campaña en cárceles
Madagascar lucha contra la amenaza de una epidemia de peste bubónica
El país africano es el más castigado del mundo por esta enfermedad, que se dio por erradicada en el siglo XVII, pero se cobró 60 vidas en la isla en 2012
abc.es
El Comité Internacional de la Cruz Roja ha iniciado una campaña en Madagascar para hacer frente a la peste bubónica, ante el riesgo de que la enfermedad acabe alcanzando la categoría de epidemia. Aunque se dio por erradicada a partir del siglo XVII, tras provocar ... millones de muertes en toda Europa en la Edad Media, la peste bubónica aún constituye un grave problema sanitario en este país africano.
Desde 2009 se han registrado una media de 500 casos al año en Madagascar. En 2012 se convirtió en el país más afectado del mundo, con 256 casos y 60 muertes, según datos de la Organización Mundial para la Salud. La OMS trabaja con el Ministerio de Salud de la isla para desarrollar una política nacional que haga frente a la amenaza de epidemia.
Las cárceles, entornos donde las condiciones son especialmente precarias, son uno de los focos principales de propagación de la peste. En colaboración con las autoridades penitenciarias del país africano, los esfuerzos de Cruz Roja se centran en Antanimora , la principal prisión del país, situada en la capital, Antananarivo, con una población de 3 mil reclusos.
«La superpoblación crónica y las condiciones de falta de higiene en las prisiones pueden generar nuevos casos de la enfermedad», advierte Christoph Vogt, jefe de la delegación de Cruz Roja en Madagascar. «Es peligroso no solo para los presos sino también para la población en general».
«El control de las ratas es esencial para prevenir la plaga, porque los roedores propagan el bacilo a las pulgas, que pueden infectar a los humanos», detalla Vogt. Los familiares de un detenido pueden contraer la enfermedad durante una visita a la prisión. Y un preso puesto en libertad, que vuelve a su pueblo sin haber sido tratado, también puede propagar la enfermedad».
Con el apoyo técnico de Cruz Roja y el Instituto Pasteur, las autoridades penitenciarias proceden a desinfectar a reclusos y personal carcelario y aplican productos insecticidas en las celdas, además de distribuir productos de higiene y trampas para capturar roedores.
Expertos consultados por la BBC aseguran que erradicar la plaga pasaría por distribuir antibióticos para una detección precoz, pero lamentan que la falta de instalaciones, y la vergüenza que produce el reconocimiento de la enfermedad, compliquen los esfuerzos de organizaciones como Cruz Roja.
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