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«Facebook busca la relación personal como quien se toma una caña con un amigo»

El estudio de arquitectos «ALT arquitectura» de Madrid se ha convertido en pocos meses en el más seguido del mundo en esta red social. Su responsable, el español Ángel Luis Tendero, nos da las claves del éxito

«Facebook busca la relación personal como quien se toma una caña con un amigo» ALT ARQUITECTURA

J.M.SÁNCHEZ

Su última entrada en su página de Facebook se dedicaba a la exitosa entrega de videojuegos «Assassin’s Creed». La anterior se destinó al enclave donde su estudio, Alt Arquitectura , desarrollará uno de sus proyectos. Y ya la anterior el Feng Shui. Publicaciones diversas y no todas dedicadas a su ámbito profesional se erigen como la clave del éxito para las empresas en las redes sociales para empresa.

Al margen de lo que pudieran pensar el resto de compañeros del sector, Ángel Luis Tendero, fundador de ALT Arquitectura, ha apostado por la red social Facebook para construir su marca personal. Entre la escuadra y el escalímetro se erige un caso de sorprendente éxito. Su perfil cuenta con más de 1,2 millones de fans, siendo este el estudio de arquitectura más seguido del planeta . Ni conocidos nombres como Zaha Hadid (trescientos mil seguidores), Joaquín Torres (ciento veinte mil), Oscar Niemeyer o Norman Foster le llegan a la altura del zapato en este ámbito. Se sitúa muy por encima de estos grandes del sector, alcanzando una notoriedad espectacular, sobre todo, en países de Suramérica.

El caso es que, cincelando al detalle su imagen digital, en un espacio muy corto de tiempo, el estudio dirigido por Tendero ha pasado de ser uno más de Madrid, afectado por la crisis del sector inmobiliario, a ser el estudio más seguido del mundo en esta red social, que cuenta con más de 1.300 millones de seguidores. «Desde hace tres años he orientado la comunicación y la difusión de mi trabajo a través de Facebook, solo con Facebook porque tengo mis recelos con Twitter», señala a este diario.

Con una masa de seguidores tan potente, uno podría pensar en las dificultades de gestionar todas las publicaciones. «Te conviertes en un medio de comunicación porque tienes un canal potente», dice. Por esta razón, él es consciente de la importancia de lo que uno teclea. «Siempre he intentado que los contenidos sean responsables desde el punto de vista ético y moral, eso sí creo que tengo que meterme en un tema de política me meteré, pero no tengo ninguna estrategia. Soy absolutamente natural y no pienso antes lo que voy a decir, soy muy espontáneo», agrega. Eso sí, lo que no se debe perder nunca -dice- es la educación, pero ser coloquial «es fundamental para las redes sociales».

La gente no le sigue porque en su perfil se hable de edificios y columnas. Que también, pero, de hecho, la mayoría de sus seguidores no son, ni por asomo, profesionales de este gremio. Su valor es contar historias que le suceden, desgranar pensamientos, trazar vivencias que, por qué no, resultan útiles o interesante a sus seguidores. «La espontaneidad [en redes sociales] es rentable y las cosas frescas tienen un rendimiento mayor que las cosas más serias y políticamente correctas. La gente es muy receptiva ante la naturalidad», recomienda.

«Consigues más seguidores si diversificas tu contenido. Hablo de arquitectura, de construcción, de viajes. Fundamentalmente de lo que se trata es de entender la esencia de una red social, que no tiene nada que ver con cualquier medio de comunicación, por lo que hay que saberse adaptar. Lo que Facebook busca es la relación personal como quien se toma una caña con un amigo», asegura. Puede que los usuarios decidan acceder a Facebook para seguir a sus novios, sus primos y familia, pero «no para seguir a empresas», reconoce.

¿Cuál es entonces la clave para generar un importante? «La única manera que funciona en Facebook es la cercanía y ser personal. La gente tiene que percibirte [como empresa] que haya una persona detrás La forma de distinguirse es por diferenciación. La mayoría de las empresas cometen el error de redirigir contenidos a sus webs», manifiesta. Sin embargo, de otras plataformas sociales no tiene igual opinión. «Twitter no me gusta, porque para mí , en general, supone el ejemplo de la cultura del pelotazo, trabajar poco, ganar dinero en poco tiempo», critica.

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