MASTERS 500 DE BASILEA
Federer, ídolo suizo
El hijo pródigo vuelve a casa entre algodones, ovaciones, homenajes y hasta un tren con su nombre

Levanta pasiones en todo el mundo. Es aclamado en cualquier parte del planeta. Y ahora, regresa a Basilea, su ciudad natal, para disfrute y honor de los suizos.
Elegido recientemente como la segunda personalidad más respetada del planeta -solo por detrás de Nelson Mandela-, Roger Federer se hace fotos con los niños de la escuela de tenis donde empezó a jugar, o con los recogepelotas para recordar que él fue uno de ellos o bautiza una locomotora con su nombre que, además, dona a la fundación del tenista, una parte de las ganancias.
El jugador se siente un privilegiado compitiendo en casa, y solo quiere seguir disfrutando del tenis , a pesar de los rumores de caída en picado que ha ido certificando esta temporada. Solo un título (Doha) y muchas decepciones que le han dejado en el número 4 de la clasificación ATP. Sin embargo, el suizo resta importancia a su situación y asegura que seguirá en una pista hasta que el cuerpo se lo permita . Y viendo las pocas lesiones que ha sufrido en su vida deportiva, es fácil que llegue a la última fecha que detallan los medios: 2013. Aunque no está muy seguro de que vaya a jugar la Copa Davis contra Estados Unidos ni que participe en los Juegos Olímpicos de Londres con Martina Hingis como compañera de dobles mixto.
«He tenido tiempo para descansar y ahora mi cuerpo está a punto para volver a las pistas. Estoy muy ilusionado por el torneo de Basilea . Aquí empiezo mi temporada indoor y con unos jugadores muy buenos», sentenció a un medio suizo.
No le interesa la confrontación entre Djokovic y Nadal, solo la ve desde fuera y cree que será muy emocionante el próximo año, cuando el serbio tenga tantos puntos por defender.
Volvió a su escuela de tenis y encandiló a todos. Salió a la pista a jugar la primera ronda contra Potito Starace (a quien derrotó por 7-6 (3) y 6-3) y la ovación que recibió duró varios minutos . Suiza tiene el chocolate, los relojes, el queso, los caramelos y, por encima de todos ellos, Roger Federer.
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