«El teatro es la almendra de la profesión, el resto es técnica»

–¿Qué diferencias encuentra entre la televisión que se hace ahora y la que se hacía cuando usted empezó?

–Cuando yo empecé, la televisión estaba entrando en España y todo era muy precario y modesto, muy artesanal. Se grababan bloques muy grandes, de 30 minutos, lo cual era muy trabajoso. Sin embargo, podíamos hacerlo porque éramos actores y actrices que estábamos acostumbrados al teatro. Pero el oficio, al final, es uno: somos actores; y sólo hay que adaptarse a las técnicas.

–¿Por qué decide apuntarse a la aventura de «Águila Roja»?

–Acepté porque ya había trabajado con la misma productora en «Los Serrano» y aquí sabía que era una colaboración más corta. Me resulta más cómodo hacer televisión porque me permite trabajar esporádicamente. Además es enriquecedor porque trabajas con gente que ya conocías pero también con otras personas de diversas edades y con las que nunca habías coincidido.

–¿Se ha sentido cómoda en la serie?

–La verdad es que sí. Hay muy buen ambiente de trabajo , aunque sea una serie de tanto éxito que exija mucho esfuerzo. Sobre todo cuando rodábamos escenas de acción, con violencia, o en exteriores, que es la parte más dura y exigente por el frío que pasamos. En esos casos no sólo prima el texto a interpretar, sino todo lo que te rodea.

–¿Qué mantiene su ilusión por seguir trabajando?

–Este oficio no es como los demás. Es cierto que hago trabajos que me resultan más cómodos, papeles más breves... pero la ilusión la mantienes porque es un oficio mágico. Siempre pienso que cuando alguien quiere divertirse, muchas veces se disfraza, y eso es algo que nosotros tenemos cubierto desde que empezamos a trabajar.

–¿Le ha supuesto algún reto trabajar en una serie que está ambientada en otro tiempo?

–En eso no hay problema porque estamos acostumbrados a trabajar sobre otras épocas. Además, la forma de expresarnos –los textos–, nos la dan escrita. Por otro lado, en «Águila Roja» no se habla como se supone que se hablaba entonces. Lo más complejo, en todo caso, es adaptarse a las distintas situaciones que se dan.

–Tras tantos años de carrera, ¿ya se ha decidido: cine, teatro o televisión?

–La preferencia está clara porque el oficio es uno: el teatro, que es la almendra de la profesión. Lo otro es técnica y la más compleja se da en lo teatral. Los ensayos son un proceso más largo para trabajar los movimientos, las luces... Además es mucho más mágico que los otros; el público te manda energía y tú se la devuelves. El teatro es un hecho vivo e irrepetible.

–¿Qué consejos le daría a los actores y actrices que empiezan sus carreras?

–Ahora comienzan de otra manera. En mi generación, todos llegábamos desde el teatro y actualmente hay quien empieza desde la televisión o el cine. Creo que la gente joven debería tener una base teatral e ir conociendo la profesión poco a poco. Que no confundan la popularidad con lo que realmente puede llegar a ser la profesión. Para eso hay que tener un soporte sólido y no dejarse deslumbrar.

–¿Está preparando algún proyecto nuevo?

–Estoy trabajando en algunas cosas; entre ellas, en un montaje para teatro con textos antiguos castellanos.

–¿Se siente cómoda sin papeles protagonistas?

–No siempre se llega al protagonismo; a veces, ni de joven. Yo sí lo conseguí. Un papel protagonista exige muchísimo, sobre todo en el teatro, y por eso lo tengo aparcado. Los papeles más breves me permiten descansar. Igual que en la vida tienes que renunciar a muchas cosas, en esta profesión hay que resignarse a ciertas renuncias si lo que quieres es seguir trabajando.