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El Hércules enciende en Alcorcón todas las alarmas

El conjunto de Mandiá cae en Santo Domingo víctima de un monumental error defensivo al que fue incapaz de sobreponerse

I. J. MUÑOZ

A veces el fracaso se puede explicar a partir de un error esporádico. El problema es cuando el fallo se repite de forma sistemática. Entonces no cabe hablar de injusticia y mala suerte, sino de lógica. El Hércules cayó ayer en Alcorcón por tercera vez consecutiva desde que se inició la competición por una desafortunada jugada en la que el protagonista fue el guardameta Ismael Falcón , a quien se le escapó el balón en una falta de entendimiento con Cabrera . El esférico fue a parar a Oriol Riera , que plácidamente puso a los locales por delante cuando apenas se habían jugado 15 minutos de encuentro.

Fue esa la jugada determinante del partido, pero podría haber sido cualquier otra. Porque el Hércules sigue siendo un rival vulnerable e inocuo para sus opononentes. No hay línea que se salve de lo que se ha convertido en un fenomenal desbarajuste: desde el portero hasta la delantera, pasando por un centro del campo inexistente. Sólo Braulio escapa de la mediocridad imperante en un equipo que, a falta de mejores mimbres técnicos y con escaso trabajo físico y táctico, adolece de algo que es todavía más imperdonable: falta de carácter y liderazgo.

Así las cosas, Mandiá y sus hombres no podían más que salir de manos vacías de su visita a Santo Domingo . Paradójico que un equipo que el año pasado visitó ese mismo estadio para abordar un quimérico abordaje a la Primera División ayer saliera como colista y dando las gracias de no acabar goleado. Porque el conjunto dirigido por el alicantino Pepe Bordalás tuvo ocasiones de sobra para brindar a su ayer escasa afición una victoria de bulto. Tan sólo el cuarto de hora de inicio, con dos despistes en sendos balones a la espalda de la defensa amarilla, le puso en dificultad. Pero Braulio, bien en el desmarque aunque impreciso en la definición, no acertó a marcar. Tampoco lo hizo Fran Mérida, cuyo disparo se encontró con el pie de Manu Fernández. Pasado ese tiempo y con el resultado de cara, los locales sacaron provecho de las particulares condiciones de su terreno de juego y el apagón general del Hércules para manejar el partido.

Una batería de ocasiones

Hubo atisbo de reacción del equipo alicantino tras el descanso, pero fue un espejismo. Braulio, siempre él, fue quien más cerca del gol de la igualada estuvo. A partir de ahí, y gracias a la entrada de Fernando Morán para cortar de raíz el crecimiento de su rival, el Alcorcón tuvo barra libre de ocasiones para sentenciar de sobra. Hasta tres balones al palo en sólo un minuto estrellaron los locales mientras los jugadores del Hércules apenas articulaban dos pases seguidos. La de Portillo en el minuto 70, como excepción a otra deficiente actuación, fue la única acción calificable de oportunidad antes de que Kike y Oriol (minuto 70 y 74) hicieran cantar el gol en las gradas sin que incomprensiblemente el balón tocara la red. No hubo más partido a partir de ahí. Con un rival claudicado y el oficio habitual de los equipos de Bordalás, pasaron los minutos hasta el pitido final. El Hércules vuelve de Madrid con las manos vacías. Totalmente, porque tras tres partidos, su casillero de puntos refleja un significativo y contundente cero.

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