , la poesía no es para él «un trabajo», sino «una carga». Y el poeta le parece «un parásito sagrado» en el que la experiencia neurótica se confunde con la creativa y, ambas juntas, forman el crisol de la emoción.
Para Houellebecq, «toda gran pasión desemboca en el infinito» y, platónico confeso, cree «en la identidad entre lo Verdadero, lo Bello y lo Bueno». Lo que busca –y lo que le interesa– son los momentos de absoluta verdad, los de intensidad perceptiva máxima. Lo que él denomina sus «fósforos líricos» son eso: el amor en sus diversas metamorfosis.
El cielo se hace agua
Atraído por la sublime abstracción del paisaje, las posibilidades de lo fónico y la narratividad del poema en prosa, construye articulaciones de vocablos unidos por la rima, en las que, como en la realidad, todo se confunde y adquiere una dimensión que oscila entre lo trágico y lo gaseoso, lo descriptivo y lo confesional .
Los poemas de Houellebecq oscilan entre lo trágico y lo gaseoso
Cuando utiliza el verso libre sus poemas tienen desarrollo; cuando usa el verso clásico, el texto se autonomiza más y es una pieza cerrada en sí misma: un producto más que una reflexión. Lo más propiamente lírico de la poesía de Houellebecq es su recuerdo del mar allí «donde el cielo se convierte en agua» y el agua en memoria, facilitando que el dolor se diluya «entre las olas y la luz» .
Es en su libro La búsqueda de la felicidad donde más se hace presente la vivencia del vacío. Fragmentos de una vida , estos poemas lo son de nuestro tiempo histórico también.
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