M.L. Funes: «La elegancia reside en la manera de ser, la cultura y la compostura, no sólo en unas prendas bien combinadas»

Vuitton , Gucci y Miu Miu , del grupo Prada . No están, aunque podrían, ante un escaparate de lujo. Son las marcas más importantes de la moda y el boato, de las que Funes ha formado parte como directiva. «Soy economista y he gestionado empresas de moda. He tenido que proyectar planes a 5 y 10 años, crear estrategias de expansión en Louis Vuitton, Gucci y MiuMiu, negociar alquileres de locales comerciales, contratar y despedir equipos, definir planes de medios o comprar colecciones por valor de millones de euros», narra ella misma. «Hay magia en muchas de las decisiones: la intuición y el gusto personal modifican mucho el resultado final en este sector», cuenta.

Y de esa experiencia personal, la actual editora de Montespiga que es una combinación de «buena formación, sensibilidad para la moda, idiomas, mundo y aguante para las embestidas: es un mundo excesivamente codiciado, donde la envidia está omnipresente», solo se deja impresionar por una persona en pijama y zapatillas: «Diane Keaton», elige. Un icono de esa elegancia en tantos ámbitos presente y a la vez tan escasa.

Joyas, «clave como dote y como regalo» en la Historia; zapatos: «el nuevo bolso, el accesorio que diferencia a cada mujer, con ese punto de fetichismo que tanto indica sobre la personalidad, la vida y el estado de ánimo de una mujer»; y otros tantos objetos «ligados a la existencia del ser humano, a sus sueños», son la materia prima de quien escribe por el placer de «contar historias» sobre «objetos a veces inalcanzables que ya simbolizaban en el Antiguo Egipto el poder o la ofrenda a los dioses».

Funes, «nómada» políglota que ha vivido en Los Ángeles, Washington, Boston, París, Milán, Londres, Estocolmo o Madrid, echa de menos «hábitos y personas de cada lugar», aunque suele «querer estar donde estoy», dice. Donde ha estado recientemente es frente a un montón de letras dando forma a «Estilo Letizia» (Ed. Planeta) , segundo libro que lleva su firma -fue coautora de «La Elegancia», para la Banca Privada del BBVA, y confiesa que ambas obras forman parte de sus objetos más preciados junto al resto de su biblioteca- y en el que define a la Reina como «icono de la elegancia en todo el mundo».

«Doña Letizia ha puesto de moda algunos estilismos tanto en España como en otros países. Ha recuperado el encaje español, las mangas tres cuartos, los peep-toes y otros detalles más que se explican en el libro . No han dudado en copiarla reinas y primeras damas de todo el mundo. Eso no ocurre todos los días», dice para explicar el adjetivo. Y esa elegancia la define «la manera de ser, la cultura y la compostura; Para vestir, basta conjugar con estilo una selección de buenas prendas y accesorios», sentencia.

En sus imprescindibles no pueden faltar «gafas de sol y foulard». «Tengo una verdadera colección, aunque siempre acabo poniéndome lo mismo», confiesa. Aunque para recibir regalos no lo pone fácil: «en cuestiones de ropa y accesorios, prefiero elegir yo. Tengo el colmillo retorcido con el tema»; o sí lo hace: «Pediría…una cámara de fotos más avanzada o una larga lista de libros interesantes», sugiere.

En el armario de un hombre, corbatas «una esclavitud necesaria. Por el momento», describe, pero sobre todo, «un blazer, una camisa azul claro y unos pantalones beige. Una combinación que saca de muchos apuros», sugiere. En su maleta personal, «lo que nos rodea, la arquitectura, la decoración…» que son, en su autorizada opinión, «a veces más importantes que lo que llevamos puesto: vivimos inmersos en espacios que nos condicionan».

Licenciada en economía por UCLA, MBA en la escuela francesa HEC y estudios en Harvard y Saint Martin’s, María Luisa Funes acumula experiencia en puestos de alta dirección en unas marcas sobreexpuestas a la piratería. «Coco Chanel, cuando retomó su empresa nada más y nada menos que a los 70 años de edad, se dio cuenta de que el hecho de que copien el estilo propio supone la consagración de una marca. A nivel empresarial, la copia pone en valor al original. El cliente de la copia no es el mismo que el de la marca. Aunque, qué duda cabe, la sobrexposición de logotipos daña la imagen y cansa visualmente al cliente. Se estima que el valor del mercado de las copias de moda está entorno a los 7.000 millones de euros, pero no creo que estos datos sean fidedignos. El número de marcas copiadas y el de falsificadores cambia permanentemente», analiza.

Sabe y narra en ABC todo a través de sus literarias probetas sobre un planeta en el que nada es imposible: «Yves Saint Laurent mezcló el rojo y el rosa con maestría. Y azul y verde, no muerde», dice, cromatizando la última de sus respuestas. En realidad la penúltima, pues esa potestad, la de contestar a la pregunta: «¿Cree usted que Laboratorio de Estilo es el Blog del Año en ABC ?», no le corresponde. Será el número de votos que aquí reciba , es decir, el soberano lector, quien lo determine.