«Gracias por todo Faubert»
Si el equipo ya no se lo toma en serio, nada se le puede reprochar a una afición que también está pensando ya en la próxima temporada. ¿Será Florentino el presidente? ¿Vendrá Cristiano Ronaldo? ¿Y Cesc? ¿Fichará en caso de que Wenger se quede en ... Londres? Muchos interrogantes como para poder concentrarse únicamente en el fútbol.
Tras su derrota (y humillación) en el Bernabéu ante el Barcelona, que finiquitaba las opciones de los blancos de ganar la Liga, éstos no han conseguido puntuar ni en Valencia, ni en Villarreal, ni siquiera en casa ante el Mallorca. Esfumada la motivación que le daba aspirar al título, el equipo de Juande se ha quedado vacío.
Así, en estas últimas jornadas se han podido ver cosas como la flagrante "cabezadita" del francés Faubert en el banquillo de El Madrigal, o este mismo domingo, la ausencia de Guti de la convocatoria por la comunión (el sábado) de su hija. El Madrid de la pasión, el orgullo y la fe que perseguía al todopoderoso Barça se ha tornado en el Madrid que pasa de todo y cuyo único objetivo es que termine la competición.
En esta situación es normal que el público que acudió ayer a ver el partido ante el Mallorca optase por el humor (antes de marcharse con los primeros goles del Mallorca). Como lo hicieron los propietarios de una de las mejores pancartas que se han visto este año por los estadios españoles. "Gracias por todo Faubert" rezaba el trapito, con un derroche de ironía que define el estado de ánimo de una afición.
El francés, fichado en el mercado de invierno para reforzar la banda derecha del equipo, es uno de los mejores representantes de esa imagen de dejadez que transmite buena parte de la plantilla merengue. Llegó cedido, con la intención (se supone) de ganarse un hueco en el equipo para ganarse un contrato pero a estas alturas su bagaje es muy pobre. Ha jugado dos partidos, ambos como suplente. En total 60 minutos, 33 en casa y 27 fuera. Está claro que Juande nunca ha confiado en él y eso le ha sumido en el desánimo y en la desgana.
Y contra eso va la pancarta. No hay crueldad. No va contra la mayor o menor calidad de Faubert sino contra su falta de motivación, un pecado imperdonable cuando estás en uno de los mejores equipos del mundo, y que comparte con algunos de sus compañeros. Pese a su aparente simpleza, las cuatro palabras de la pancarta dicen eso y mucho más. Hablan también de la incompetencia de unos gestores que ficharon a un jugador para que, en 18 partidos, jugara tan sólo 60 minutos; resalta la falta de visión de un técnico que no es capaz de dar una oportunidad a los chicos de la cantera, siempre hambrientos de minutos, en un partido en el que no había nada en juego; y finalmente contrasta con las pancartas que se vieron en otro de los templos del fútbol europeo, San Siro, que despedía a un genio del fútbol: Maldini. Del "Grazie mile Maldini" al "Gracias por todo Faubert".
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete