El «WSJ» agita el fantasma de un repunte del «extremismo franquista» por la crisis
No tiene ambages en presentar la tesis de que la alta tasa de desempleo juvenil «ha dejado la puerta abierta» al radicalismo pasado de España
L. M. O. / E. M.
En portada de uno de los medios más prestigiosos y observados a diario del planeta nos desayunamos este lunes con el siguiente titular: «El legado de Franco agita España». El severo golpe a la imagen exterior de nuestro país se aliña en el ... artículo del «Wall Street Journal» firmado al alimón por dos periodistas, uno de ellos su corresponsal en Madrid, con un aperitivo de manifestaciones e incidentes que, según los dos autores, lleva a la conclusión de que entre los españoles se mantiene vivo el legado de Francisco Franco y el potencial extremista, que ha estallado en un momento -dice- de «profunda angustia económica».
El diario, que parecía haber relajado la espiral de artículos en contra de la dinámica de la crisis económica española , vuelve a disparar contra la línea de flotación externa de nuestro país, pese a que los índices macroeconómicos ya apuntan a la recuperación. El «WSJ» no levanta el pie y advierte que durante el pasado verano varios cargos políticos españoles publicaron en sus páginas personales (muros de Facebook, Twitter...) fotografías con banderas fascistas o alzando la mano como si de un saludo nazi se tratase. Como plato entrante, sirve una concentración puntual que se produjo en septiembre pasado, cuando un grupo ultraderechista asaltó un centro de Madrid el mismo día que se producían en Cataluña otros altercados provenientes de la extrema izquierda (algo que soslaya esta información). Según desgrana el diario, la catalana es una «región que fue reprimida por Franco y es ahora el hogar de un movimiento político en alza y en búsqueda de la independencia » y separación del resto de la nación. Así explica el rotativo estadounidense sin mayores cortapisas la intención de Artur Mas de convocar un referendo popular para consultar si la ciudadanía quiere escindirse de España.
Carga contra la pusilanimidad de los jueces
El artículo que no nos deja en muy buen lugar continúa aderezando su tesis con la «actitud pasiva del poder judicial de España» después de que un juez argentino solicitase el pasado 18 de septiembre el arresto de cuatro agentes de Seguridad españoles de la época franquista por presuntos crímenes de lesa humanidad; en concreto, se les acusaba de golpear a presos políticos durante el régimen. «Dos de los acusados están muertos , y los otros dos no han hecho comentarios», desliza el artículo. En alusión a la ley de amnistía de 1977, se dice literalmente que los jueces en nuestro país «han dejado los abusos franquistas en la impunidad en beneficio del mantenimiento de la transición pacífica del país hacia la democracia». No obstante, objeta que a algunos españoles les preocupa que no se encare el pasado autoritario de España - lo que se ha dado en llamar «el Pacto del Olvido»- y por ello considera que no se ha zanjado la cuestión, sino que « se ha dejado la puerta abierta al renacer del extremismo en una nueva generación devastada por años de crisis económica y un 50% de desempleo juvenil», condena el artículo.
Afirman al WSJ: «España es el único país donde se puede ser demócrata sin ser antifascista»Para más inri, el caso español queda retratado en estos términos: «En estos momentos de crisis y desilusión con la política», se da alas a los movimientos extremistas, «ya que ofrecen respuestas simples a problemas complejos», pone en boca de Jordi Rodríguez, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Navarra.
«Aumento espectacular de radicales en internet»
También añaden decalraciones de Esteban Ibarra , presidente del Movimiento contra la Intolerancia, para quien «España estaba experimentando su peor ola de extremismo de extrema derecha desde mediados de la década de 1990, durante una crisis económica y política anterior». En una revisión recientemente publicado en 2012, su organización ha sumado cientos de incidentes de extrema derecha . La mayoría son delitos menores como el graffiti o discriminación en el trabajo, aunque también se incluye un intento de incendio en una mezquita y el asesinato de un inmigrante de Guinea que tenía connotaciones racistas. «Además, se ha producido un espectacular aumento de la actividad extremista en internet , sitios web que son xenófobos, antisemitas , antiislamistas y anticatalanistas», pronunció Ibarra.
Controversia servida: fuentes de las que bebe el PP
El periódico financiero habla de cómo España adolece de estadísticas oficiales sobre los crímenes por odio. El Ministerio del Interior aporta que «si bien no hay una agencia dedicada exclusivamente a cifrar y a luchar contra los grupos extremistas, como sí lo hacen otros países, la Policía y las Fuerzas de Seguridad del Estado son los encargados de vigilar de cerca las acciones de los posibles alborotadores» y radicales.
No se olvida el artículo de explicar quién fue el jefe de Estado de 1939 a su muerte en 1975 y de señalar que fue el Parlamento nacional el que aprobó una ley de amnistía que «protegía a los funcionarios de la dictadura y de las personas involucradas en los crímenes de la guerra civil, incluidos los partidarios de las fuerzas antifranquistas». Las dos Españas se vertebran en el postre de esta infromación: « Muchos españoles que simpatizaban con Franco fueron absorbidos por el PP conservador , que comenzó a abrazar posiciones más centristas. Esto ha tenido el efecto de drenaje de la reserva potencial de miembros de los partidos de extrema derecha», pone en boca de analistas del estado político de España.
Donde «demócrata no es antifascista»
El grupo neofascista más grande de España, Alianza Nacional, tiene un núcleo de 300 miembros -minúsculos en comparación con los de Grecia Golden Dawn o el Frente Nacional de extrema derecha en Francia, ambos de los cuales han tenido los miembros elegidos para un cargo público-, pero «la absorción de la herencia franquista en la corriente política ha creado una serie de contradicciones que acosan España y el PP en la actualidad», rubrica el «WSJ» en su controvertido artículo. La polémica está servida cuando, además, añade (pese a la retirada masiva de estatuas y restos de simbología franquista desde 2007, con la preceptiva ley para iniciar su evacuación expeditiva) que los «monumentos a Franco y sus seguidores salpican el paisaje español». Escogen la aseveración de Rafael Escudero Alday, profesor de Derecho en la Universidad Carlos III de la capital, para aseverar que «España es el único país donde se puede ser demócrata sin ser antifascista».
«Pese a la ley de 2007, los monumentos a Franco salpican el paisaje español», dice el artículoPara el rotativo, quedó plasmada esta afirmación en «la reciente oleada de jóvenes activistas del PP que ofrecen homenajes fascistas». La presidenta de las Nuevas Generaciones del partido, Beatriz Jurado , censuró las manifestaciones como lamentables, dijo que se tomarían medidas disciplinarias y reprobó la actitud que nace de «tres o cuatro personas de una organización de más de 100.000 miembros». Durante la celebración de la Fiesta de la Hispanidad el pasado 12 de octubre, unos 300 «ultras» militantes de extrema derecha, se congregaron de nuevo en Barcelona al grito de «separatistas, terroristas» y «Esta es nuestra tierra y tenemos que defenderla», complementa esta información, en la que no hay rastro de los cánticos de la Diada del 11 de septiembre en la misma Ciudad Condal que protagonizó las reivindicaciones independendistas.
No apela a la tranquilidad del lector precisamente cuando se indica que «existe la preocupación de que los extremistas de derecha podrían incitar a una reacción violenta de la izquierda» . Como ejemplo, cita el artefacto explosivo que estalló en medio de la noche en el edificio municipal de la localidad de la pequeña localidad gallega de Beade, no mucho después de que su regidor revelase que mantenía un retrato de Franco y demás parafernalia de extrema derecha en su oficina del Consistorio. «Nadie resultó herido y nadie se ha hecho responsable», detalla.
Por último, a las opiniones de especialistas, jueces y politólogos, alimenta también con la de expertos de las Naciones Unidas que «critican la amnistía como demasiado indulgente». «La consecuencia de no reconocer estos crímenes es que ahora estamos viendo una generación de jóvenes que no conocen la verdad», adereza Emilio Silva , el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
El «WSJ» agita el fantasma de un repunte del «extremismo franquista» por la crisis
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